“Fundar un parque es un acto de amor por la naturaleza. Es un acto de conservación para que nuestros hijos, nuestros nietos y los que vendrán después de ellos puedan conocer las maravillas de la naturaleza”. Las palabras del expresidente, Sebastián Piñera, quedaron plasmadas en un video donde invitaba a conocer el parque que fundó hace casi 20 años.
Al sur de la isla de Chiloé se ubica Parque Tantauco, iniciativa creada por el expresidente Piñera, que protege 118 mil hectáreas de ecosistemas declarados prioritarios para la conservación, por la Estrategia Nacional de Biodiversidad en 2003. Su nombre significa “lugar donde las aguas se juntan”.
Desde 2006, el Parque Tantauco -bajo el alero de Fundación Futuro y Fundación Piñera Morel- resguarda especies de flora y fauna que habitan en un enorme territorio ubicado en la comuna de Quellón, al sur de la gran isla de Chiloé. Entre otras cosas, aporta en la conservación de los últimos territorios vírgenes que quedan en ese lugar, y asegura que las actuales y futuras generaciones puedan conocer el bosque nativo tal como lo vieron los antiguos habitantes de la zona.
La última visita de Sebastián Piñera al Parque Tantauco: “Él se enamoró de este lugar”
Es sus 130 kilómetros disponibles para hacer senderismo (en rutas que varían desde las 3 horas hasta los 8 días) es posible apreciar la gran biodiversidad de un bosque nord-patagónico. Allí se pueden apreciar animales como el zorro chilote, el halcón peregrino, el Pudú, el Carpintero Negro, el gran Caracol del Bosque y el pequeño Monito del Monte. Además, se puede apreciar la gran flora local, tales como las extensas áreas de bosque Siempreverde, Tepuales, Olivillos, y otras especies emblemáticas del bosque de Chiloé.
Asimismo, con sus más de 120 kilómetros de costa ofrece refugio a especies de aves costeras y marinas que buscan refugio en sus playas, bahías y humedales. Allí es posible, incluso, observar ballenas que cruzan por el Golfo del Corcovado.
Según cuenta el administrador general del Parque Tantauco, Alan Bannister, al fallecido mandatario le gustaba visitar frecuentemente el lugar que hace casi 20 años fundó. De hecho, el fin de semana previo a su trágica muerte estuvo compartiendo junto al empresario, Ignacio Guerrero, y junto también a Rodrigo Pérez Mackenna, exministro de Vivienda y de Bienes Nacionales.
Llegaron en helicóptero. No en el Robinson R66 que terminó en el fondo del Lago Ranco y acabó con la vida del exmandatario, sino que aparecieron en la aeronave propiedad de Pérez Mackenna.
En conversación con Qué Pasa, Bannister destaca el aporte a la conservación del exmandatario, y al mismo tiempo relata la última visita de Sebastián Piñera al Parque Tantauco.
-¿Cuál es tu impresión del expresidente Piñera y su relación con el parque?
Yo soy administrador del parque hace 18 años, desde que se inauguró. Desde ese tiempo, el expresidente siempre estuvo ligado a la planificación y gestión del parque. Era su proyecto. Él se enamoró de este lugar, sobrevolándolo en 2005. Desde el principio estuvo emocionado con la idea. Este fue su proyecto medioambiental.
Él fue un innovador, porque en ese tiempo era muy difícil que un empresario chileno se interesara en conservación privada. El único referente en ese entonces era Douglas Tompkins, con la creación de su Parque Pumalín.
-¿Se inspiró el expresidente en Douglas Tompkins para crear su parque?
Sin duda. Esto surge después de una visita de la familia de Sebastián Piñera al fundo Reñihué (ahora Pumalín), y ahí surge la inspiración de crear Tantauco. Parte del equipo de Chile Ambiente, que trabajó en Pumalín, también trabajó en Tantauco haciendo la línea base. De ahí, el proyecto fue tomando vuelo propio.
-¿Cuántas veces el expresidente Piñera visitaba el parque Tantauco? ¿Cuáles eran sus lugares favoritos?
En el principio, entre 2007 hasta 2009, se hicieron varias visitas con grupos, principalmente. Y después, en los dos periodos presidenciales, por un tema de agenda, lo visitó menos. Pero siempre entre las presidencias, y después de su segundo mandato, él lo visitaba todos los años. Especialmente para el día del parque, que se celebra en enero.
Siempre pasaba por el área norte, en Chaiguata, pero también se enfocaba en visitar Caleta Inío, donde era el lugar que más le gustaba. Le encantaba volar también por la costa occidental, ir a Caleta Zorra -una playa lejana-. Él disfrutaba mucho de la enormidad de esta zona de conservación.
En Caleta Inío, que era el lugar favorito del expresidente, fue el punto de partida para hacer crecer el Parque Tantauco.
-¿Te acuerdas de las palabras que te extendía el expresidente en sus visitas? ¿Qué era lo que más le preocupaba sobre la conservación del parque?
En el fondo, él se alineaba con los equipos técnicos y tenía especial sensibilidad con la ranita de Darwin, con las ballenas que están en el Golfo Corcovado, el zorro de Chiloé y en general las especies emblemáticas.
-¿Qué hacía principalmente el expresidente en sus visitas a Tantauco?
A él le gustaba recorrer los senderos, era un súper buen caminante. Llevaba a todas sus visitas a caminar senderos largos. Incluso, el sendero Quilanlar, de más de 20 kilómetros, lo caminaba completo. Era un gran apasionado por estar afuera, por hacer cosas, por volar y caminar el parque.
-Háblame un poco sobre la última visita ¿Qué fue lo que hizo en esa oportunidad?
Ellos (Piñera, Guerrero y Pérez Mackenna) fueron en helicóptero. No lo piloteaba el expresidente, porque era el helicóptero de otra persona. Llegaron a Chaiguata, que es la parte norte, donde recibe más visitantes el parque. Es donde uno puede llegar en auto.
Recorrieron un sendero con los guardaparques, pasó a saludar a la gente del restaurant que hay ahí. Y después fue camino hacia Inío, porque parte de su familia también estaba ahí.
Estuvieron principalmente en Inío, subieron al faro, estuvieron en las playas, comieron y el domingo temprano se retiraron hacia Futaleufú.
-¿Eso es algo que regularmente hacía? Más allá de las actividades públicas del parque.
Sí, lo hacía regularmente. Eso era una actividad privada de él con sus amigos.
-¿Y aparecía de repente, o avisaba para que le tuvieran algún preparativo especial?
Él avisaba con poca antelación, y como el parque está preparado para visitantes tampoco había que hacer algún preparativo especial cuando viniera. Él siempre fue muy sencillo, no necesitaba grandes cosas. Se adaptaba a la comida que hubiera.
En ese sentido es admirable la simpleza y la sencillez con que abordaba estas visitas.
-¿Cuál crees que es el aporte que deja el expresidente en este ámbito?
Como equipo del Parque Tantauco estamos súper dolidos por lo que pasó, pero también súper orgullosos de ser parte de este legado ambiental que deja la Fundación Tantauco, y que queremos seguir potenciando. Y es que es gracias a él, sin duda, como fundador, gestor y como el que ha sustentado este proyecto durante todos estos años.