Así como en la película de Benjamin Button donde el personaje tenía la capacidad de envejecer hacia atrás, la especie de hidra o medusa Turritopsis dohrnii también puede hacerlo, pasando de la etapa adulta a la juvenil cuantas veces quiera.
Ahora, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oviedo, publicado este lunes por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (Pnas), explicó que la T.dohrnii puede revertir su ciclo vital hacia un estado anterior asexual llamado pólipo. Esto la hace especial, pues otras especies de Turritopsis quedan estancadas luego de la reproducción sexual y siguen envejeciendo hasta morir, en cambio la “medusa inmortal” puede seguir rejuveneciendo después de esta etapa.
Los investigadores descubrieron que la diferencia es el genoma de la T.dohrnii, que en comparación con la T. rubra (su pariente cercana que sí es mortal) estos genes están asociados a la replicación y reparación del ADN, siendo la sinergia de todos esos cambios lo que hace que la medusa pueda rejuvenecer.
La clave del envejecimiento en la medusa está relacionado a dos procesos: el silenciamiento de genes mediado por la denominada ruta “Polycomb” y el aumento de la expresión de genes relacionados con la vía de pluripotencia celular.
En la gran mayoría de los casos rejuvenece en el momento en que el ambiente en el que se encuentra es hostil y le genera un gran estrés. Sin embargo, el estudio indica que también hay casos en los que no ha habido ningún motivo aparente por el que lo haya hecho.
“Hemos identificado variantes y expansiones de genes asociados con la replicación, la reparación del ADN, el mantenimiento de los telómeros, el entorno redox, la población de células madre y la comunicación intercelular”, dice el estudio.
Todas estas variantes están relacionadas a procesos de longevidad y envejecimiento saludable en humanos. Los telómeros son los extremos de los cromosomas, y en otras especies y la nuestra, se ha demostrado que la longitud de los telómeros se acorta con la edad.
Aunque algunas de las características de la T.dohrnii probablemente solo funcionen en combinación, el estudio “sienta las bases para futuros estudios en envejecimiento y ojalá encontrar terapias que sirvan para tratar enfermedades asociadas al envejecimiento basadas en genes que nosotros hemos visto alterados o que pudieran influir en el proceso de rejuvenecimiento de esta medusa”, explicó en un comunicado Dido Carrero, doctora en Biomedicina y coprimera autora del trabajo.
De todas formas, Carlos López-Otín que dirigió el estudio indicó que su trabajo no persigue la búsqueda de la inmortalidad humana, “sino entender las claves y los límites de la fascinante plasticidad celular que permite que algunos organismos sean capaces de viajar atrás en el tiempo”.
“Esperamos encontrar mejores respuestas frente a las numerosas enfermedades asociadas al envejecimiento que hoy nos abruman”, añade el investigador al respecto.
En cualquier caso, la T.dohrnii no vive por siempre, pues la consecuencia de ser un animal pequeño e indefenso ante el mundo marino hace que, por ejemplo, sea ingerida por un pez más grande. Sin embargo, su capacidad de rejuvenecimiento lo hace teóricamente capaz de vivir eternamente.
Las conclusiones del estudio dicen que será importante analizar a una especie más cercana, como T. nutricula , para confirmar y refinar la interpretación de los resultados.
La hidra, un animal con capacidades de rejuvenecer
La hidra es un género de hidrozoos propios de las aguas. Miden unos pocos milímetros y son depredadores que capturan pequeñas presas con sus tentáculos. Su nombre proviene de la criatura de la mitología griega Hidra, que es un antiguo monstruo marino serpentino que le crecían dos cabezas por cada una que le cortaban. Al igual que esta, la hidra de agua es capaz de regenerar todo su cuerpo a partir de cualquier fragmento diminuto de sí mismo.
El animal puede modificar genéticamente sus células para sobrevivir, y como todas las especies, pasa por diferentes fases en su vida, incluyendo la de pólipo. En esta etapa, los individuos subsisten en el fondo del mar enganchados a las rocas. Después, tras una reproducción asexual por estrobilación, nacen individuos sueltos que podrán reproducirse de forma sexual en su etapa adulta.
Las medusas inmortales tienen el mismo ciclo vital, pero en vez de envejecer y morir, como cualquier otra especie, estas tienen la capacidad de convertirse de nuevo en pólipos.
Este ciclo de vida que han identificado los investigadores podría ser la clave de investigaciones científicas y clínicas relacionadas con enfermedades como el cáncer, las neurodegenerativas o cardiovasculares.