La historia de la parvularia que voló con sus alumnos desde la Patagonia a Roma
Virginia Pérez Sebik, fue el 2019 la primera docente de educación pre-escolar finalista en la historia del Global Teacher Prize Chile. Con casi tres décadas enseñando a menores de cinco años, galardonada varias veces y creadora de una innovadora metodología educativa fue invitada a Italia, junto a niños, padres y su técnico parvulario, para mostrar su experiencia educativa en el pequeño poblado de Puerto Guadal.
Cuando Trinidad -de cuatro años- contó su gran secreto a sus compañeros, la vida de Puerto Guadal cambió. La pequeña localidad ubicada en la ribera sur del Lago General Carrera, a 275 kilómetros al sur de Coyhaique, supo que a Trini, durante las noches, le salían alas de su espalda y podía volar sobre esta comunidad de solo 600 habitantes. Sus compañeros, lejos de asustarse o no creerle, dijeron haberla visto volando y rápidamente el curso de 12 niños, entre dos y cuatro años, se vio envuelto en una profunda conversación al respecto.
La educadora de párvulos, Virginia Pérez Sebik (56), sonreía y escuchaba atenta el relato. Trinidad contaba que desde el aire había visto cómo Guadal había cambiado: perros callejeros, basuras, gallinas en la plaza y caballos en las veredas, se transformaban en los nuevos problemas ambientales que ella veía. Mateo, uno de los más pequeños del curso, pedía la palabra: "Hagamos un "pento", decía. Yo lo quedo mirando: Mateo, ¿qué dijiste? Y me contesta: ¡un "pento"! … ¿No será un cuento?, preguntó. ¡Sí!, me dice, ¡un cuento!", dice entre risas la Tía Vicky, como le llaman sus alumnos habitualmente.
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La Tía Vicky, junto a algunos de sus alumnos.[/caption]
La educadora continúa: "Me empiezan a conversar sobre quiénes van a ser los personajes. ¿Los vamos a dibujar? No, disfracémonos, dicen ellos. Y ¿de qué nos vamos a disfrazar? De los animales que hay en Guadal, contestaron. Así se empezó a generar esta historia maravillosa. Hicimos una reunión con los papás también para introducirlos en todo el tema, y ellos se terminaron encargando del vestuario de los niños".
Esa fue la génesis el libro La Niña Que Vuela, publicación en que las Vicky junto a Sofía, técnico parvularia, terminaron convertidas en fotógrafas y escritoras de un guion ideado por los niños de Guadal y que les ha dado notoriedad internacional.
Innovando en lugares remotos
Recientemente galardonada como finalista de la versión 2019 del Global Teacher Prize Chile, Vicky Pérez sabe tanto de premios por su gestión educativa como de zonas inhóspitas. Su carrera la llevó a vivir casi dos décadas en Puerto Aguirre, aislada localidad en el archipiélago de isla Las Huichas, en la región de Aysén.
Cuando arribó a este sitio no había educadoras de párvulos. Fue la primera y así lo recuerda: "Allá me hice de verdad educadora de párvulos. La experiencia era tan diferente y las necesidades muchas: el 80% de la población es de raíz indígena y estaban como dormidos. Padres y niños eran tímidos y no se reconocían mucho como mapuche-huilliches. Decidí incursionar y explorar todo el tema. Por ese trabajo recibí por primera vez un premio el 2013 como profesora estrella innovadora de Chile".
La metodología que ocupó Vicky consistió en usar el mapudungún como lengua base. Su aprendizaje fue de manera autodidacta, asesorada por amigos mapuche-huilliches, y en base a una profunda investigación que le permitió crear un método utilizado en las actividades generadas en el jardín infantil y desde donde empezó a influir en toda la comunidad.
"Los niños empezaron a mostrar todo lo que aprendían: empezaron a hablar y cantar en mapudungún, en las presentaciones que se hacían en los actos de la escuela ellos siempre sobresalían. Hacían todo lo relacionado con su cultura o tradiciones y de esa manera los papás empezaron a sentirse orgullosos", cuenta Vicky.
De Guadal a Roma
Por razones de salud, la educadora decidió cambiarse a un lugar menos aislado que Puerto Aguirre. Aunque tenía ofertas de Santiago y de prestigiosos colegios, nuevamente su decisión fue en búsqueda de lugares remotos y en contacto directo con la naturaleza. Ella reconoce que no se lleva muy bien con las grandes urbes y por ello, hace casi tres años, apenas surgió la posibilidad de Puerto Guadal, postuló, fue seleccionada y comenzó la oportunidad de crear algo diferente.
El portentoso entorno del lago General Carrera, cercado por montañas nevadas y bosques, fue fundamental en la búsqueda de una nueva visión: "En realidad a mí no me gustaba tener a los niños encerrados en las salas, yo prefería estar con ellos a campo abierto. Tenemos cerca los cerros, gente con tremendos invernaderos o muchos animales. Podemos ver toda una fauna increíblemente maravillosa. Los cóndores, huemules, pumas, zorros… una fauna tan diversa, lo mismo que la flora, entonces no da quedarse en una sala encerrado. Empecé a organizarme con las familias y a trabajar con la comunidad, integrándolos con las actividades. Y fue bien recibido".
El libro La Niña que Vuela, se transformó en la consecución de la metodología del aula puertas afuera y en que los niños se volvieron protagonistas. Factor que se suma a la dedicada colaboración de Sofía, la técnica parvularia, y de las familias locales que participan activamente en las ideas de sus hijas e hijos. A pesar de la distancia de los principales polos educativos del país, la iniciativa tomó un rumbo insospechado. La organización educacional internacional "Design For Change", creada en 2009 y que reúne las historias educativas más innovadoras en más de 70 países de seis continentes. invitó el año pasado -vía correo electrónico- a Vicky Pérez para presentar su proyecto educativo.
Sin embargo, la invitación condicionaba a no poder participar en la convención que se efectuaría en Roma en noviembre del 2019, reservada exclusivamente para niños de básica y secundaria. Los resultados fueron sorprendentes: "Hicimos un video de tres minutos donde había que mostrar todo el proceso del libro de cuentos. Natalia Allende, directora ejecutiva de DFC, lo presentó a la comisión y ellos lo encuentran tan maravilloso, tan increíble, que deciden invitarnos a Roma. Era diciembre de 2018", relata Vicky.
La niña voló a Italia
Trinidad, la niña que vuela, les contaba a todos que se iba con su abuela a Italia en las calles de Coyhaique, pocas horas antes de partir a Santiago, primera escala del largo viaje. La comitiva de una decena de personas oriundas de la Patagonia, volaron por primera vez a Europa el 25 de noviembre y durante todo el año recolectaron dinero de diversas formas, hicieron cápsulas radiales en que los niños hablaban en italiano y todo fue coronado cuando, hace un mes, Vicky fue nominada como finalista del Global Teacher Prize Chile.
"Ha sido la guinda de la torta de mi carrera", confiesa la educadora. "¿Tú te imaginas cómo van a volver esos niños acá? ¡Contando todo! Lo impresionante que va a ser para ellos conocer esos lugares gigantescos, los museos o el coliseo. Yo les he mostrado videos de niños de diferentes países que van a asistir, los he hecho escuchar también los diferentes idiomas, y me decían, pero ¿cómo les vamos a entender?".
El 30 de noviembre, todo el grupo estuvo en el Vaticano con el Papa Francisco, durante una de las ceremonias del Design For Change. Enfundados en sus disfraces de animales patagónicos –los mismos con que aparecen en el libro- se pasearon por las calles históricas de Roma. Con menos de cinco años, el mundo se trasformó en la extensión del gran patio de juegos de Guadal y donde estos niños de la Carretera Austral, junto a su querida Tía Vicky, han volado de la mano.
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