La Anomalía del Atlántico Sur es un área caracterizada por una reducción significativa en la fuerza del campo magnético de la Tierra en comparación con áreas en latitudes geográficas similares.
Esto significa que en esta zona se reduce la protección contra la radiación nociva del espacio. Los signos más significativos de esto son fallas técnicos a bordo de satélites y naves espaciales.
Según los científicos, la anomalía hace que las partes más internas de la zona natural de partículas energéticas cargadas que rodean la Tierra, conocida como el cinturón de radiación de Van Allen, hace un acercamiento más cercano al planeta. El flujo resultante de partículas energizadas produce un mayor rendimiento de radiación ionizante detectable por los satélites que orbitan la Tierra.
Ahora, esta anómala región magnética está creciendo, según datos que aparecieron en un informe del gobierno publicado a principios de este año.
De acuerdo con el sitio Thedebrief.com, la anomalía es uno de los componentes monitoreados por varias agencias gubernamentales internacionales que comprenden el Modelo Magnético Mundial (WMM, su sigla en inglés), un “modelo armónico esférico del campo magnético principal de la Tierra y su lento cambio temporal”.
El modelo es producido por el Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial de EE.UU. (NGA, su sigla en inglés) y el Centro Geográfico de Defensa del Reino Unido (DGC, su sigla en inglés), sobre la base a la información desarrollada por el Servicio Geológico Británico (BGS) y los Centros Nacionales de Información Ambiental (NCEI) de EE.UU., que es responsable de monitorear el mayor conjunto de archivos que contiene información sobre datos atmosféricos, oceánicos, costeros y geofísicos de la superficie de la Tierra, así como desde debajo de su corteza que se extiende hasta el núcleo planetario.
Según el artículo, el campo geomagnético de nuestro planeta sufre cambios constantes que resultan de la actividad que ocurre en el núcleo de la Tierra, que los modelos actuales no son capaces de predecir fácilmente. Debido a esto, el Modelo Magnético Mundial solo puede ofrecer una buena estimación de la actividad geomagnética de la Tierra en “instantáneas” a lo largo del tiempo, y debe actualizarse cada cinco años más o menos.
La última versión del informe, basada en datos recopilados en una evaluación en diciembre de 2021, se publicó el 1 de enero de 2023, de acuerdo con las especificaciones descritas por el Departamento de Defensa de EE.UU.
Según la versión más reciente del informe, las comparaciones realizadas entre datos que datan de 2019 con datos más recientes puestos a disposición por la Agencia Espacial Europea (ESA) y sus satélites Swarm concluyeron que los modelos actuales siguen siendo precisos.
Sin embargo, el nuevo informe también detalla lo que los científicos han caracterizado como una “profundización” de la Anomalía del Atlántico Sur (SAA, su sigla en inglés).
“La SAA se está profundizando y avanzando hacia el oeste”, afirman los autores en el informe de enero.
“El área afectada”, afirman los autores, “ha aumentado alrededor de un 5% durante este tiempo. Este contorno se aproxima a la región donde es más probable que ocurran daños por radiación a los satélites”.
Según el informe, la SAA continúa teniendo un impacto en una variedad de formas que van desde el daño potencial a los satélites debido a la radiación excesiva hasta la obstrucción de la propagación de radio. Aunque los autores del informe también señalan que se cree que el SAA impacta en las regiones polares, agregan que “los impactos allí dependen menos de la intensidad del campo”.
Fenómeno recurrente
Otro estudio de la Universidad de Liverpool ya reveló que existió otro comportamiento extraño del campo magnético en la región del Atlántico Sur entre hace 8 y 11 millones de años.
Esto sugiere que la Anomalía del Atlántico Sur actual es una característica recurrente y es poco probable que represente una reversión inminente del campo magnético de la Tierra.