Un enorme vacío de conocimiento científico sobre los sistemas de agua dulce. Esa fue la motivación de un grupo de investigadores para realizar una exhaustiva revisión de 80 artículos científicos chilenos sobre las cuencas ubicadas entre el Aconcagua y el Biobío, y luego identificar las principales amenazas a los ríos y a los cuatro grupos de fauna que los habitan: peces, invertebrados, anfibios y plantas acuáticas. La revisión arrojó un total de 14 amenazas antropogénicas o humanas, que los investigadores concentraron en cinco grupos: 1) especies exóticas; 2) pérdida de hábitat, degradación y cambio en uso de suelo; 3) contaminación; 4) cambio climático, y 5) sobreexplotación (ver infografía).
El siguiente desafío fue determinar la principal amenaza. Para eso, enviaron más de 100 encuestas a los científicos, académicos y consultores que han estudiado los ríos de la región mediterránea (entre la Cuarta y la Novena Región), a quienes pidieron evaluar estas amenazas en cuanto a la escala, la frecuencia, el impacto funcional, la resistencia y el tiempo de recubrición.¿El resultado? El cambio de uso de suelo es la principal amenaza para los ecosistemas de agua dulce. Pablo Fierro, investigador de la UACh y quien encabezó el estudio, explica que el cambio de uso de suelo, desde vegetación nativa a suelo de actividades humanas -como áreas agrícolas o urbanización-, estaría afectando a los invertebrados (principalmente insectos) que viven en los ríos y que son la base de la cadena alimenticia en esos ecosistemas, ya que son consumidos por peces, aves o pequeños mamíferos.
Los ríos desempeñan múltiples roles dentro de los ecosistemas y la sociedad, dice Loretto Arriagada, investigadora de la UdeC. Pero el desarrollo económico y el crecimiento de la población han alterado la disponibilidad y calidad del agua, así como también la diversidad de las especies en los ríos. "Hoy la calidad del agua y la disponibilidad es cada vez menor", explica. Para Iván Arismendi, académico de la U. Estatal de Oregón (EE.UU.), la identificación de estas amenazas es relevante para la creación y desarrollo de políticas públicas, y permite enfocar efectivamente los recursos -que son escasos- hacia los principales problemas.
En esa línea existe una iniciativa que podría ingresar al Congreso a fin de año. La abogada Macarena Soler, fundadora de Geute Conservación Sur, explica que están trabajando en el diseño de una norma que crea una figura de área protegida -similar a un plano regulador, pero de los ríos-, que en algunos tramos contempla restricciones al desarrollo de actividades para proteger valores ambientales, sociales, deportivos u otros, asociados a los ríos. "Hoy tenemos apenas el 1% de los ríos protegidos", dice Soler. Además, lanzaron una campaña en Instagram (#rios.salvajes) de educación ambiental, "para dejar atrás esa idea errónea de que los ríos se pierden en el mar".
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