En la actualidad, y ante los efectos del cambio climático en la biodiversidad de nuestro planeta, conocer la fisiología de un organismo es fundamental para determinar la capacidad de una especie para mantenerse dentro de los límites de su distribución actual, pudiéndose predecir si alguna pudiese modificar estos parámetros.

Este es el caso de la lapa Nacella deaurata, un molusco que habita en el extremo sur del continente americano, siendo visto comúnmente en las costas de la Región de Magallanes. Un reciente estudio multidisciplinario reveló la capacidad que tendría esta especie para modificar su distribución y llegar hasta la Antártica.

La investigación, publicada en la revista científica Science of the Total Enviroment (STOTEN), fue liderada por el Dr. Simon Morley, científico del British Antarctic Survey (BAS, Reino Unido) y por el Dr. Jorge Navarro, investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), como parte de la colaboración científica entre ambas instituciones.

Los experimentos fueron realizados en los laboratorios del Centro IDEAL en Punta Arenas con el apoyo del biólogo marino Alejandro Ortiz. Para llevar a cabo el estudio, se utilizaron diferentes métodos científicos para confirmar la capacidad de re-distribución de esta especie de lapa.

La especie fue catalogada como una posible invasora de la Antártica.

Paralelamente, se hicieron análisis fisiológicos/conductuales con el objetivo de observar la tolerancia térmica de la especie. Las temperaturas óptimas para su crecimiento (4 °C), actividad (-1,2 – 0,2 °C) y supervivencia (1 – 8 °C) resultaron ser similares a las que registra en la actualidad y que marcaría en un futuro el territorio antártico, de acuerdo a las proyecciones por efecto del cambio climático.

Inclusive, la investigación dio cuenta de que su distribución geográfica actual (con temperaturas entre 5°C y 9 °C) no coincide con su óptimo nicho fisiológico. “Nacella deaurata, al igual que muchos otros organismos, se verá afectada por el aumento de las temperaturas en los mares australes. Esto hará que su distribución hacia el norte disminuya, pero le permitiría expandirse hacia zonas más frías, convirtiéndolo en buen candidato para invadir la Antártica”, explica Navarro.

La investigación sugiere que la especie debe considerarse como una especie con alto riesgo de re-distribución, sobre todo considerando el aumento esperado del transporte que se desplaza hacia la Antártica. “Estas vías potenciarían el establecimiento de esta especie de lapa en el territorio, pudiendo impulsar un cambio ecológico importante dentro de la zona costera somera del continente antártico”, añade Navarro.

Sin embargo, el investigador recalca que las características fisiológicas de esta especie para establecerse en el continente blanco es solo un factor que considerar. “Puede darse el caso de que exista un organismo local que compita por los recursos e impida el asentamiento de las larvas de N. deaurata, como podría ser la lapa Antártica Nacella concinna. Por eso hablamos solo de su idoneidad para invadir la Antártica en el ámbito de rangos térmicos”.