La historia de Chile desde el siglo XX hasta hoy está marcada por el boom del cobre como un poderoso conductor de electricidad. A este uso se suma su aprovechamiento cada vez más frecuente como un efectivo agente antimicrobiano, propiedad que también puede ser utilizada de manera artística.
Este cruce entre ciencia y arte motivó la realización de un taller de “Gráfica con microbios” impulsado por la Universidad de Chile en 2018 para la formación de los futuros profesores de la carrera de Pedagogía en Educación Media en Biología y Química.
Esta experiencia interdisciplinaria fue el punto de partida para el libro De cobre, microbios y arte, obra de André Barbet, Giorgio Boccardo y Andrés Marcoleta que fue presentada este lunes 5 de abril por la Facultad de Artes, la Facultad de Ciencias y la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile. La publicación será entregada en formato físico de manera gratuita cuando las condiciones sanitarias lo permitan, pero también estará disponible para ser descargada desde el Portal de Libros Electrónicos de la U. de Chile.
El trabajo surge de la inquietud de los autores por aprovechar las propiedades del cobre que no se han usado hasta ahora en la producción de arte visual, así como del interés en posicionar el bioarte en el país. “Queremos dar cuenta de que el arte puede hacer uso del cobre no solo como ‘lata’. Por otro lado, aunque no estemos conscientes todo el tiempo, los procedimientos materiales que se usan en artesanía o artes visuales están condicionados por fenómenos que se pueden comprender desde la ciencia. Las matrices de aguafuerte se graban por óxido-reducción, el yeso endurece por cristalización, etc.”, explican los autores.
Por otra parte, señalan que “estos fenómenos suelen no ser tema del arte, aun cuando éste se valga de aquellos. En este caso, buscamos que la ciencia sea uno de los temas del trabajo; que el medio sea parte del mensaje, haciendo visible el uso del cobre como agente antimicrobiano”
La técnica del “Microbiograma”
El libro presenta la técnica del “Microbiograma”, un método desarrollado por los autores que hace uso del cobre como antimicrobiano para la producción de imágenes con cultivos microbianos. La idea es controlar el crecimiento de microorganismos mediante la presencia del metal para la formación de figuras, proceso que es descrito paso a paso en uno de los capítulos. “De esta manera, alguien que tenga el libro podría intentar reproducir o hacer sus propios experimentos con la técnica. Por supuesto, se necesitan microorganismos inocuos que podrían conseguir con nosotros”, explica Andrés Marcoleta.
“Lo único difícil de conseguir son los microorganismos y algunas cosas específicas. Nosotros pudimos implementar la actividad en un liceo. Es fácil de hacer teniendo los materiales mínimos y siguiendo la receta de la técnica descrita en el libro para implementarlo a nivel escolar, universitario o en talleres científicos para gente aficionada”, plantean los autores. Esta iniciativa en colegios, agregan, permitió mezclar a estudiantes de los electivos de ciencias y artes.
“En este sentido, el método no solo es útil para ser usado por artistas; también resulta útil para enseñar microbiología, ciencia y arte de una manera práctica y entretenida en educación media, universitaria, o al público general”, afirman.
Junto con presentar la técnica de manera detallada, así como dos obras realizadas con esta, la publicación aborda la historia del arte biológico y otras experiencias de arte con microbios para que los lectores puedan profundizar sobre este cruce entre arte y ciencia.
La importancia del cobre
“De cobre, microbios y arte” problematiza además el lugar que el cobre tiene en Chile desde disciplinas como la sociología, la microbiología y el arte, tanto en su análisis histórico como en relación a su potencial para un desarrollo sustentable. “Si bien ha habido investigación científica e innovación tecnológica, no existe una estrategia nacional de desarrollo que combine virtuosamente las potencialidades del mineral y de los excelentes especialistas con que cuenta nuestro país”, manifiestan los autores.
El cuarto capítulo, en esta línea, aborda la historia del cobre chileno, su institucionalidad, los conflictos en torno a su explotación, y su potencial como palanca de desarrollo para el país. Asimismo, describe algunos avances científico-tecnológicos desarrollados en Chile ligados a la utilización del cobre como agente antimicrobiano, dando cuenta de las grandes capacidades para aprovechar este recurso a nivel local.
En este sentido, el libro invita a reflexionar sobre “cómo el cobre y los recursos naturales que tenemos pueden ser un motor de desarrollo, tema que resulta sumamente relevante abordar en la redacción de la nueva Constitución. Por eso ofrecemos la visibilización de las propiedades antimicrobianas del cobre a través de los microorganismos y el arte figurativo, como una expresión de las múltiples cualidades de este recurso que podrían servir como eje para el desarrollo y la innovación en Chile”, concluyen los autores.