El cambio climático, las marejadas y los desastres de origen natural que cada cierto tiempo nos golpean, generan un fuerte impacto en nuestras costas que se está viendo notoriamente acelerado debido a la intervención humana que fragmenta estos ecosistemas, impidiendo el ciclo de su recuperación.
Nuevos estudios, que serán dados a conocer por el Observatorio de la Costa, revelan que la erosión se duplica cada dos años en playas entre Arica y Los Lagos.
Pese a los riesgos, se siguen repitiendo problemas como el que llevó a la demolición de lujosas casas de veraneo este martes en Pupuya, Comuna de Navidad. Parte del problema que llevó a un grupo de parlamentarios liderados por el Senador Alfonso De Urresti, a presentar una moción parlamentaria que modifica, en lo general, la ley N°19.300, sobre Bases Generales de Medio Ambiente, en materia de protección de zonas costeras, iniciativa que permitirá iniciar un proceso de discusiones para la creación de una Ley de Costas para Chile.
Carolina Martínez, directora del Observatorio de la Costa, explica que parte de la evidencia que ha permitido generar esta nueva propuesta de Ley, recoge investigaciones provenientes del mundo académico y del trabajo con las comunidades.
Uno de los más recientes estudios, muestra que la erosión costera es un fenómeno en aumento que afecta al 86% de las playas de norte a sur. “Hemos analizado los cambios en la línea litoral durante los últimos 40 años en Chile”, explica Martínez.
Evidencia científica
La también académica de la Facultad de Geografía de la Universidad Católica, agrega que entre los hallazgos se cuenta que la bahía de Algarrobo es una de las más afectadas por estos fenómenos: evidencia tasas de cambio de hasta menos 4 metros por año, según análisis realizados en 2021.
“La proyección a 20 años realizada como parte de este estudio, muestra que las áreas con mayor erosión para 2042 serían el norte y sur de la bahía, afectando al humedal de Cartagena y a la playa El Tabo”, dice Martínez.
Además de esta zona, en la Región de Valparaíso se proyecta alta erosión también en Santo Domingo y, en menor grado, impactos en la playa Reñaca. Hacia el norte en la Región de Antofagasta, en tanto, la playa de Hornitos, se cuenta entre las más afectadas, mientras que hacia el sur, se incluyen playas como Pichilemu, Arauco-Laraquete, Bahía de Lebu y Lebu-Tirúa.
“Las playas con las mayores tasas de erosión corresponden a aquellas de ensenada, donde se desarrollan extensos litorales arenosos, asociados a antiguos campos dunares y humedales costeros”, detalla la investigadora.
Los estudios establecen que tras estos fenómenos existen forzantes climáticas como el calentamiento global y la megasequía que afecta a nuestro país, a lo que se suman factores de tipo geológico-tectónico, como terremotos y tsunamis.
Sin embargo, la moción parlamentaria también recoge el impacto de la intervención humana en las costas: relleno de humedales para proyectos inmobiliarios, la ocupación de campos dunares, la extracción de arenas de playas, ríos y dunas para construir, contaminación de cuerpos de agua y suelo, fragmentación del paisaje costero, entre otros.
En este sentido las investigaciones también indican que los litorales arenosos dependen del transporte de sedimentos a lo largo de la costa, los que son movilizados por las olas, las corrientes marinas y sedimentos incorporados por los caudales de ríos.
Nueva Ley de Costas
Hasta ahora uno de los principales impedimentos para avanzar hacia políticas que permitan mitigar estos impactos, es que nuestra regulación se basa en la llamada “Política Nacional de Uso del Borde Costero”, un reglamento de más de tres décadas.
Esta antigua regulación contempla el concepto de “borde costero”, que en la práctica sólo protege una parte poco significativa de la costa (solo hasta la línea de playa de 80 metros), dejando valiosos ecosistemas asociados fuera de toda figura legal de protección.
La nueva normativa, que comenzó su primer trámite constitucional en el Congreso, busca posicionar el concepto de zona costera, asimilando la evidencia científica que se ha generado por la academia y el importante aporte de comunidades ciudadanas movilizadas, proponiendo una regulación del litoral que esté acorde a los nuevos desafíos climáticos, salvaguardando nuestras costas para el uso las y los chilenos, los servicios ecosistémicos que nos proveen y la biodiversidad única que allí habita.
Toda esta evidencia será dada a conocer en un nuevo libro que se presentará el lunes 12 de diciembre en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional, como parte del Seminario Internacional “Ley de costas para una nueva gobernanza costera en Chile”.
La publicación, que recopila investigaciones científicas sobre el deterioro costero, presenta las bases para una gestión integrada de las áreas litorales, única vía para preservar los numerosos servicios naturales que nos entrega la costa, según indican especialistas.