“La amenaza más grave en décadas”, así denominó el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) al hongo Fusarium.

Se trata de una cepa raza 4 tropical (R4T) del agente biológico patógeno tiene la capacidad de provocar una contagiosa enfermedad que habita en los suelos de los cultivos caracterizada por el marchitamiento y muerte de la popular fruta, y que puede afectar las tierras por más de tres décadas.

¿Lo peor? Actualmente no hay cura para este hongo.

Gert Kema, científico encargado del Laboratorio de Fitopatología (ciencia que estudia las enfermedades de las plantas) de la Universidad de Wageningen en Países Bajos afirmó en un conversatorio organizado por el IICA que esta cepa en particular ataca a la variedad de plátano “Cavendish”, que actualmente abarca el 50% de la producción global del alimento y es la única que se comercializa masivamente en América Latina, el Caribe y Occidente en general.

Este tipo de fruta ha sido dominante en los mercados globales por 70 años debido a su resistencia natural al Fusarium raza 1, que había diezmado la producción de la variedad Gros Michel, la más consumida hasta ese entonces.

Chile, según datos del último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es el segundo mayor importador de la fruta tropical con más de 261 mil toneladas en el año 2019.

Los peligros de la cepa R4T

Chelly Hresko, responsable de Innovación en Investigación y Desarrollo de Enfermedades y Eficiencia Agrícola en la Organización de Biotecnología de la Farmacéutica Bayer mencionó en la misma charla que el principal problema con el hongo y el porqué de la alerta es que no existe actualmente algún químico que pueda servir como fungicida. “No podemos contar con la ‘magia’ de la química para deshacernos de esta enfermedad. Todo lo que podemos hacer, mientras desarrollamos conocimiento científico, es entrenar a los productores acerca de cuáles son las mejores formas de contención”, sostuvo Hresko.

Imagen microscópica del hongo Fusarium.

La enfermedad, hoy convertida en amenaza mundial, fue detectada por primera vez en Jordania, pero, según Kema, se habría originado en el Sudeste Asiático, específicamente en Indonesia, que se diseminó por la región, luego fue avanzando hacia el oeste a países como India, Pakistán, Medio Oriente, África y, más tarde, Colombia, uno de los principales productores de la fruta en Sudamérica.

El científico agregó que con el actual hongo Fusarium, “nos enfrentamos a una situación que, de alguna manera, es una repetición de la historia sucedida con la variedad Gros Michel”.

La presencia de la cepa R4T en Latinoamérica se detectó por primera vez en Colombia, siendo confirmada oficialmente en 2019 por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), que la detectó en plantaciones al norte del país.

Lorena Medina, integrante de la Unidad de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de Alimentos del IICA menciona que una de las dificultades para detener la propagación se debe a que la enfermedad puede ser transportada por las personas, animales, el comercio de sustratos, el agua, o por partes vegetativas como hojas, frutos contaminados, entre otros.

Si bien no hay cifras mundiales oficiales, Medina indica que el hongo ha afectado en Filipinas a aproximadamente a 15.700 hectáreas de plantaciones de plátano. En las provincias chinas de Guangdong y Hainan la cifra de pérdidas asciende a más del 70% del total de los cultivos.

Consecuencias para los productores

Sin embargo, esta amenaza tiene otra importante consecuencia: la subsistencia de los trabajadores dependientes del plátano.

“Puede resultar sorprendente lo importante que es este fruto para mucha gente, especialmente para las personas vulnerables, cuya elección de comida es limitada. Representa hasta un 25% de las calorías que incorporan diariamente. Y es cultivado en 135 países, por lo que sostiene los ingresos de muchísimos pequeños productores”, aseguró Hresko.

En términos económicos, según Medina, las pérdidas anuales causadas para países donde ya está presente el hongo superan los 121 millones de dólares. Naciones como Taiwán han sido las más afectadas, con bajas de ingresos de más de 253 millones de la moneda estadounidense.

La integrante del IICA agrega que la enfermedad puede afectar a casi todas las variedades de plátano tanto en el ámbito comercial, como en el doméstico, y, considerando que más de 400 millones de personas dependen del cultivo de la fruta tropical como fuente de alimento e ingresos a nivel mundial, las consecuencias de la proliferación del hongo en las regiones productoras “serían muy graves”.

Como medida precautoria, los especialistas sostienen que se deben mantener las medidas de higiene de quienes están cerca de los cultivos, además de recomendar que los productores reduzcan la visita recurrente a las plantaciones, y si reciben visitantes, estos deben “llegar limpios e irse limpios”, para no correr el riesgo de traer o llevar la enfermedad consigo.

Hresko indicó que la primera enfermedad causada por el hongo Fusarium, en la primera mitad del siglo XX, causante de la muerte de la variante Gros Michel, en comparación a la actual cepa, se había expandido a un menor ritmo, no obstante, la investigadora mencionó que las restricciones de traslado provocadas por la pandemia pueden servir para retrasar la diseminación del R4T.