Si bien en nuestro país hombres y mujeres muestran desempeños similares en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) de Lenguaje (487 versus 503 en 2015), se han observado diferencias importantes en los puntajes en la PSU de Matemáticas entre ambos géneros durante al menos la última década (514 versus 487 en 2015). Esta diferencia en puntajes entre géneros es parecida a lo que se observa en otras partes del mundo.

Las diferencias en desempeño son producto de múltiples fuerzas que interactúan de manera compleja tanto a nivel del hogar como de la escuela. Algunas de las hipótesis, que cuentan con evidencia empírica en la investigación educacional, son el rol de los estereotipos en el desempeño en pruebas estandarizadas, la ansiedad matemática y el rol de las expectativas de los profesores.

Las diferencias observadas entre grupos de distinto género han sido atribuidas, en parte, al fenómeno de "amenaza de estereotipo". De acuerdo a esta teoría, las mujeres tendrían un desempeño menor a lo esperado porque la situación de prueba le generaría una tensión adicional asociada a la expectativa de confirmar, como característica propia y real, un estereotipo negativo. Esta tensión distorsionaría el puntaje obtenido en instrumentos de evaluación estandarizadas invalidándolos como medición de la habilidad real de las mujeres.

Otra posible causa de los menores desempeño de las mujeres es la ansiedad matemática. Dicha ansiedad, no sólo reduciría el desempeño de este grupo en pruebas estandarizadas, sino que además redundaría en menores oportunidades de aprendizaje para las mujeres. Individuos con ansiedad frente a las matemáticas tomarían menos cursos electivos de matemáticas que los individuos con baja ansiedad, tanto en la educación secundaria como en la universitaria, lo que redundaría en una menor preparación.

Por último, se sabe que las expectativas de los maestros sobre el desempeño de los estudiantes juegan un papel importante en la interacción en el aula. La investigación ha establecido que los maestros tienen diferentes prácticas en el aula con estudiantes para los que tienen expectativas académicas altas o bajas. Además, las expectativas de los profesores inciden en el desempeño de los alumnos en la medida en que estos últimos internalizan las creencias de sus profesores y ajustan su comportamiento para cumplir con esas expectativas. Un estudio realizado en 2015 en Chile muestra que las expectativas de los futuros maestros sobre el rendimiento en matemáticas son menores para las niñas que para los niños.

* Verónica Santelices es académica de la Facultad de Educación UC y Directora Alterna del Núcleo Milenio Experiencia Estudiantes Educación Superior.