Moverse en automóvil es algo muy común para las personas, de hecho, más del 70% de los hogares en Chile tiene uno, ya sea por comodidad, seguridad o rapidez, el auto suele ser el medio de transporte favorito.
Sin embargo, un reciente estudio descubrió que los conductores están respirando una sustancia química presente al interior de las cabinas de los autos que es potencialmente dañina para la salud. Los más propensos a estar expuestos son los viajeros, los conductores de vehículos a tiempo completo y los niños.
La mortal sustancia que estás respirando en el interior de tu auto que puede causar cáncer: así se puede evitar
Un equipo de investigadores del Instituto de Política Científica Verde informaron que el 99% de los automóviles fabricados entre 2015 y 2022 contenían una sustancia química retardante de llama relacionada con trastornos reproductivos y problemas neurológicos, que puede afectar los niveles de coeficiente intelectual de los niños y causar cánceres mortales.
Los retardantes de llama son sustancias químicas diseñadas para reducir la inflamabilidad de los materiales y retardar la propagación del fuego. Los fabricantes de automóviles añaden estos productos químicos a la espuma de los asientos y a otros materiales para cumplir con una norma federal de inflamabilidad en EE.UU que según el comunicado, está obsoleta y no aporta ningún beneficio demostrado en materia de seguridad contra incendios.
Los estudios epidemiológicos han demostrado que el niño estadounidense promedio ha perdido de tres a cinco puntos de coeficiente intelectual por la exposición a un retardante de llama utilizado en automóviles y muebles. Además, un artículo de investigación reciente estimó que aquellos con niveles más altos de este retardante de llama en la sangre tenían aproximadamente cuatro veces más riesgo de morir de cáncer en comparación con las personas con los niveles más bajos.
“Nuestra investigación encontró que los materiales interiores liberan sustancias químicas nocivas en el aire de la cabina de nuestros automóviles”, dijo la autora principal Rebecca Hoehn, científica de la Universidad de Duke en un comunicado.
El estudio publicado en Environmental Science & Technology revisó 101 autos modelo 2015 o posterior de todo EE.UU. donde el 99% contenían tris (1-cloro-isopropil) fosfato (TCIPP), un retardante de llama que está siendo investigado por el Programa Nacional de Toxicología de EE.UU. como carcinógeno potencial. Además, la mayoría de los autos tenía retardantes de llama de éster organofosforado adicionales, dos de estos cancerígenos de la Proposición 65 de California.
“Teniendo en cuenta que el conductor promedio pasa aproximadamente una hora en el automóvil todos los días, este es un problema de salud pública importante. Es particularmente preocupante para los conductores con viajes más largos, así como para los niños pasajeros, que respiran más aire libra por libra que los adultos”, dijo Duke.
Los investigadores también analizaron muestras de espuma de asientos de 51 de los automóviles del estudio. Los vehículos que contenían el presunto carcinógeno TCIPP en su espuma tendían a tener concentraciones más altas de TCIPP en el aire, lo que confirmó que la espuma es una fuente de este retardante de llama en el aire de la cabina.
Otro factor importante fue la temperatura, el clima cálido se relacionó con concentraciones más altas de retardantes de llama porque las temperaturas más altas aumentan la liberación de gases de los componentes interiores, como la espuma de los asientos. El interior de los vehículos puede alcanzar hasta 65 grados Celsius.
Agregar retardantes de llama a los vehículos fue una norma que se introdujo por primera vez en 1970 y permanece sin cambios. Su uso es sumamente obsoleto, de hecho, “llenar productos con estos químicos dañinos hace poco para prevenir incendios en la mayoría de los usos y, en cambio, hace que los incendios sean más humeantes y tóxicos para las víctimas, y especialmente para los socorristas“ dijo en el comunicado Patrick Morrison, que supervisa la Salud y Seguridad de 350.000 bomberos estadounidenses y canadienses en la Asociación Internacional de Bomberos.
Para reducir el riesgo de exposición a los retardantes los conductores pueden abrir las ventanas para ventilar, apagar el aire acondicionado y estacionar a la sombra. “Pero lo que realmente se necesita es, en primer lugar, reducir la cantidad de retardantes de llama que se añaden a los automóviles. Viajar al trabajo no debería conllevar un riesgo de cáncer, y los niños no deberían respirar sustancias químicas que puedan dañar sus cerebros en su camino a la escuela”, finalizó la coautora Lydia Jahl, científica principal del Instituto de Política Científica Verde.