La Niña comienza a causar sus primeros estragos: septiembre termina con récord que no se veía hace 4 años
Según Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, el fenómeno ya comienza a marcar su influencia en el país.
Según ha establecido la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Nooa, su sigla en inglés) en sus últimos informes mensuales, el arribo oficial del fenómeno de La Niña es inminente.
Si bien el último documento le asignaba un 71% de probabilidades, todo indica que en octubre ya debería confirmarse su llegada, extendiéndose por lo menos hasta marzo de 2025.
Esta situación también fue ratificada por el climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero. Sostiene que la temperatura superficial del Océano Pacífico ya alcanzó el umbral de enfriamiento que define el arribo de La Niña, y sus consecuencias comenzaron a notarse ya hace algunas semanas.
La Niña comienza a causar sus primeros estragos: septiembre termina con un récord que no se veía hace 4 años
Cordero establece que los efectos de La Niña ya son evidentes, tanto en Chile como en toda Sudamérica. Muestra de aquello es cómo se ha comportado septiembre, meteorológica y climatológicamente hablando.
Hoy culmina el noveno mes del año, y según la estadística de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), a la fecha acumula 5,9 mm de agua caída, lo que lo transforma en el septiembre menos lluvioso en cuatro años.
Luego de tres años consecutivos con mayor cantidad de precipitaciones (2021, 2022, 2023), destacando el año pasado con 76,8 mm, este año la influencia del fenómeno de La Niña ya se hace sentir.
Cordero explica que revisando las estadísticas del último trimestre, “lo normal es que en el trimestre julio-septiembre caigan alrededor de 130 mm de precipitaciones en Santiago, sin embargo, en esta oportunidad solamente se registraron 86 mm”.
“El déficit de 35% registrado el último trimestre pudo ser peor de no ser gracias a las precipitaciones de 80 mm que tuvimos a inicios de agosto”, añade.
Cordero establece que en el trimestre previo (mayo, junio y julio), se registraron casi 300 mm de precipitaciones, es decir, un 350% más que el trimestre reciente.
Claramente las precipitaciones se desaceleraron a partir de julio, lo que probablemente esté relacionado con el enfriamiento del Pacífico tropical. “Es decir, con el desarrollo de La Niña”, adiciona el climatólogo.
Fenómeno de La Niña ya se siente: estudio detalla su impacto en el clima
Considerando la inminente llegada del fenómeno de La Niña, un reciente estudio publicado en la revista científica Nature (Communications Earth & Environment), bajo el nombre América del Sur se está volviendo más cálida, más seca y más inflamable, ratifica la influencia de La Niña, además de El Niño en moldear las nuevas características climáticas de Chile y la región.
La investigación, liderada por Cordero, advierte que el aumento de la actividad de incendios y los extremos secos son un peligro para la salud pública y pueden provocar un mayor calentamiento mediante la liberación de carbono negro a la atmósfera. También destaca que estos eventos extremos afectan desproporcionadamente a las poblaciones rurales e indígenas vulnerables.
Cordero señala que aunque el cambio climático explica la tendencia, hay años peores que otros. Tanto para las zonas central de Chile como para la cuenca del Amazonas, El Niño aumenta el riesgo de “fuegos intensos”. Para el norte argentino, Paraguay, el sur de Brasil, es La Niña la que al afectar las precipitaciones, dispara el riesgo de incendios incontrolables.
Los resultados también sugieren que la temperatura de la superficie del Océano Pacífico tropical modula la variabilidad interanual de los compuestos secos en América del Sur. Si bien El Niño aumenta el riesgo de incendios en el norte del Amazonas, los extremos secos en la región del Gran Chaco parecen responder más a La Niña.
También sostiene que las temperaturas cálidas provocadas por el clima y las sequías pueden combinarse, aumentando así peligrosamente el riesgo de incendio. Las condiciones cálidas y secas resultantes del aumento de las temperaturas globales han provocado un aumento en la frecuencia y gravedad de los incendios. Las recientes y feroces temporadas de incendios forestales en todo el mundo se han visto favorecidas por condiciones climáticas extremas (incluidas altas temperaturas, sequedad y baja humedad).
Aunque la actividad de los incendios está determinada por varios factores (incluido el combustible disponible, el manejo de la tierra y las fuentes de ignición), bajo ciertas condiciones climáticas, los incendios pueden propagarse fácilmente sin control, amenazando ecosistemas frágiles, vidas humanas y propiedades.
Los modos climáticos a gran escala, como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), también están impulsadas por la fuerza de los vientos alisios. Durante los eventos de El Niño, los vientos alisios se debilitan y se acumula agua cálida frente a la costa occidental de América del Sur, indica el estudio.
Mientras que durante los eventos de La Niña, añade, los vientos alisios se fortalecen, lo que aumenta las surgencias y trae agua fría y rica en nutrientes a la superficie.
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