En se recomienda coger con amigos, entretenido capítulo de Amar Temer Partir, Luciano Litereau postula que han cambiado los límites de la amistad, dejando de ser un vínculo deserotizado para transformarse en una zona borrosa donde el sexo está permitido. Con humor, este psicoanalista transandino sintetiza una serie de papers pseudo científicos que sostienen que las relaciones sexuales con amigas y/o amigos son saludables porque mantienen activo el cuerpo, fortalecen la autoestima y la amistad y preparan y permiten ensayar técnicas sexuales que disminuyen la ansiedad y la inhibición.
Y si no está convencido o convencida aun, piense en la economía, pues con un amigo o amiga se ahorran los restaurantes y las salidas caras para conocerse. ¿Nada mal verdad? Y Andrea, una cliente ficticia del diván de runner, piensa -obligada- en las bondades de este vínculo, pues Claudio -¿su pareja?- se paseó una semana completa por Lima con Nicolás, su jefe y amigo desde la universidad, sin atender ninguno de sus mensajes y llamadas.
Las relaciones sexuales con amigas y/o amigos son saludables porque mantienen activo el cuerpo
¿Tendrá razón la Maca? ¿Tendré que aceptar su amistad con Nicolás o dar un paso al costado? La seguridad de su hermana chica la tortura, pues no se le había cruzado por la mente que Claudio pudiera ser gay. ¿Podrá? Y en este estado -reencuentro con Claudio mediante- llega Andrea a mi consulta. Vamos con ella:
Han sido semanas intensas (suspiro). Después de nuestra última sesión me escribió Claudio… y bueno… fue tanta la emoción… que enloquecí con un “te eché de menos, te quiero… ¿nos vemos esta noche?” (silencio). Salí rajada de tu consulta y en el camino a mi casa no quise hablar con nadie para no dudar. Me duché, me cambié de ropa y partí a su departamento tras una semana completa sin saber nada de él. ¿Qué te puedo decir? Días de amarlo, odiarlo, echarlo de menos y querer matarlo. Y aun así, apenas abrió la puerta caí rendida en sus besos y abrazos. (suspiro). Pedimos sushi, nos bajamos una botella de vino y de ahí nos fuimos a la cama… No nos levantamos en toda la noche y por primera vez me quedé a alojar, pues ese sábado era el primer sábado -desde que lo conozco- que no iba a madrugar para salir a correr a algún cerro. Y esa noche dormimos juntos y me sentí como la Camila Vallejo.
¿Cómo es eso?
¿No cachaste esa entrevista donde dijo yo a este hombre lo besaría ahora mismo?
No…
Pucha, es de un tiempo atrás, pero en esa entrevista cuenta que cuando vio a su actual marido sintió un flechazo fulminante… y eso fue lo que sentí con Claudio la primera vez que nos topamos en el gimnasio… solo que a diferencia de Camila, yo no me atreví a darle un beso ni nada. Es cierto… ella no solo es bella, sino que tiene la media perso… y tras conocerlo decretó que iban a pololear. Hoy son pareja y cuando no duermen juntos, duermen mal. ¿No te parece lindo? Además, a la Cami le gusta cruzar sus piernas con las de su marido en las noches…y para mí fue como un cuento de hadas dormir pegada a Claudio. Esa noche me sentí Lady Vallejo. Dormí increíble y a la mañana siguiente nos despertamos e hicimos el amor, nos quedamos otro rato en la cama y pedimos desayuno para ni siquiera levantarnos. Y yo navegaba en esta nube de amor creyendo que este era solo el inicio… cuando le suena el celular a Claudio y veo que salta de la cama y entra en modo ejecutivo (silencio).
¿Qué pasó?
Al principio se puso serio y empezó a anotar cosas, pero al rato sonríe como nunca lo había visto sonreír y cuelga. Acto seguido me mira y se le borra un poco su sonrisa. No del todo, pero se nota que algo ha cambiado y ahí me dice que aprovechemos de salir a almorzar, ya que después va a partir con Nicolás y unos amigos al sur… cosa de correr el domingo una carrera de montaña. ¿Un domingo? ¿Lo puedes creer? Con cara de sorry… así es la vida, Claudio parte a la ducha, pero salté de la cama y corrí al baño para que no cerrara la puerta. Sorprendido, me mira con cara de ¿y a ti qué te pasó? y ya no me pude contener y empecé a gritar… ¿A dónde vas maricón? ¡Acabas de llegar y ya te vas! ¿Te vas a arrancar de nuevo con Nicolás? Y no paré Sebastián, no paré de gritarle webadas y él… mudo… Y cuando lo encaré para que me dijera qué estaba pasando o al menos en qué estaba pensando, me responde que precisamente por esta intensidad es que se fue a Lima y no me pescó… pues él no está disponible para este tipo de relación. ¿Qué tipo de relación? Y el muy barsa me dice intensa, posesiva, invasiva, loca (silencio). Y me iluminé…
¿Cómo así?
De repente fue como que la Maca, mi hermana chica, me poseyera. ¿Te acordai que te conté que según ella Claudio era gay y que tenía que vivir con ello o dejarlo? Bueno… respiré… y muy tranqui le dije que si el tema era Nicolás, no había problema conmigo. Estaba dispuesta a aceptarlo o al menos a intentarlo, pero lo que ya no toleraba era seguir en las sombras… pues iba a enloquecer… Ahí… toda la pose fuerte de Claudio se fue a la mierda y literalmente se derrumbó en el baño… Alcancé a agarrarlo… Se apoyó en mí y lo senté en la cama… Y lloró. Y créeme que es fuerte ver llorar a un tipo tan grande… y tras un largo silencio me dice que las cosas no son como me imagino… pero que le gusta… necesita… pasar tiempo con Nicolás… hablar a solas con él… que se conocen desde la U… que no es una cosa sexual lo que tienen… pero que de tanto en tanto necesitan pasar tiempo juntos… Quedé helada y él aprovechó de meterse al baño y pegarse una ducha espartana.
¿Qué es eso?
Se ducha en agua helada. Se mete bajo el chorro sin dudar y en cuestión de minutos ya está fuera, como si estuviera listo para enfrentar la batalla. Y mientras se vestía, yo buscaba las palabras adecuadas… palabras que nunca encontré… (silencio). ¿Qué le podía decir? Nada… pero en mi cabeza sí conversaba con la Maca y le decía pendeja maldita… tenías razón… se acabó el cuento de hadas de las relaciones heterosexuales, del príncipe azul, la incondicionalidad y el envejecer juntos. Jaque mate. Game over. Tanto así, que desde entonces no hemos vuelto a hablar con Claudio. No hay mensajes… ¿y te digo lo más loco? Ya no lo necesito, ya no lo quiero, ya no lo echo de menos. Incluso, cuando me lo he topado en la oficina, nos miramos sin cruzar una palabra, pero me sonríe con cariño… como dándome las gracias… pues supongo valora mi silencio… Y yo solo atino a sonreírle de vuelta.
Luciano Lutereau cita a Jorge Luis Borges para mostrarnos que años atrás los límites entre el amor y la amistad eran mucho más marcados. Este escritor del siglo XX sostenía -en un hermoso texto- que la relación con una amiga o amigo no carga con las dudas y ansiedades que generan las relaciones amorosas.
Además, los amigos y las amigas no necesitan la misma frecuencia que las enamoradas o enamorados; hay amistades que resisten el tiempo y la distancia sin disminuir su compromiso e intensidad. Pero donde se marca la frontera más tajante en estas relaciones es en las conversaciones más íntimas, pues siguiendo al autor del Aleph, “la amistad puede prescindir de las confidencias. El amor no. Si en el amor no hay una confidencia, ya se lo vive como una traición”.
Para Lutereau la visión de Borges muestra, como una foto de otra época, que el amor y la amistad iban por carriles separados y que “los presupuestos de complicidad -verdadero lado B de la traición de que habla Borges” son posibles cuando se cree en la incondicionalidad de las relaciones. Desde esta perspectiva, la relación de Andrea con Claudio colapsa cuando se da cuenta que el verdadero confidente de su pareja es Nicolás. Ella no es la persona a la que Claudio le cuenta sus secretos… al menos… no es la única… y esta traición -propia del siglo pasado- es la que termina sepultando la relación.