La humanidad finalmente regresó a la Luna: Orion entró en el campo gravitatorio del satélite
La misión Artemis I logró llegar a su objetivo, luego de cinco días de su lanzamiento, donde realizará una serie de experimentos, como testear con sensores la sensibilidad de cuerpos humanos frente a la aceleración y ausencia de gravedad.
La nave espacial Orion de la misión no tripulada Artemis I de la Nasa ha entrado según lo previsto en el campo gravitatorio de la Luna, cinco días después de su lanzamiento.
La misión, primera del programa de la Nasa para el regreso de astronautas a la superficie de la Luna, entró en la esfera de influencia lunar, haciendo que la Luna, en lugar de la Tierra, sea la principal fuerza gravitacional que actúa sobre la nave espacial.
Posteriormente, la nave llevó a cabo la denominada cuarta quema de corrección de trayectoria de salida antes de la quema de sobrevuelo motorizada de salida. Los controladores de vuelo llevaron a cabo el sobrevuelo motorizado de salida disparando el motor del sistema de maniobra orbital durante 2 minutos y 30 segundos para acelerar la nave espacial, aprovechar la fuerza de la gravedad de la Luna y dirigirla hacia una órbita retrógrada distante más allá de la Luna.
El encendido de sobrevuelo motorizado de salida es la primera de un par de maniobras necesarias para entrar en una órbita retrógrada distante alrededor de la Luna.
En su cuenta de Twitter, Jim Free, administrador asociado para desarrollo de sistemas de exploración de la Nasa, confirmaba este 21 de noviembre el desarrollo en curso de estas maniobras de acuerdo al plan previsto.
Juan Carlos Beamin, astrónomo de la Fundación Chilena de Astronomía, señala que está parte de la misión es clave, “pues pone a prueba toda la tecnología necesaria, no solo para llevar a la primera pareja humana a la Luna, si no que para establecer una verdadera base lunar donde los astronautas van a poder pasar meses”.
Natalia Inostroza, directora del Núcleo de Astrofísica y Astroquímica de la Universidad Autónoma, establece que la misión realizará una serie de experimentos, por ejemplo, testear con sensores la sensibilidad de cuerpos humanos frente a la aceleración y ausencia de gravedad. “Además, estarán probando el material de los nuevos trajes. Así mismo, es muy relevante destacar que esta misión aun cuando no lleva animales ni humanos, es decir es no tripulada, realizará importantes experimentos con material biológicos tales como levadura, algas, hongos y semillas”.
Beamin agrega que esta misión busca ver cómo funcionan y poner a prueba en circunstancias más difíciles de la esperada todo lo que van a ser las futuras misiones espaciales. “Y además, hacer este mapa de la zona donde se va a construir el campamento que está en el Polo Sur lunar, esto es junto con la prueba de equipos de los aspectos más importantes”.
Inostroza añade que “con los elementos biológicos, antes mencionados, se testearán reacciones en el espacio profundo lejos de la órbita terrestre y mucho más allá que la región donde se encuentra instalada la estación internacional, pruebas nunca realizadas. Mientras, por fuera de Orion se realizarán experimentos para evaluar grados de radiación del espacio profundo”.
“Hasta ahora han funcionado bien todos los motores, las pruebas y los pasos cercas de la Luna. Así que estamos entusiasmados con que todo resulte muy bien”, considera el astrónomo.
Adicional a esto, la misión no tripulada lleva diez mini satélites, CubeSats, con diversas tareas a ejecutar y son del tamaño de una caja de zapatos y cada uno pesa alrededor de 25 libras (11 kilogramos). “Estos tendrán un gran impacto al proporcionar nueva información sobre el entorno lunar para perfeccionar el diseño de los sistemas de exploración. Estos serán desacoplados cuando Orion esté ya en el espacio. Uno de ellos buscará agua y otros elementos en el entorno lunar. Cuatro de los satélites se enfocarán en la Luna, tres analizarán la radiación y dos servirán como demostraciones de tecnología, el décimo estudiaría un asteroide”, explica Inostroza.
Esta misión, sin duda, cambiará el futuro de nuestra exploración espacial. Los experimentos que realizará son esenciales para conocer más sobre el impacto de la radiación en la reparación del ADN de los hongos, la adaptación de la levadura, el valor nutricional de las semillas y la expresión génica de las algas, fundamentales para investigar el desarrollo de vida en el espacio. “Así, el éxito de esta misión es fundamental para ayudar en el camino hacia el regreso seguro de los humanos a la Luna y un eventual aterrizaje tripulado en Marte a través de futuras misiones Artemis”, señala la directora del Núcleo de Astrofísica y Astroquímica de la Universidad Autónoma,
Nuevos objetivos espaciales
El objetivo de esta misión espacial es que el ser humano vuelve nuevamente a la Luna, además de llevar por primera vez a una mujer. Todo esto en tres años más, es decir, en 2025. Además, sentar precedentes para la futura exploración a Marte.
Por su parte, los controladores de vuelo en la Sala de Control de Vuelo Blanca en el Centro Espacial Johnson de la Nasa en Houston capturaron imágenes adicionales de la Luna usando la cámara de navegación óptica. La recopilación de imágenes de la Tierra y la Luna en diferentes fases y distancias proporcionará un conjunto mejorado de datos para certificar su eficacia como ayuda para determinar la ubicación de futuras misiones en condiciones de iluminación cambiantes.
Según explica la Nasa, los administradores de la misión actualmente tienen dos equipos activos de resolución de anomalías. Los equipos de resolución de anomalías son una parte estándar de la gestión de la misión al reunir a un equipo de expertos técnicos para centrarse en un problema específico al examinar los datos para comprender las implicaciones en un sistema en particular.
La activación de un equipo separado para este trabajo permite a los ingenieros y controladores de vuelo continuar enfocándose en comandar y monitorear la nave espacial y evaluar el progreso de la prueba de vuelo.
Actualmente, un equipo está analizando el sistema de seguimiento de estrellas para comprender una serie de fallas en la memoria de acceso aleatorio, que se han recuperado con éxito con ciclos de energía.
Un segundo equipo está analizando algunos casos en los que una de las ocho unidades ubicadas en el módulo de servicio que proporciona energía de paneles solares al módulo de la tripulación, llamada limitador de corriente de enganche umbilical de la unidad de acondicionamiento y distribución de energía, se abrió sin un comando. El umbilical se cerró con éxito cada vez y no hubo pérdida de energía que fluía a la aviónica en la nave espacial.
Ambos sistemas funcionan actualmente según lo requerido y no hay impactos en la misión relacionados con estos esfuerzos. El análisis de los datos de estos sistemas y la comprensión de su comportamiento durante una prueba de vuelo activa mientras el hardware se encuentra en el entorno del espacio profundo mejorará las operaciones de la misión en Artemis I y futuras misiones.
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