Los avances de la medicina y las nuevas tecnologías han aumentado la esperanza de vida en todo el mundo. Chile no es la excepción. Nuestro país es el líder latinoamericano en esta materia, según la Organización Mundial de la Salud. De hecho, el último Censo reveló que más del 16% de la población son adultos mayores, unos 2 millones 800 mil personas. Se estima que para el año 2050, Chile será el país más envejecido del Cono Sur.
Sin dudas una cifra no menor. Sin embargo, loa adultos mayores se enfrentan a un tipo de discriminación del que no se habla: discriminación por edad. El "edadismo" tiene a la base un estereotipo, es decir, todo pensamiento, creencia y expectativa sesgada y falsa hacia otro individuo, en este caso, hacia los adultos mayores. Múltiples imágenes negativas asocian la vejez con enfermedad, carencia de autonomía, asexualidad, improductividad, aislamiento socialmente e inflexibilidad, entre otras cosas.
Por lo anterior, se dice que el edadismo es más sútil y complejo que otras formas de discriminación como el machismo o racismo, manifiestándose a través de toda nuestra vida, en todo ámbito y en diversos comportamientos que abarcan desde un macro-nivel como las campaña anti-edad que se observan repetitivamente en los medios de comunicación, así como a un micro-nivel, en donde las palabras "ancianos", "viejos", o incluso "abuelita", se transforma en una arma paternalista e infantilizadora.
El edadismo se sustenta en sociedades capitalistas como la nuestra, donde se valora la productividad y utilidad de las personas en vez de su experiencia. Esto ha llevado a los adultos mayores a un rol pasivo, relegados al rol eterno de la 'abuelidad' o ese rol vacío del jubilado, siendo vistos como una carga más que como un aporte.
Es por esto que, luego del 15 de Junio "Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez", se hace urgente reflexionar sobre la constante discriminación que sufren las personas mayores en nuestro país. Un maltrato multidimensional y estructural que esta sociedad ejerce (mos) sobre los mayores. Pareciera que aún no entendemos que sociedades envejecidas como la nuestra requieren incorporar a los mayores en los desafios que éstas proponen y hacerlos protagonistas.
Reflexionar acerca de nuestro propio envejecimiento y entender que es un proceso humano que hay que vivir sin miedo. A no ser que la muerte detenga el paso de los años, el envejecer es universal (todos los seres vivos envejecen), intrínseco (inevitable y parte de la genética de los seres vivos), progresivo (generado a lo largo del curso de vida) y deletéreo (produce alteraciones en los organismos, afectando las funciones fisiológicas). Los medios de comunicación nos han bombardeado con visiones catastróficas, pero es hora de abrazar la propio vejez.
Reflexionar acerca de cómo nos referimos a los mayores. El lenguaje crea realidades, no da igual como nos referimos a ellos. El decirle "abuelito" a una persona que no cuenta con ese rol es violento. Lleva la fuerza que cosifica y que con sutileza despoja de sus derechos a los mayores y de su condición de persona. Tampoco son "nuestros mayores" pues no contribuye al reconocimiento de su autonomía y de su derecho de ser agentes de sus vidas. Basta de visiones paternalistas! Los mayores quieren empoderarse!.
Reflexionar acerca de qué estamos haciendo hoy nosotros, los mayores del mañana, para convertir este Chile en una sociedad más justa y amigable. Porque para erradicar la discriminación por edad es necesario abordar, primero, "al enemigo que tenemos en casa". Mírate y pregúntate cuántas veces has dejado de hacer cosas por pensar que "no estás en edad", o cuántas veces has discriminado a alguien porque "no debería estar haciendo eso a su edad".
Si tienes entre 30 y 50 y tantos años, es decir, este llamado es para ustedes, los mayores de Chile del año 2050. Dejemos de lado el edadismo, abandonemos el terror a envejecer, a estar obsoletos, a pasar de moda. Identifiquemos estos miedo, hagámonos cargo y luego cambiemos nuestro paradigma.
Involucrémonos, pues al final es luchar por nuestro "yo del mañana" y los grandes cambios siempre vienen gracias a pequeñas luchas diarias. Porque el envejecimiento no es ni será el "problema", sino que la discriminación, y si no la combatimos ahora nos afectará de igual forma en el futuro. Quizás no ahora, pero pronto, más pronto de lo que piensas.