“La educación de adultos mayores no existe”: uno de cada tres quiere estudiar pero no encuentra ofertas
Un nuevo informe del Observatorio del Envejecimiento de la UC, muestra el déficit que tiene Chile con sus adultos mayores en cuanto a educación.
Para 2050, se proyecta que el 30% de la población chilena sea mayor de 60 años y, en este sentido, el último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, de la Universidad Católica y Confuturo propone revisar con urgencia las políticas del Estado que permitan priorizar y desarrollar programas educativos basados en la gerontología.
Asimismo, da cuenta del nivel educativo de las personas mayores y la necesidad urgente de mejorar la oferta y acceso a la educación continua para este grupo etario.
Apenas un 15% de las personas entre 60 y 70 años se capacita, cifra que se reduce a solo un 7% si se considera el promedio de quienes tienen 60 años o más.
El estudio revela que los niveles de educación superior de este segmento de la población, entre 1990 y 2020, aumentaron a más del doble, alcanzando un 17,1%, mientras que un 40,1% llega al nivel básico y un 37,6% a la enseñanza media y/o técnica.
Por otra parte, la situación socioeconómica y la zona de residencia de las personas, se relacionan notoriamente con sus niveles de educación. El quinto quintil alcanza 14 años de escolaridad, mientras que el resto de los quintiles promedian 8 años. Y, quienes viven en zonas urbanas cuentan con 3 años más de escolaridad que en las zonas rurales.
Según datos sobre la proyección educativa de los países OCDE, Chile aumentará su escolaridad actual de 9 años a 11,5 en 2050, cifra superior al promedio que se espera para el resto de los países latinoamericanos (10 años al 2050).
Macarena Rojas, directora de Gestión del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo y directora ejecutiva del CEVE-UC, explica que el estudio confirma que en Chile se le da poca relevancia el tema de educación “y es algo que en general se deja de lado”.
Educación continua para la “nueva vejez”
Gracias a los niveles educacionales más altos que hoy presentan las personas mayores, los expertos hablan de la generación “nueva vejez”, un grupo con más expectativas de participación en la sociedad y de roles, que a su vez, necesita educación continua.
Una educación que suele estar más asociada a la especialización, diplomado o cursos post carrera de pregrado. Sin embargo, esta refiere a todo tipo de educación/conocimiento que una persona pueda adquirir a lo largo de su vida.
En esta misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la educación continua como un pilar del envejecimiento activo, ya que mejora el bienestar de las personas sobre 60 años y su calidad de vida, generando mayor autonomía, autoeficiencia y autoestima.
Sin embargo, la educación continua “se mira más desde la perspectiva recreativa de que la persona mayor ocupe el tiempo, pero no desde la lógica de transformación profunda que puede tener la educación en personas mayores” recalca Rojas.
De hecho, en promedio, el 27% de las personas sobre 60 años manifiesta que sí le gustaría capacitarse, pero solo el 7% declara asistir a algún taller o curso una vez por semana.
La realidad es que las oportunidades de seguir aprendiendo se reducen cada vez más con los años. Entre las razones que dificultan el acceso a la educación continua se encuentran la falta de oferta, el costo elevado de algunas propuestas, el manejo tecnológico y el edadismo o discriminación por edad.
Rojas, advierte que “en nuestro país -en general- la educación de adultos no ha sido considerada y la educación de personas mayores practicamente no existe”.
Idea que corrobora Gladys González, jefa de la Unidad de Gestión de Programas del Servicio Nacional del Adulto Mayor Senama, quien afirma que “la educación (…) como formación continua, aún no existe como tal; que la persona mayor tenga oportunidad de ir formándose en distintos temas de manera permanente y desde la experiencia, desde los intereses de las personas, falta para eso”.
Escasez de programas educativos
Hasta ahora los esfuerzos por desarrollar programas especiales para este grupo etario, se concentran en 270 de los 346 municipios del país (la mayoría de ellos con fines recreativos).
Asimismo, también están presentes 10 universidades (bajo nivel si se compara con las 71 de España y las 180 de Brasil), Sence y algunas cajas de compensación y empresas privadas, como Compañía de Seguros Confuturo que ofrece cursos online.
Dentro de las temáticas que generan mayor interés están computación (18%), tejido y manualidades (13%), salud, deporte y ciudado personal (10%). Mientras que en el área técnica, las capacitaciones de Sence más demandadas tienen relación con Servicios a las personas (58%). Por su parte, las mujeres y las personas con niveles de educación más elevados son quienes más participan.
Muchas veces, las generaciones que no tuvieron la oportunidad de asistir a la universidad, por ejemplo, “para ellos es bien importante darse la oportunidad de aprender de algo que a lo mejor siempre quisieron aprender”
Para Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, “las nuevas generaciones de personas mayores están buscando más espacios de participación y aprendizaje, y como sociedad tenemos el deber de trabajar desde todos los sectores para brindarles esa posibilidad y que puedan adquirir permanentemente nuevas herramientas que los ayuden a mantenerse activos, contibuyendo así a mejorar su calidad de vida y bienestar general”.
Más financiamiento y políticas públicas
En cuanto a las políticas públicas relacionadas a personas mayores, de acuerdo a la Directora Ejecutiva de CEVE-UC, “en general van bien encaminadas hasta ahora”. Hay iniciativas que van en el camino correcto, pero “el gran problema es la cobertura de esas iniciativas”.
Esto porque la gran mayoría son iniciativas piloto que no tienen una cobertura tan extensa que permita que muchas personas participen.
Sin embargo, en el tema educativo, “es el tema que está más desatendido, o sea, en otros países donde la educación permanente de personas mayores es algo que está mucho más valorado y mucho más expandido” añade Rojas.
Realidad que se logra gracias al impulso de políticas públicas, y muchas veces también al respaldo de las universidad, que no se refiere a que tengan que crear una educación sólo de adultos mayores, pero sí “pueden involucrarse y en otros países, las universidades reciben una subversión para desarrollar este tipo de iniciativa” señala la directora de gestión.
En Chile, “prácticamente no hay nada” enfatiza Rojas. El Senama tiene un programa pequeño donde financia algunas capacitaciones a nivel municipal, pero la gran mayoría de las iniciativas educativas con personas mayores son desarrolladas con fondos propios de los municipios, de las cajas de compensación y con fondos propios de las mismas universidades que hacen un esfuerzo en destinar energía de su personal para poder desarrollar este tipo de iniciativa.
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