El día que el arqueólogo Howard Carter ingresó en la cámara de Tutankamón, aquél 4 de noviembre de 1922, jamás se imaginaría lo que despertaría casi 100 años después de su descubrimiento. Porque claramente, tanto la famosa momia como la de su madrastra, Nefertiti, son las dos figuras más reconocibles de la antigua cultura egipcia, tan extensa como enigmática.
Inmediatamente tras el descubrimiento del cuerpo momificado, de alrededor de 3.300 años, surgió el debate respecto a qué le ocurrió al joven rey, fallecido a la edad de 19 años. Sin embargo, debido al daño en su cadáver, ha sido muy difícil establecer oficialmente la causa de la muerte. Es por ello que existen varias teorías al respecto, y todas generan controversia entre los egiptólogos.
Recordemos que Tutankamón era el hijo de Akhenaton, un famoso faraón que se casó con su propia hermana. Como resultado, se cree que el joven faraón nació con una serie de deformidades genéticas, incluido un cráneo alargado. Es por ello que entre las posibilidades se cuenta una rara enfermedad genética llamada Síndrome de Marfan, que ataca a una de 5 mil personas; una especie de anemia; o la osteonecrosis, enfermedad que empeoró luego que Tutankamón se enfermó de malaria.
Otras opciones son una herida de batalla; un accidente de carro, un golpe en la cabeza; o bien por asesinato del Chaty (el primer magistrado después del faraón) o por su asesor Ay, quien lo sucedió en el trono. Esta última teoría tomó fuerza en la década de 1960, después de que se encontró un hueso suelto en el cráneo momificado.
Pero un egiptólogo asegura que puede existir otra posibilidad mucho más simple.
Una nueva teoría
El Dr. Zahi Hawass, uno de los expertos más reconocidos relacionados al antiguo Egipto en el mundo, rechaza de plano la teoría del asesinato de Tutankamón.
De acuerdo al experto, el pedazo de hueso encontrado en el cráneo se produjo después de la muerte del faraón. Esto, de acuerdo a un escaneo reciente que revela la inexistencia de marcas o rastros que indiquen un golpe en la cabeza producido por alguien más, como lo postulan otras teorías.
Pero existe otra posibilidad: en varias pruebas se ha revelado la existencia de una fractura en su pierna izquierda, lo que sugiere que una infección en la herida pudo ser la causa final de su muerte.
Para comprobar su teoría, el egiptólogo afirma que desarrolló una nueva técnica, esperando demostrar que no se trata de un asesinato, sino de un accidente producido dos días antes de morir. La tesis toma fuerza si consideramos que en el mundo antiguo, infecciones relativamente menores podían resultar fatales; además, la presencia de malaria pudo dejar a Tutankamón demasiado débil para resistir tras el accidente.
De acuerdo al experto, esto implica que probablemente el faraón murió después de caerse de un carro, posiblemente durante una cacería. Sin embargo, es probable que este último punto nunca pueda ser aclarado.
Hawass aseguró que el desarrollo de la nueva técnica y el estudio finalizan el próximo año, esperando revelar más secretos sobre el faraón más conocido de la historia.