La dramática historia de cómo se rescató la cinta del camarógrafo que filmó su propia muerte
Leonardo Henrichsen es un camarógrafo argentino que registró su muerte durante el "Tanquetazo" de 1973. Mientras filmaba el asedio a La Moneda, grabó al uniformado que le disparó. Esta es la desconocida historia de cómo sobrevivió esa cinta.
“Entro a mi oficina y ahí estaba Gabriel, en la ventana mirando hacia abajo. Me dice ‘mire compañero, ahí acaban de matar a un periodista’”, recuerda Jorge Arrate.
El siguiente relato habla sobre cómo la cámara del fallecido Leonardo Henrichsen fue rescatada por un grupo de hombres que observaban desde una ventana. El registro que el argentino pudo capturar antes de su muerte delata a los militares que lo ultimaron esa mañana de junio, a pocas horas de iniciarse el "Tanquetazo".
Era temprano aquel 29 de junio de 1973, y las tropas del Regimiento N°2 de Blindados, comandadas por el Teniente Coronel Roberto Souper, acechaban las inmediaciones de La Moneda para realizar un Golpe de Estado al Gobierno de Salvador Allende. Desde el décimo piso de un edificio en Agustinas y Morandé, Eduardo Labarca filmaba para el noticiario de Chile Films.
También lo acompañaba Gabriel Gacitúa, miembro del Grupo de Amigos Personales, GAP, -como se le conocía al dispositivo de seguridad de la Presidencia-. Desde allí vieron un camión militar que se detuvo en la esquina.
“Bajó un oficial del camión y le dio un balazo (a Henrichsen). El señor empezó a doblarse pero no soltaba la filmadora. El periodista herido seguía filmando y el militar le dio otro balazo y mandó a un soldado a que le quitara la máquina” escribió Gabriel Gacitúa en sus memorias inéditas que realizó en los primeros años de su exilio en México.
Posteriormente, el uniformado que se acercó al cuerpo de Henrichsen cortó el cable del sistema de batería y corrió con la máquina unos metros. Levantó una tapa de alcantarilla y tiró la filmadora portátil marca Eclair. Puso la tapa, subió al camión y huyeron. Todo esto, mientras Gacitúa y Labarca observaban atónitos este acontecimiento desde la terraza.
Henrichsen se encontraba en Santiago, como enviado por la cadena estatal sueca SVT, registrando e informando sobre las distintas jornadas de protestas que se realizaban durante 1973. Eduardo Labarca, quien ahora es periodista y escritor, recuerda que esa cámara se convirtió en una suerte de tesoro para él. Quería bajar a recuperarla, pero la calle todavía estaba asediada de militares, hasta bien entrada la tarde.
Los escoltas compartieron el sentimiento de Labarca y le prometieron que apenas iban a rescatar la cámara apenas se pueda. No sin antes comentarle la situación a su jefe. El vicepresidente de Codelco en ese entonces, Jorge Arrate, desde su oficina observó el punto donde había caído Henrichsen, y también donde los militares habían ocultado la cámara. "Él cayó afuera del Banco Central, en calle Agustinas. Ahora existe una placa conmemorativa allí", agrega Arrate.
Ese día, Gabriel Gacitúa y un grupo de compañeros bajaron por el ascensor del edificio. Como pudieron, tomaron un auto de la escolta y lo pusieron sobre la rejilla del alcantarillado. Esto, con el fin de que los militares no pudiesen encontrar la cámara en caso de volver.
Operación Rescate
"En la tarde, cuando ya terminó el intento de Golpe, fuimos con Gabriel y otros compañeros a buscarla. Nos estacionamos al lado de la alcantarilla, echamos la cámara al portamaletas del auto y nos fuimos contra el tránsito por Morandé hasta la puerta lateral de La Moneda", cuenta Arrate.
La sangre de Henrichsen aún estaba pegada al asa de la cámara. Este acontecimiento está también relatado en la autobiografía de Jorge Arrate, titulada Con viento a favor. Sin embargo, el excandidato presidencial reconoce que no contaba con el detalle que registró Gabriel Gacitúa en sus memorias. Gacitúa falleció en 2017 por causas naturales, pero su versión de ese día no había sido revelada hasta hoy.
Gacitúa y Arrate entraron por Morandé 80 para entregarle la cámara que habían recuperado. Aún no sabían que en ella estaba registrado el instante en que el cabo Héctor Bustamante apuntó su rifle Garand que acabó con la vida del argentino. Salvador Allende recibió la cámara y se la entregó a Augusto Olivares, director de Televisión Nacional en ese entonces, para que revelara la película que habían rescatado.
Labarca, en las oficinas de Chile Films le contó a su director, Eduardo "Coco" Paredes, sobre lo que había visto. Ambos temían que la cámara fuera requisada por el Ejército para investigar la muerte de Henrichsen y se perdieran esos registros.
A la mañana siguiente, Labarca y Paredes llegaron a la Casa Presidencial de Tomás Moro, donde los estaban esperando con los últimos registros de Henrichsen. "Olivares le pasó la cámara a Eduardo Paredes y ahí mismo me la entregó a mí", cuenta Labarca en una carta que le escribió a Henrichsen a modo de homenaje póstumo, y que reafirma hoy.
En Chile Films decidieron llevar la cinta a Buenos Aires para revelarla. No había en Santiago un laboratorio de confianza para procesarla y ver, por fin, el último registro de Henrichsen.
Desde allí, Labarca decidió mandar varias copias a personas de confianza en Cuba y la Unión Soviética, para que guardaran estos registros. Más adelante incluyó las imágenes en su cortometraje Chile, junio 1973, que ganó el Premio de plata en el Festival Internacional de Cortometrajes de Moscú, en 1975.
El documentalista Patricio Guzmán incluyó también los registros de Henrichsen en su obra La Batalla de Chile. En 2008, Andrés Habegger publicó el documental Imagen final, donde relata la historia de Leonardo Henrichsen y la búsqueda de los responsables de su muerte.
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