Un estudio reciente encargado por The Pew Charitable Trusts concluye que el plástico en el océano podría triplicarse para el año 2040 si no se toman medidas enérgicas. El informe señala, además, que los plásticos permanecen en el océano durante cientos de años y existe la posibilidad de que nunca se biodegraden.
La basura plástica que llega al océano proviene principalmente desde las regiones costeras de todos los continentes y diversos estudios están documentando cómo impactan distintas especies. En esa línea, hoy sabemos que las aves marinas consumen el plástico, se enredan en él o lo utilizan para la construcción de sus nidos.
Para la bióloga marina Valeria Hidalgo-Ruz, investigadora externa del Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI), esta interacción del plástico y las aves marinas podría significar que estas especies funcionen como un “compartimento biótico” para estos desechos. Esto quiere decir que además de acopiarse en las playas, en la superficie del océano y en el fondo de mar, “las aves marinas se están convirtiendo en una especie de compartimento donde se está acumulando el plástico”, dice Hidalgo-Ruz.
La investigadora lideró un estudio junto con investigadores del ESMOI y la Universidad Católica del Norte (UCN), además de Nueva Zelandia y Estados Unidos, para determinar si es posible identificar patrones como el color, la forma, el tamaño o el tipo de plástico, cuando las aves marinas ingieren estos desechos o los utilizan para construir sus nidos.
Los investigadores incluyeron ocho especies de aves marinas del Océano Pacífico Sur como modelo de estudio para intentar responder preguntas como: ¿Existen patrones o selección en la ingesta de plásticos? ¿Eligen determinados plásticos para la construcción de nidos y la alimentación de polluelos?
Una hipótesis inicial indicaba que las aves marinas que se alimentan de plástico dispuesto en la superficie sí los elegirían: “Como ahí es donde se acumula y existe mayor disponibilidad, existiría por tanto mayor selectividad”, explica Valeria Hidalgo-Ruz. Pero esa idea fue superada luego del trabajo en terreno.
Esto, porque tanto las especies que buscan alimento en la superficie como las que bucean para conseguir comida presentaban plásticos de similares características. “Nuestra conclusión es que para la ingesta no existe selectividad y comen el plástico que pillan”, explica la investigadora.
Otra posibilidad -agrega la bióloga marina- es que se trate de una ingesta secundaria o accidental: el plástico encontrado en su organismo podría provenir de las especies que son su alimento. “Es decir, su presa es la que se alimenta de plástico y de ahí adquiere el plástico. Hablamos de pequeños peces, crustáceos o calamares”, explica.
En el caso del plástico utilizado para construir el nido, los investigadores lograron identificar tendencias hacia ciertas preferencias, por ejemplo, a los colores fuertes. “Había un patrón hacia colores más cálidos, como un rojo anaranjado o un azul rojizo. Ahí sí que vimos selectividad”, dice Hidalgo-Ruz. Agrega que, debido a su color, es posible que esos desechos provengan de la industria pesquera o de la salmonicultura.
Es imperativo que detengamos el ingreso del plástico al mar y, para ello, debemos modificar en forma drástica e inmediata nuestras conductas.
Guillermo Luna Jorquera, codirector ESMOI y académico UCN.
Matías Portflitt-Toro, investigador de UCN y ESMOI, y coautor del estudio, explica que existen registros de que en los años 80 el ave fragata grande utilizaba plantas y restos orgánicos para construir sus nidos. “Sin embargo, ahora observamos que un gran porcentaje de su nido está construido con plásticos”, dice el investigador. “Esto es básicamente porque lo que más abunda en su hábitat y en aguas circundantes es el plástico, que proviene principalmente de la industria pesquera”, agrega.
Para Martin Thiel, profesor de biología marina de la UCN, investigador de ESMOI y creador de la una iniciativa ciudadana Científicos de la Basura, estos resultados indican que los plásticos ya se encuentran en casi todos los niveles tróficos del océano. “Aquí han sido encontrados en especies que capturan su alimento en la superficie del mar y en especies que lo capturan buceando. No es un solo grupo que se alimenta en una zona o en un ambiente específico, sino son todas las especies que forrajean por diferentes partes en todo el océano. Esto subraya la gravedad de la problemática y la necesidad para soluciones efectivas y urgentes”.
La relevancia de estos resultados -indica Guillermo Luna Jorquera, codirector de ESMOI- es que dan cuenta de que la contaminación con plástico en el Océano Pacífico Sur es un problema “muy serio”. “Es imperativo que detengamos el ingreso del plástico al mar y, para ello, debemos modificar en forma drástica e inmediata nuestras conductas. Por ejemplo, evitar el plástico de un solo uso y no arrojar o dejar basura de ningún tipo cuando vamos a la playa”, agrega Luna-Jorquera.
Actualmente el Congreso está tramitando un proyecto de ley que precisamente busca reducir el uso de plásticos de un solo uso.