Según un estudio chileno publicado por la Revista Pediatría Electrónica, los niños hospitalizados en un ambiente sin acompañamiento familiar presentan hasta 6 veces más probabilidades de ser afectados emocionalmente. Aquí radica el valor de la recientemente aprobada Ley Mila y su impacto en el apego de pacientes pediátricos con hospitalizaciones y tratamientos de largo plazo.
La Ley Mila regula el derecho a la compañía de los pacientes pediátricos hospitalizados, garantizando condiciones dignas y un trato respetuoso a los pacientes y sus cuidadores, incorporándose además a los Derechos del Niño. Si bien esta ley brinda importancia al apego temprano y el trato digno de niños hospitalizados, también otorga relevancia al impacto del acompañamiento familiar en el desarrollo motor, psicosocial y la vinculación con el núcleo más directo.
Los pacientes pediátricos hospitalizados por largos periodos atraviesan diversas etapas y nuevas complejidades, aumentando el estrés del grupo familiar y el posterior temor, una vez que el hijo o hija es dado de alta. Usualmente la kinesiología en Unidades de Cuidado Intensivo Pediátrico trabaja la postura fisiológica y el confort de los niños prematuros, cuidando la relación con el entorno, que muchas veces es agresivo por el uso de agujas, luces y ruidos, los que constituyen agentes agresores. Una vez más funcionales y móviles los pacientes, se promueve la interacción visual y más adelante, la adquisición conductas motoras esperadas para la edad con apoyo interdisciplinario de terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, nutricionistas y psicopedagogos, siempre con una mirada del paciente como un ser íntegro y parte de una familia.
Esta ley además ayuda a que los padres en la medida que estén con sus hijos hospitalizados, sean agentes comprometidos con el tratamiento. Es importante que no perciban al medio hospitalario y a sus funcionarios como un agente de estrés o amenaza. Nada es mejor que hacerlos participes y así ellos mismos valoran los logros del equipo.
Parte del trato respetuosos hacia el paciente y sus padres como cuidadores principales, comienza por el uso de un lenguaje simple y no técnico de los funcionarios de salud. Es muy importante asegurarnos que ellos comprenden cada procedimiento y el pronóstico, ya que en casos más graves se ha visto que la respuesta psicológica más natural es que los padres se desvinculen inconscientemente para no sufrir tanto a futuro.
También es importante el desarrollo de habilidades blandas en las nuevas generaciones de profesionales de la salud, desde aquellas comunicacionales hasta el trabajo colaborativo, el pensamiento crítico bajo presión y el liderazgo positivo en los equipos, siempre procurando un sello profesional y muy humano. Hablamos de un cambio cultural para abordar la inclusión y la diversidad, un deber para tomar consciencia de los pacientes y sus familiares, reconociendo sus necesidades en escenarios adversos.
Según la experiencia clínica pediátrica, se han observado efectos beneficiosos asociados al acompañamiento familiar en pacientes pediátricos hospitalizados. Mantención del rol afectivo y estado nutricional, menor impacto en los trastornos de la dinámica familiar, angustia y ansiedad materna, disminución de los trastornos psíquicos del niño, menor tasa de infecciones intrahospitalarias, fomento de la lactancia materna y menor plazo de hospitalización, destacan entre las principales contribuciones.
La ya vigente Ley Mila establece un estándar especial en relación al acompañamiento de niños, niñas y adolescentes, y concede un mandato general de trato digno y respetuoso a quienes acompañen a pacientes hospitalizados o sometidos a prestaciones ambulatorias.
* Nicole Parentini, académicas de la carrera de Kinesiología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.