Se aprecia en redes sociales, en empresas y hasta en estamentos gubernamentales: poco a poco el lenguaje inclusivo va ganando espacio. Se vio en el mes de septiembre cuando el Ministerio de la Mujer llamó a "Compartir la pega en las Fiestas Patrias y Matrias". O cuando la expresidenta Michelle Bachelet utilizaba "chilenas y chilenos". También en quienes usan "@", "x" o "e", para dar cuenta sobre los diferentes géneros, transformando, por ejemplo, un "los", en "l@s" o "lxs", o hablar de "todes", para no hacer referencia ni a lo masculino o femenino.
El lenguaje no es inocuo, dicen quienes defienden el uso de formas inclusivas. ¿Por qué? Al utilizar el genérico masculino, por ejemplo, al hablar de "profesores" o "chilenos", dicen, se asume están incluidas las mujeres, pero no es así y se invisibilizan. Lo mismo ocurre con otros grupos discriminados socialmente, como la población trans.
Pero en la discusión de sí es correcto o no su uso, no hay consenso. Para algunos es innecesario, para otros es parte de una transformación social. Debate al que ingresó ahora la Real Academia Española (RAE), que indicó que el lenguaje inclusivo no se ajusta dentro de las normas de la lengua española. Es decir, el uso de la "e", y la incorporación de todas las expresiones de género y sexo, no corresponden.
Uso extendido
El anunció se presentó el 26 de noviembre pasado, cuando la RAE lanzó el Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica. El documento es una actualización de los cambios en el idioma, con el que hablamos y escribimos. El propósito, dice la RAE, es articular a todas las naciones que comparten el español. Busca describir sus usos "pero no sancionarlos", señala, orientado a los 570 millones de personas que hablan español en el mundo.
Es la primera vez que la institución hace un libro de estilo. Incluye además recomendaciones para publicaciones on line. Se trabajó mucho tiempo en el texto, señala Alfredo Matus Olivier, director de la Academia Chilena de la Lengua. Labor en la que se consultó a la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), a la cual Chile pertenece.
Es una obra que describe la lengua con una mirada menos purista lingüísticamente, destacó la RAE en su lanzamiento. Plantea usos, pero no se sanciona como se hacía antes. Tampoco repudia a otras maneras de decir, más bien recomienda usos, pero no los impone.
"No significa que la RAE rechace el lenguaje inclusivo", aclara Matus. Es una especie de puesta al día de los problemas que se debaten en la lengua española. "Es tomarle al pulso a la sociedad que estamos viviendo, viendo cuáles son los movimientos sociales importantes y ver en qué medida tienen impacto en la lengua española. Y los cambios en la educación, el movimiento feminista, por ejemplo, tienen mucha fuerza, y están marcando una especie de dirección de la sociedad hacia nuevos horizontes".
¿Por qué no admite el uso de "e" o del @ como lenguaje inclusivo? Aún falta tiempo, acota Matus. La lengua tiene vida y cambia. Pero para que se puedan incorporar cambios se debe afirmar que están estabilizados socialmente. "Se debe usar por más tiempo, por lo menos se deben esperar unos cinco años para ver si el uso se adopta. Las lenguas cambian respecto al imperio del uso, a que sea actual, vigente y socialmente estabilizado, pero aún el lenguaje inclusivo no está establecido en toda la sociedad".
Frente a los cambios sociales, la actitud de la academia es tremendamente respetuosa y muy prudente, dice Matus: "Los cambios en las lenguas no tienen que ver con decisiones de la academia. La lengua cambia en el tiempo, suceden a través de los años y de los siglos".
Lenguaje inclusivo ¿para qué?
Hablar de lenguaje inclusivo, no es una moda, indica la académica de Trabajo Social de la Universidad de Chile, investigadora Fondecyt y experta en diversidad sexual Caterine Galaz. "Yo no le llamaría moda. Más bien, hay una irrupción de identidades que antes no se consideraban. Hoy existe un estallido social que busca el reconocimiento de esas identidades que antes no se consideraban, que eran invisibles, y es el momento para ganar espacios".
"Tarde o temprano si en el uso del lenguaje inclusivo es cotidiano, la RAE tendrá que aceptarlo", enfatiza Lorena Antezana, especialista en lenguaje y cultura, académica del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. Eso siempre pasa así. "El uso hace que se tenga que aceptar, y si se empieza a aceptar se impone por sobre esa institucional. Pero hoy no está masificado, hay mucho trabajo por hacer". Pero las tecnologías han modificado eso, dice, y el cambio podría partir por las redes sociales y de ahí permear otras estructuras.
Para Michel Riquelme, Coordinadore ejecutive de OTD Chile, señala que para ellos era una estrategia política el uso de todas las palabras que tienen un género usando la "e". Porque así distinguen que el género no da lo mismo, aclara. "Se enfatiza que existimos personas que no nos identificamos ni como hombres, ni como mujeres, que la RAE no lo acepte solo demuestra que es una institución arcaica y colonialista que no considera que el lenguaje cambia y somos nosotres quienes podemos rehacerlo cuántas veces queramos", aclara.
Es por eso, aseguran en OTD- Chile, seguirán usando la "e", porque así tensionan el binarismo de género, señala Riquelme. "Algo que más temprano que tarde todes agradecerán. Por lo general, las burlas que recibimos es por gente ignorante o conservadora, que no acepta que los tiempos cambian y que la soberanía lingüística es importante para mostrar vivencias antes invisibilizadas, como la de las personas trans".
No es solo una letra que cambia. Es un cambio cultural, dice Antezana. Y como el lenguaje se construye en base a consensos, esas trasformaciones ayudan a ver el mundo de manera distinta. "Pensamos en base a la lengua miramos el mundo en base a la lengua, si no conozco, por ejemplo, el concepto magenta es imposible que lo vea, por lo tanto te cierra al mundo y te limita las opciones de sentir, si no tienes la distinción conceptual que permite entenderla".
El lenguaje no es inmutable. Y si hasta hace algunas décadas era común referirse a toda la humanidad con la palabra "hombre", y por lo mismo se hablaba de "Derechos del Hombre", hoy es "Derechos Humanos", por eso el uso del lenguaje inclusivo implica reconocimiento social a grupos excluidos, concluye Antezana.
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