Conmoción causó en EE.UU. la noticia de la muerte de una joven periodista. Bre Payton, comentarista política del canal Fox News, tenía 26 años, y falleció el viernes 28 de diciembre, según indicaron los doctores, a causa de gripe H1N1, también conocida como gripe porcina, complicada por un cuadro de meningitis.

Payton, detallan los medios en ese país, tenía un destacado rol en medios conservadores y se desempeñó desde 2015 en el sitio The Federalist, además participaba en Fox News, Fox Business Channel y One America News Network.

Pero su muerte no sólo impactó por su edad y lo repentino. También porque Payton manifestaba abiertamente su rechazo a las vacunas. En su cuenta de Twitter en 2011 publicó, que "las vacunas son el demonio", al comentar una iniciativa estatal que instaba a las personas a vacunarse por tos ferina.

https://twitter.com/Bre_payton/status/80193161552605184

Y si bien ella tenía tan solo 19 años cuando realizó ese comentario, Payton se mostró en varias oportunidades como contraria a la salud pública. Fue muy crítica, por ejemplo, con la idea de que la atención médica asequible es un derecho humano.

https://twitter.com/Bre_payton/status/1071070658577219586

Los comentarios en redes sociales no se hicieron esperar y  resaltaron lo contradictorio de su caso. El desenlace pudo haberse evitado con lo que ella criticaba: una vacuna. Para el virus de la gripe H1N1, un subtipo de virus de influenza, existe hace muchos años una vacuna. Los síntomas son los mismos que los de la gripe normal, son leves y  duran aproximadamente una semana. Sin embargo, algunas personas, especialmente con problemas de salud subyacentes, tienen un mayor riesgo de enfermedad grave. Lo que habría ocurrido en el caso de Payton.

Problema social

Una ironía del destino. Pero además, no es tan inusual que personas que niegan vacunarse a ellos o sus hijos, se enfermen, advierte Miguel O'Ryan, académico del Programa de Microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. "Lo que muchas veces es más grave, es cuando las personas como grupos dejan de vacunarse, ellos se transforman en un riesgo para el resto de la población y ahí se transforma en un problema social", advierte.

Las personas o grupos denominados antivacunas lo son por diferentes razones. Los motivos pueden ser sanitarios, religiosos, científicos, políticos hasta filosóficos. Consideran que las vacunas, y el vacunarse supone un mayor daño para su salud que el posible beneficio que puedan aportar.

"Ya sea por creencias religiosas, por creencias mágicas o por posiciones doctrinarias, tienen una oposición a usar elementos externos como las vacunas para ellos, y lo que es peor, para personas que dependen de ellos como los niños. Personas que son difíciles de convencer porque tienen convicciones personales que no obedecen a ninguna lógica, y la evidencia, no la aceptan", las define O'Ryan.

Pero tampoco se trata de una corriente nueva. A quien se le considera como el padre de la inmunología, Edward Jenner, médico rural inglés, que en 1796 comenzó a usar un nuevo sistema para prevenir la viruela, que luego conoceríamos como vacunas, también se le criticó. Caricaturas de la época mostraban  a pacientes de hospitales ingleses en que les crecían partes del cuerpo de vacas,  de las que se extraía la cepa del virus debilitado. Ello era porque para los oponentes a la vacunación los argumentos en contra iban por destacar cómo las personas vacunadas desarrollaban características bovinas.

En los años 70 hubo controversia por un informe que habría detectado consecuencias como vómitos y espasmos en niños vacunados con la difteria, tétanos y tosferina (DTP). Esto incluso influyó en la disminución en la tasa de vacunados en Reino Unido y EE.UU.

Pero no fue hasta 1998 cuando se publica el informe en la revista The Lancet del médico británico Andrew Wakefield, en el que vinculó las vacunas contra el sarampión, parotiditis y rubéola con el autismo y diversas enfermedades del colon, en que el movimiento toma más fuerza. Pese a que se demostró que Wakefield tenía "conflictos de intereses financieros", y que varios coautores se retractaron de las conclusiones del mismo, la resistencia a la vacunación se mantiene.

El problema en esos casos, señala O'Ryan, es que logran influir a personas que sin ser antivacunas empiezan a dudar de las vacunas. "Una mamá o un papá que escucha en televisión a alguna de estas personas que usa argumentos muy enfáticos, a veces le entran dudas. Son personas que no tienen nada personal contra las vacunas, y es a esas personas es las que tenemos que apuntar para educarlas y para darles la tranquilidad necesaria en la seguridad de las vacunas que se colocan".

Lo define como un desafío social O'Ryan, el trabajar en educar hoy a la población sobre el tremendo impacto que tienen las vacunas en prevenir morbilidad y mortalidad. "Tranquilizar a la población que las vacunas que se aplican a la población, ya sea a niños o adultos, son vacunas que han sido evaluadas en estudios muy rigurosos y posteriormente siguen siendo evaluadas en el tiempo por diversos organismos, de tal manera de asegurar que son seguras. El impacto de las vacunas a nivel mundial es considerado una de las herramientas de salud pública más relevante para prevenir enfermedades y muertes".

En las últimas horas y tras el revuelo que causó su fallecimiento, un representante del jefe de la periodista, Ben Domenech, se contactó con Qué Pasa para indicar que todo esto se trataría de un mal entendido. "Describieron a Bre como alguien que se oponía a las vacunas basado en un tweet suyo en el cual describe a las vacunas como "el demonio". Ese tweet de Bre fue una broma burlándose de aquellos que no creen en las vacunas".

Lamentablemente, dice, "este comentario ha sido tomado fuera de contexto y le ha causado mucho dolor a quienes la conocian. Fue una buena muchacha y excelente profesional que no merece ser recordada asi".