La experiencia temporal más significativa en la vida cotidiana de las mujeres es el no tener tiempo. Esa es una frase que destaca un estudio sobre el tiempo de las mujeres. Una reflexión académica. Pero certeza compartida por muchas mujeres en Chile.
Y si bien, la escasez de tiempo es una realidad que vive gran parte de la población, es en las mujeres donde se aprecia la situación más compleja. Es lo que establece un estudio de la economista de la Universidad de Chile, Andrea Encalada, que define la pobreza desde una óptica de tiempo y no solo de bienes materiales. El trabajo indica que es posible hablar de ese tipo de pobreza cuando las personas trabajan más de 12 horas al día.
En la investigación Definiendo la pobreza desde una óptica de tiempo, el caso de Santiago de Chile (2015), Encalada determinó que en Chile el 9,8% de la población entre 18 y 65 años trabaja más de doce horas diarias. Al ver por género, en los hombres alcanza el 9,5% y en las mujeres, el 10,2%.
Las mujeres son más "pobres de tiempo" y además cuentan con menos tiempo libre. En un día tipo, las mujeres chilenas destinan en promedio 5,89 horas al trabajo no remunerado, incluidas las labores domésticas y de cuidado de personas, mientras que los hombres colaboran menos de la mitad (2,74 horas), revelan los datos de la última Encuesta del Uso del Tiempo del INE (2015).
Malestar, agobio y estrés
La falta de tiempo es una de principales limitaciones de la población femenina, no sólo para cumplir con sus exigencias y responsabilidades sociales, también influye en el desarrollo de planes y proyectos de vida, explica a Qué Pasa Martina Yopo Díaz, socióloga del Departamento de Sociología de la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña), especialista que ha estudiado esta temática vinculada a género en diversos estudios como El tiempo de las mujeres en Chile: repensar la agencia (2016) y en Las Perspectivas Temporales de los Chilenos: Un Estudio Empírico sobre la Dimensión Subjetiva del Tiempo (2017). Investigadora y consultora en el Centro de Investigaciones Socioculturales del Programa de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y en la Oficina Regional de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (RBLAC).
El tiempo libre es un periodo sin obligación que se destina actividades relacionadas con el descanso y la entretención. Es distinto, aclara Yopo, al tiempo dedicado al trabajo remunerado en el mercado laboral, al trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar, y al cuidado de sí mismo y de otros.
Se trata de un tiempo que es fundamental para el bienestar, la calidad de vida, la salud, la sociabilidad y la realización personal. "La falta de tiempo libre se asocia a fenómenos como malestar, agobio, cansancio y estrés", dice Yopo.
Pese a su relevancia hoy existen importantes desigualdades de género en la disposición y uso de tiempo libre. Diversos estudios han demostrado que las mujeres tendrían menos tiempo libre que los hombres, dice Yopo. Pero eso no es todo, ese tiempo sería de menor calidad, "porque sería menos exclusivo y más fragmentado e interrumpido al no estar claramente diferenciado de las actividades relacionadas al trabajo doméstico y al cuidado de miembros de la familia", dice la socióloga.
Además, el tiempo libre sería experimentado por las mujeres con mayor presión y aceleración, y reportaría menos beneficios sociales y subjetivo que a los hombres. "Esto estaría estrechamente relacionado con el hecho de que la pobreza de tiempo sea más prevalente en mujeres que en hombres. Estas desigualdades serían la consecuencia de una forma de organización social en la que las mujeres realizan una 'doble' o 'triple jornada' y deben coordinar las demandas del mercado laboral, el trabajo doméstico y el cuidado familiar en su vida cotidiana", sostiene Yopo.
También existen importantes desigualdades en torno a la disposición y uso de tiempo libre entre mujeres. Es ahí donde factores como el nivel socioeconómico, y la situación laboral y familiar tendrían un impacto importante en la capacidad de las mujeres para tener y disfrutar del tiempo libre, indica Yopo. "Dentro de este marco, serían las mujeres de menor nivel socioeconómico, casadas o en pareja, con un trabajo remunerado e hijos en edad preescolar, quienes tendrían menos tiempo libre y menor capacidad para disfrutarlo".
En Chile la realización de encuestas como la Encuesta de Consumo Cultural y Uso de Tiempo Libre (INE-CNCA) y la Encuesta Nacional Sobre Uso del Tiempo (INE), constituyen un avance importante para disminuir la brecha de género en torno al tiempo libre. Son esos instrumentos, dice Yopo, los que que permiten conocer y cuantificar la distribución y uso de tiempo en distintos grupos de la población y las desigualdades entre ellos. "Esta información debiese ser utilizada como un insumo para el diseño e implementación de políticas públicas en los ámbitos de trabajo, familia, transporte, cultura y salud, entre otros, para que así contribuyan a avanzar en mayor igualdad en torno al tiempo libre".
Salud mental
Ellas no solo tienen menos tiempo, sino que además viven más consecuencias por aquella limitación. Producto de las mayores exigencias laborales y tareas domésticas, los trastornos en la mujer son mayores. Si tienen poco tiempo libre no es de extrañar que presenten las mayores tasas de sedentarismo. Según los datos de la última Encuesta Nacional de Salud, el sedentarismo en mujeres alcanza el 90%, es decir, no han practicado deportes o han realizado actividad física fuera de su horario de trabajo durante 30 minutos o más cada vez, tres o más veces por semana. En los hombres la cifra llega al 83,3%.
También las mujeres presentan mayor porcentaje de obesidad, 33,7%, en relación a los hombres 28,6%. La cifra de obesidad mórbida también es mayor, 4,7% versus 1,7%. Mayor sospecha de hipertensión arterial, 27,7% y 27,5% los hombres. Presentan además, mayor sospecha de diabetes melitus, 14% y 10,6%.
Y si hablamos de salud mental, la prevalencia de depresión en los últimos meses, la diferencia es aún mayor, 2,1% en ellos y 10,1 en mujeres. La ideación suicida, 1,7% en hombres y 2,8% en mujeres.
Una realidad que conoce Enrique Jadresic psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, que destaca que es recurrente que las mujeres lleguen a consulta diciendo que "no tienen tiempo".
Todos los profesionales de la salud mental escuchan a menudo esa queja, admite Jadresic. Especialmente de las mujeres que trabajan jornada completa. "Más de alguna vez, he escuchado decir que piden la hora con una psicólogo o psiquiatra porque es la única manera de asegurarse un tiempo para ellas. Un hombre, en cambio, jamás va a decir que pide hora al psicólogo para asegurarse un tiempo para él. En fin, la queja es recurrente. Por lo general se trata de una queja genuina".
"Por cierto, la doble carga de trabajo a que están expuestas las mujeres que trabajan fuera del hogar es un factor que incide. En especial cuando se trata de mujeres que trabajan jornada completa y que además tienen hijos chicos", sostiene.
Es un hecho que en la gran mayoría de los casos se les exige trabajar como que no tuvieran niños y que se les exige criar niños como si no trabajaran, dice el psiquiatra. "No nos debe sorprender que hace algunos años un estudio encontró que el 60% de las santiaguinas se sentían estresadas por su carga de responsabilidades, en comparación a solo el 43% de los hombres que percibe lo mismo. Pero la doble carga de trabajo que enfrenta la mujer no se distribuye de igual manera en todos los niveles socioeconómicos. Son particularmente las mujeres de menor educación y menores ingresos las más exigidas y las que más ven afectada su salud mental", señala.