El llamado Pacífico tropical es una vasta zona del océano que para su estudio y medir las consecuencias que las variaciones de temperatura que sus aguas producen en el clima mundial, científicos han dividido en varias zonas.

Dos de la zonas más relevantes para Chile son la zona 3.4 y la zona 1+2, explica el Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago. “La temperatura en la primera configura el fenómeno de El Niño o La Niña global, mientras que la temperatura en la segunda determina El Niño o La Niña costera”, agrega.

Cordero explica que las temperaturas en ambas zonas se encuentran correlacionadas, es decir, “cuando hay una Niña global en general también hay una Niña costera”.

Sin embargo, suele ocurrir un desfase. A veces La Niña se presenta primero en la zona 3.4 y después lo hace en la zona 1+2, o a veces lo hace solo en una de ambas zonas.

Y todo parece indicar que este fenómeno llegará pronto, impactando tanto el clima global como en el de Chile. De acuerdo a la proyección de la Agencia Norteamericana de la Atmósfera y el Océano de EE.UU, (Noaa, su sigla en inglés) el fenómeno de El Niño debería remitir durante el próximo trimestre, lo que daría paso al fenómeno de La Niña, evento que podría traer varias consecuencias climáticas negativas para el país.

La Niña es la fase fría de una oscilación en la temperatura superficial del pacífico tropical. Cuando la temperatura frente a las costas de Ecuador y Perú está bajo valores típicos Se habla de La Niña. Aunque actualmente la temperatura superficial del pacífico tropical está sobre valores típicos, es decir, estamos aún en presencia de El Niño, pero existen más de 50 % de probabilidades de que en el segundo semestre de este año año se desarrolle La Niña.

Sin embargo, como explica Cordero, la llegada de La Niña será junto a su variante climática, aunque aún no se sabe a ciencia cierta la fecha concreta de su llegada.

La Niña costera es un evento climatológico que consiste en un enfriamiento anómalo del Pacífico oriental ecuatorial cercano a la costa sudamericana, diferente aunque relacionado con el conocido fenómeno de La Niña, el cual se desarrolla en el Pacífico central y tiene implicancias a nivel del clima global.

La Niña costera: estos son los 4 efectos que puede producir en el clima del país

Según explica Cordero, una de las principales consecuencias de La Niña costera en Chile es en el patrón de las precipitaciones la zona central, que en general son más sensibles a la a la temperatura superficial en la zona 3.4, aunque admite que la temperatura en la zona 1 + 2 también puede jugar un rol.

Por ejemplo, dice, el año más seco en la zona central en los últimos 50 años fue el 2019. “Ese año no estuvo marcado por una Niña global, pero si por una intensa y corta Niña costera. Es decir, la temperatura en la zona 1 + 2 estuvo bajo valores típicos durante el segundo semestre del 2019″.

Estas son los principales efectos de La Niña costera en el país:

1. La Niña y La Niña costera influyen negativamente en las precipitaciones en la zona central.

2. Modera las temperaturas máximas. Los veranos marcados por La Niña no son tan abrazadores como aquellos marcados por El Niño.

3. Provoca veranos extraordinariamente secos en la Patagonia chilena. El riesgo de incendios durante los veranos marcados por la niña es alto en esa zona del país.

4. También tiene un efecto sobre el llamado invierno altiplánico. En los veranos marcados por la niña en general se presentan más precipitaciones en el altiplano.

Científicos anticipan posible llegada al país de extrema variante climática, algo que no ocurre hace 6 años

Los efectos climáticos de La Niña costera pueden ser tan o más importantes que los de La Niña global, pero a un nivel local, tal como ocurrió con la Niña costera de 2018 en comparación a la débil Niña global de 2017-18.

Cordero añade que La Niña global influye más fuertemente su presencia en el invierno, especialmente para Chile. “En el verano es un poco diferente y ahí influye más La Niña costera. Pero en el invierno, que es lo que viene, es más influyente en Chile central, El Niño o La Niña global”.

“Por ejemplo, el año más seco en la zona central en los últimos 50 años fue 2019. Ese año no estuvo marcado por una Niña global, pero sí por una intensa y corta Niña costera. Es decir, la temperatura en la zona 1 + 2, estuvo bajo valores típicos durante el segundo semestre de 2019. Es probable que esa corta, pero intensa Niña costera haya contribuido a hacer de ese año, uno de los años más secos jamás registrados, solo comparable con1968 y 1998″, sostiene el académico de la Usach.

Comienza a aparecer lentamente: podría golpear a Chile en los próximos meses

El fenómeno de La Niña comienza a aparecer lentamente en nuestro horizonte, dejando atrás poco a poco al fenómeno de El Niño, el que se encuentra en una etapa final, una etapa de debilitamiento.

“La Noaa estima que hay un 55% de probabilidades de que en la segunda mitad del año se desarrolle La Niña, fenómeno que tiende a moderar las temperaturas. Este período del año debería ser menos caluroso que el primero”, explica Cordero.

Con la posibilidad concreta de que se registre un nuevo capítulo de La Niña en Chile, Cordero revela que esto ya ocurrió y con características similares hace un siglo, en 1924. Se trata de una desconocida sequía que azotó a Santiago y la zona central hace 100 años debido al fenómeno de La Niña. El evento climático se extendió desde la Región de Valparaíso al Ñuble.

El evento climático nos hace recordar que las sequías en la zona central del país, son atribuibles al fenómeno de La Niña. Si bien es importante aclarar que tanto las sequías como La Niña han ocurrido desde hace mucho tiempo, anterior al episodio de 1924, no existen estadísticas confiables al respecto, solo relatos que permiten asociar determinados eventos climáticos.

Por ejemplo, se sabe que cuando Pedro de Valdivia llegó al valle del Mapocho en 1540, fue un año muy seco, luego en 1547 también se registró un importante déficit de precipitaciones. En 1637, ya en la Colonia, hubo otro episodio con características similares, también uno en 1863 en el sur de Chile o la construcción del canal San Carlos en 1742 debido a un evento de sequía extrema.

Trazado del canal San Carlos en 1800; firmado en 1805 por Miguel O. Otero, es copia del realizado cinco años antes por Agustín Cavallero.

La sequía de 1924 es la primera que cuenta con una base científica y estadística más amplia en el país. Concretamente, afectó a la Región de Valparaíso, Metropolitana, O´Higgins, Maule y Ñuble. Luego de este evento, tuvieron que pasar nueve años para que se volviera a repetir algo similar, es decir, en 1933, aunque fue en el norte, en la Región de Atacama y Coquimbo.

Recién en 1955, más de dos décadas después, una sequía arribó a Santiago y la Región Metropolitana. El historial en la capital lo completa la gran sequía del 68, y luego a partir de los años 90, ya de manera prácticamente consecutiva hasta la actualidad, en 1994-1997, 1998-1999, 2007-2008, 2010-2011, 2012-2016, 2017-2023.

La Niña en 1924. Fuente: Noaa

“Los registros instrumentales de la Dirección Meteorológica de Chile indican que las sequías más extremas del ultimo siglo fueron en 1924, 1968, 1998 y 2019, las que coincidieron con eventos de La Niña (en la zona 1+2 en el caso de 2019). Esto muestra la enorme importancia de La Niña para las precipitaciones en la zonas central del país”, revela Cordero.

Período frío: la variante climática que podría golpear a Chile en los próximos meses

En algunas ocasiones, se pueden dar varios eventos de La Niña consecutivos. “Si se desarrolla en los próximos meses, probablemente marque el verano de 2025. La Niña en el verano se asocia a temperaturas moderadas, lo que significa que el próximo verano podría ser menos extremo en términos de temperatura, a diferencia del que estamos terminando”, sostiene el climatólogo de la Usach.

Esto se da luego de que el año pasado, se cortara una racha extraordinaria de 14 años consecutivos de sequía. “El 2023 fue en la zona central el año más lluvioso en 25 años, un factor que favoreció dicha precipitaciones fue el desarrollo de El Niño en el Pacífico”, añade Cordero.

Si este año vuelve o no la sequía a la zona central, dependerá de qué tan rápido se desarrolla La Niña, sostiene el climatólogo. “Aunque Chile es un país mucho más rico y desarrollado hoy que en 1924, no es invulnerable a los estragos asociados a una sequía. La persistente sequía en la zona central ha devastado comunidades rurales de Chile central y afectado el precio de los alimentos en las grandes ciudades, por ejemplo”, señala Cordero.

Este año las precipitaciones se percibirán con mayor intensidad durante el primer semestre en la zona central del país debido al declive del fenómeno de El Niño, la llegada de La Niña y las consecuencias del cambio climático que también han provocado intensas olas de calor en el último tiempo.

El meteorólogo de la Fundación Huinay PUCV-Enel, Miguel Fernández, explica que “recientemente El Niño ha comenzado a disminuir de intensidad. Se espera que a mediados del otoño ya se encuentre en una etapa de neutralidad, y entre la mitad y fin del invierno se convertiría en un periodo frío del fenómeno de La Niña”.

La Niña se asocia a años secos, reconoce Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago.

En consecuencia, el pronóstico inicial apunta a que durante el invierno “podamos observar eventos de lluvias asociados al paso de sistemas frontales que podrían superar incluso los niveles de normalidad anuales que rodean los 365 milímetros en promedio, de los cuales los meses de mayo, junio, julio y agosto son los responsables de aportar la mayor cantidad”, dice Fernández.

Luego, terminado el invierno y entrando en el segundo semestre del año, comenzaría una fase contraria y de bajas temperaturas. “Es altamente probable que las condiciones de pluviometría se vean debilitadas considerablemente, por lo tanto, podríamos esperar una condición de lluvias por debajo de lo normal. Junto con ello se esperan periodos de heladas hacia la época de primavera debido a la baja en las temperaturas”, puntualiza el meteorólogo.