Hace 10 años, el 17 de octubre de 2011 se publicó en el Diario Oficial la Ley 20.545 la Ley de Permiso Postnatal Parental. Aseí se creaba una norma que da a la madre trabajadora un permiso para ausentarse del lugar de trabajo y cuidar de su hijo o hija, con derecho a subsidio, una vez terminado el período de descanso postnatal.
La nueva normativa introdujo que la duración de ese permiso sería variable. La mujer podría optar por usar el beneficio en modalidad de jornada completa o jornada parcial, en cuyo caso se extiende por 12 o 18 semanas respectivamente.
El cuidado de la madre al hijo recién nacido se amplió hasta los seis meses (24 semanas). Antes era de tres meses. Medida que se resaltó promovería la lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes de vida. En 2014, la Sexta Encuesta Nacional de Lactancia Materna reveló que previo a la normativa sólo el 44,6% de las madres amamantaba a sus hijos hasta ese periodo, lo que posteriormente aumentó a un 56%.
Pero no fue la única modificación. La Ley consideró también el traspaso de semanas completas al padre. Desde entonces es posible que él tenga un mínimo de una y hasta seis semanas, equivalente a un máximo de 42 días de su posnatal. Así se buscaba promover la corresponsabilidad parental, es decir, que tanto la madre como el padre atiendan las necesidades y cuidados desde que naces sus hijos.
Diversos estudios subrayan el beneficio tanto para padres e hijos, de tener hombres involucrados desde el nacimiento. Ellos no solo logran un vínculo más fuerte, cercano y recíproco, sino que además es más probable que se ocupen de su salud y menos probable que adopten conductas de riesgo como fumar, beber o violencia.
La plena participación de los hombres en tareas de cuidados es una revolución necesaria. Urgente y clave para el desarrollo de familias y sociedades, resalta el informe State of the World’s Fathers 2021 (El Estado de los Padres en el Mundo) de Promundo Global y MenCare International.
Y Chile, tal como se indicó en la discusión legislativa, buscaba “aumentar la corresponsabilidad de padre y madre en el cuidado de los hijos y facilitar una mayor conciliación entre familia y trabajo para los hombres y mujeres”.
Había esperanzas. “Nos permite dar un salto importante para comenzar a superar las actuales rigideces de nuestro mercado laboral, que hoy impiden que tantas madres y padres trabajadores, puedan compatibilizar de mejor manera familia y trabajo”, señaló en 2011 la entonces ministra del Sernam, Carolina Schmidt, cuando se aprobó la normativa.
Solo 0,23% de padres
Ya pasó una década, ¿se cumplió el objetivo de corresponsabilidad? ¿Hombres y mujeres cuidan de manera equitativa a sus hijos recién nacidos? Las cifras muestran que no.
Los últimos datos de la Superintendencia de Seguridad Social señalan que, desde 2011 a agosto de 2021, solo 2.165 hombres trabajadores que fueron padres usaron el beneficio de un total de 950.987 permisos de postnatal parental. En una década ellos representan solo el 0,23% del total de subsidios otorgados.
La opción de traspasar el permiso posnatal parental al padre trabajador, disminuyó de un 0,32% del total de subsidios en 2012 hasta un 0,19% en 2016. Luego aumentan constantemente hasta el año 2019. En 2020 ese porcentaje alcanzó el 0,21%. Y para este año, el número de permisos postnatal parental traspasados al padre entre enero y agosto alcanzó solo el 0,19%.
La Región Metropolitana concentra el mayor número de permisos traspasados al padre con 1.036 permisos durante octubre 2011 a agosto 2021. Le siguen las regiones de Biobío y Valparaíso con 174 y 199 respectivamente.
Cultura que se resiste
“Cuando un hombre hace uso del posnatal, fomenta la corresponsabilidad”, dice sobre la esencia de la iniciativa Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer. La tarea del cuidado del hijo no dependerá solo de la madre, sino que también del padre y “eso es un beneficio tremendo que va en la línea de reconocer y redistribuir esta labor de crianza y cuidado”.
¿Por qué la ley no cumple su objetivo? Sepúlveda apunta a varios factores; y uno es la normativa actual: “La figura de que la madre transfiere al padre un tiempo de su posnatal para estar con el recién nacido se ha transformado en una opción incierta o derechamente imposible”.
Los hombres culturalmente no se han (ni han sido) preparados para afrontar exitosamente el desafío de la crianza, señala al respecto Rodrigo Toledo, autor del libro sobre crianza masculina Papá en Rodaje. Sus parejas, dice, comparten ese juicio y “el tema no siquiera llega a debatirse en el hogar”.
La idea de ser parte del cuidado del hijo recién nacido dice Toledo, es un plan que enfrenta muchos prejuicios de género. “Hay hombres que sí estarían dispuestos, pero comprenden -con mucha base- de que no puedes ´quitarle´ a una mujer ese espacio tan importante y al revés: tampoco puedes ´quitarle´ a tu hijo/a la posibilidad de tenerla en esa etapa”, plantea.
Hay barreras culturales muy persistentes. Difíciles de derribar, señala la presidenta ejecutiva de ComunidadMujer, “pero hay una cuestión central que cruza toda esta problemática: los derechos que contempla el Código Laboral, vinculados al nacimiento y cuidado de los hijos e hijas, son de titularidad exclusiva de las madres”.
La baja participación de padres, es para Mariela Infante, socióloga y directora (I) de Corporación Humanas, una consecuencia de que Chile y el resto del mundo, la crianza y los cuidados siguen siendo responsabilidad de las mujeres, quienes dedican el doble de horas a estas tareas. Efectivamente, dice “existe un mandato cultural que legitima la división sexual del trabajo, por lo que se requiere educar para erradicar esos estereotipos y redistribuir el cuidado al interior de las familias”.
La realidad en Chile es que los hombres no tienen derechos de cuidado propios, dice Sepúlveda. Con ello, tampoco obligaciones, salvo el limitado permiso de cinco días y el otorgado en la Ley SANNA, en caso de enfermedad grave de un hijo menor de 15 años.
Sueldos desiguales
Ante las mínimas cifras de participación masculina se ha indicado que las trabas también pasan por la desigualdad salarial. Las mujeres ganan en promedio 27% menos que los hombres. La Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2018, del INE, dice que ese año las mujeres percibieron, en promedio, $474.911 mensuales, mientras que los hombres obtuvieron $652.397
“Los sueldos de los hombres siguen siendo más altos que los de las mujeres. Y para tomar el posnatal claramente hay que analizar ´quien pierde menos´, porque al final el ingreso familiar es el afectado”, dice Toledo.
Esa visión es compartida por expertos asegura Sepúlveda, quien agrega que el tope salarial del beneficio incide. “En la mayoría de los casos los hombres ganan más que las mujeres, por lo que esta restricción disminuye los ingresos familiares”.
La ley cumple una década, pero la brecha salarial no logra reducirse, recalca Infante. Existe una ley de igualdad salarial, añade pero “esta ha sido completamente inefectiva”.
Todo demuestra que se requieren medidas integrales. Que generen, como Infante dice “igualdad en tanto en el mundo del trabajo remunerado (igualdad salarial, mayor inserción de mujeres en el mercado laboral, paridad en cargos de decisión), como en el trabajo de cuidados que suele ser gratuito, fundamentalmente hecho por mujeres y desvalorizado”.
Al mandato cultural de que la madre es la encargada por la norma social imperante de cuidar al hijo o hija, se suma dice Sepúlveda, que en muchas empresas es muy castigado socialmente que los padres asuman labores de cuidado que tradicionalmente son de mujeres. “Aunque en los últimos años se han visto excepciones y algunas han entendido los beneficios de otorgar a los papás un posnatal más extendido, pero todavía son excepciones a la regla”, asegura.
Beneficio a corregir
En teoría, el permiso postnatal parental es un avance desde el punto de vista de la corresponsabilidad. Sin embargo, en la práctica, dice Sepúlveda, al no dar un derecho exclusivo a los hombres, sigue reproduciendo una estructura tradicional en la distribución del trabajo reproductivo.
Deposita solo en las mujeres la responsabilidad y los costos asociados al cuidado de hijos, lo que queda demostrado, añade Sepúlveda, que, “en 2020, del total de hombres que fueron padres, solo un 0,2% utilizó el descanso postnatal parental”.
Eso debería resolverse terminando con la exclusión, al menos, durante un mes, dice Toledo como se ha avanzado en otros países como España. “El posnatal actual chileno plantea que es uno u otro. Y eso siempre inclinará la balanza hacia el apego femenino, lógicamente”.
No ha significado un cambio importante. Ni ha involucrado a los hombres en las responsabilidades familiares. Se requieren otro tipo de iniciativas, dice Infante. Postnatal compartido sin que bajen los ingresos de las familias, sala cuna universal y reconocer el derecho al cuidado en la Constitución. “Lo que permitirá reconocer el valor social y económico del cuidado, desprivatizarlo y distribuirlo igualitariamente para que sea una responsabilidad colectiva del Estado, los privados, las comunidades y las familias”.
“Lo curioso es que llevamos 10 años desde que se aprobó el posnatal parental insistiendo en medidas normativas que corrijan sus deficiencias y ese mayor costo de la maternidad en el mercado laboral para las mujeres y no se ha avanzado”, subraya Sepúlveda.
Es de esperar, dice la presidenta ejecutiva de ComunidadMujer que en el nuevo ciclo socio político, y con motivo del cambio de gobierno, “estos temas que son tan fundamentales para traer de regreso a las mujeres al mercado laboral y avanzar en la igualdad de género, puedan finalmente concretarse”.