En el día internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia el mensaje es conseguir acceso y participación plena y equitativa, igualdad de género y empoderamiento en la ciencia de las mujeres y las niñas.

Y un paso importante y justo, es reconocer grandes logros de científicas muy pocas veces reconocidos. Porque la historia está llena de mujeres, que al igual que Marie Curie, Ada Lovelace y Rosalind Franklin, han hecho grandes aportes en la ciencia, pero permanecieron en el anonimato. Hoy rememoramos a 10 mujeres de una larga lista.

1. Beatrice Chelín, la motociclista e ingeniera que salvó la vida de los pilotos de combate

La ingeniera aeronáutica y temeraria motociclista Beatrice ‘Tilly’ Shilling, nació en 1909 en Hampshire, Reino Unido y fue reconocida por haber ayudado a los aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial.

Compró su primera motocicleta a los catorce años. Luego obtuvo una licenciatura y una maestría en ingeniería mecánica, especializándose en la eliminación de las temperaturas de los pistones de los motores diesel de alta velocidad.

En marzo de 1941 resolvió un problema que había puesto en peligro la vida de los pilotos, durante la Batalla de Francia y la Batalla de Gran Bretaña, en 1940, cuando se descubrió un grave problema de estancamiento en aviones de combate con motores Rolls-Royce.

La ingeniera aeronáutica y temeraria motociclista Beatrice ‘Tilly’ Shilling, nació en 1909 en Hampshire, Reino Unido y fue reconocida por haber ayudado a los aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial.

Tilly dirigió un pequeño equipo que diseñó un dispositivo simple para resolver este problema: un dedal de latón con un agujero en el medio, que se podía colocar fácilmente en el carburador del motor. Se mantuvo en uso como un remedio para ayudar a prevenir la parada del motor durante varios años cruciales de guerra.

2. Katherine Johnson, matemática de la NASA

Katherine Johnson fue una matemática que trabajó en las primeras misiones espaciales de la NASA. Murió el año pasado a la edad de 101 años. Participó en las misiones Apollo y Mercury, e hizo posible que el Apollo 11 llegará a la luna y que Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin pasaran a la historia.

Fue una de las “computadoras” que resolvió ecuaciones a mano durante los primeros años de la NASA y del el Comité Asesor Nacional de Aeronáutica.

Katherine Johnson fue una matemática que trabajó en las primeras misiones espaciales de la NASA y murió el año pasado a la edad de 101 años.

En 1961, Johnson hizo un análisis de trayectoria para la misión Freedom 7 la primera en llevar a un estadounidense al espacio, de Alan Shepard. Al año siguiente, la científica verificó manualmente los cálculos de una computadora naciente de la NASA, una IBM 7090, que trazó las órbitas de John Glenn alrededor del planeta.

En 2015, el ex presidente de los Estado Unidos, Barack Obama otorgó a Johnson la Medalla Presidencial de la Libertad, el honor civil más alto de aquel país.

3. Caroline Herschel, primera mujer en descubrir un cometa

Caroline Herschel (16 de marzo de 1750 – 9 de enero de 1848) se dice que medía un poco más de 1,2 metros de altura. Pero que lo que le faltaba en estatura lo compensó con su contribución a la comprensión del espacio.

De origen alemán, Caroline con solo 22 años fue a la ciudad inglesa de Bath para formarse como cantante. Pero fue la astronomía la que se convertiría en el foco de sus vida.

Trabajó como asistente de su hermano William Herschel William, registrando observaciones y ayudándolo a producir lentes cada vez más precisos con los que buscar en el cielo nocturno. Entre ellos, pudieron registrar alrededor de 2.500 nuevas nebulosas y cúmulos de estrellas, creando la base para el Nuevo Catálogo General, la notación NGC por la que estos cuerpos celestes se nombran hasta el día de hoy.

Astrónoma por derecho propio, fue la primera mujer en descubrir un cometa.

Astrónoma por derecho propio, fue la primera mujer en descubrir un cometa y, en reconocimiento a su trabajo, fue empleada por el rey Jorge III en 1787 como asistente de William, convirtiéndola en la primera mujer a la que se le pagó por trabajo científico. En total, descubrió 14 nuevas nebulosas, ocho cometas y agregó 561 nuevas estrellas al Flamsteeds Atlas .

Aunque su nombre no es tan reconocible como el de su hermano, su contribución ha sido honrada muchas veces, y tiene un cometa, un asteroide, un cráter en la Luna y un telescopio espacial que llevan su nombre.

4. Mary Anning, descubrió el primer fósil completo de un dinosaurio

Mary Anning fue una mujer pobre y sin educación en el siglo XIX. Pero eso no le impidió hacer asombrosos logros durante su vida.

Fue su padre quien le enseñó a recolectar fósiles, que juntos pulian y vendían a los turistas. Después de su muerte, esto se convirtió en la única fuente de ingresos de la familia.

En 1811, su hermano Joseph descubrió un cráneo, y unos meses después, con solo 12 años, Mary descubrió el resto del esqueleto fosilizado, el cual finalmente se clasificó como un ictiosaurio, que databa de hace 200 millones de años, lo que lo convierte en el primer fósil completo de un dinosaurio.

Mary Anning descubrió el primer fósil completo de un dinosaurio.

Anning pasó toda su vida buscando fósiles en las playas de Lyme Regis (en lo que ahora se conoce como la Costa Jurásica), haciendo más descubrimientos como un esqueleto completo de Plesiosaurio de cuello largo y el Pterodactylus.

Los descubrimientos inusuales y a menudo extraños de Anning ayudaron a alejar el pensamiento científico de las historias bíblicas y abrieron el campo de la paleontología. Nada mal para alguien que fue alcanzada por un rayo cuando era bebé.

5. Chien-Shiung Wu, física

Chien-Shiung Wu (1912-1997), fue la primera científica en confirmar, y luego refinar, la teoría de la desintegración beta radiactiva de Enrico Fermi. También, es conocida por su “experimento Wu”, que anuló la teoría de la paridad en física. Este avance llevó a un Premio Nobel que fue otorgado a sus colegas masculinos, y se pasó por alto el papel fundamental de Wu en el trabajo.

Chien-Shiung Wu (1912-1997), fue la primera científica en confirmar, y luego refinar, la teoría de la desintegración beta radiactiva de Enrico Fermi.

De origen chino y educada en Estados Unidos, es muy conocida por refutar la ley de la conservación de la paridad, o la idea de que cuando las partículas subatómicas se reflejan entre sí exactamente, digamos, una girando a la izquierda y la otra a la derecha, tienen que comportarse de manera idéntica.

En 1956, Wu dirigió un experimento enormemente difícil que finalmente reveló que esta simetría entre partículas reflectantes no siempre fue cierta. Con una pasión por la física que rayaba en la obsesión, también trabajó para la división de investigación bélica de la Universidad de Columbia durante la Segunda Guerra Mundial, donde se convirtió en una investigadora altamente productiva y más tarde en profesora.

6. Gladys West, matemática

El trabajo de Gladys West fue excepcional en el desarrollo de modelos matemáticos de la forma de la Tierra que sirvió como base para la tecnología GPS.

Nació en 1931 en una familia de agricultores. Después de obtener una beca por ser la mejor de su clase en secundaria, estudió matemática en la Universidad Estatal de Virginia.

En 2018, fue incluida en el Salón de la Fama de los Pioneros de Misiles y Espacio de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Uno de los más altos honores del comando espacial de la Fuerza Aérea.

El trabajo de Gladys West fue excepcional en el desarrollo de modelos matemáticos de la forma de la Tierra que sirvió como base para la tecnología GPS.

7. Virginia Apgar, Anestesióloga

Antes de que la anestesióloga estadounidense Virginia Apgar (1909-1974) presentara su sistema de evaluación de bebés recién nacidos en 1953, no existía una forma estandarizada de saber si la salud de un bebé era buena o mala.

La médica se especializó en anestesia aplicada a la obstetricia y pediatría. Fundó el campo de la neonatología. Y creaó el test de Apgar, método utilizado para evaluar la salud de los recién nacidos que ha reducido considerablemente la mortalidad infantil en todo el mundo.

Antes de que la anestesióloga estadounidense Virginia Apgar (1909-1974) presentara su sistema de evaluación de bebés recién nacidos en 1953, no existía una forma estandarizada de saber si la salud de un bebé era buena o mala.

Luego de que se empezó a utilizar la puntuación de Apgar, los investigadores descubrieron que ciertos métodos de administración y tipos de anestesia estaban relacionados con bebés con dificultades.

8. Barbara McClintock, Premio Nobel por el descubrimiento de genes saltarines

En una época donde el mapeo del genoma humano es muy relevante se olvida que todo esto fue posible gracias a la dedicación y al estudio de por vida de la genética de Barbara McClintock, quien pasó toda su carrera analizando maíz y, en la década de 1930, desarrolló una técnica de tinción que le permitió identificar, examinar y describir sus cromosomas individuales.

El maíz (o choclo como es conocido en nuestro país) puede parecer una elección inusual de estudio, pero para un genetista son una mina de oro de información, ya que cada planta puede crear granos de diferentes colores, cada uno con su propio patrón genético. Armada con su investigación, pudo determinar la existencia de genes saltarines, que son secuencias de ADN que se mueven entre el genoma.

En una época donde el mapeo del genoma humano es muy relevante se olvida que todo esto fue posible gracias a la dedicación y al estudio de por vida de la genética de Barbara McClintock.

Su trabajo no fue reconocido de inmediato, y gran parte de la comunidad científica de la época consideraba que los genes saltarines eran ADN basura. Aún así, McClintock insisti. Sugirió que, de hecho, podrían determinar cuáles de los genes en las células están activados, lo que es vital para crear diferencias entre los tipos de células, sin las cuales seríamos solo una gota amorfa de materia.

No fue hasta 1983, cuando recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, que la comunidad científica comenzó a reconocer no solo la importancia de estos genes saltarines, sino también la parte del genoma que componen; algunas estimaciones sugieren que hacen hasta el 40 por ciento del genoma humano. Fue la primera en sugerir la idea de la epigenética , donde los genes alteran su actividad en respuesta a factores externos, unos 40 años antes de que se estudiaran formalmente.

9. María la judía, bases de la química moderna

La alquimia, el arte de convertir metales básicos en oro, no es exactamente a lo que se llama ciencia dura en estos días. Pero como una forma temprana de química proporcionó la base de los métodos y herramientas que todavía usamos hoy en día, y María la judía fue una de las primeras, si no la primera pionera de este “arte”. Vivió entre el siglo I y el siglo III d.C. en Alejandría.

Aunque no existe ninguno de sus propios escritos, Zósimo de Panópolis, quien escribió los primeros textos alquímicos, la menciona, y su trabajo proporcionaría la base para la alquimia.

María la judía fue una de las primeras, si no la primera alquimista. Vivió entre el siglo I y el siglo III d.C. en Alejandría.

Aunque convertir el metal en oro siguió siendo difícil de alcanzar, se le atribuye el descubrimiento del ácido clorhídrico, así como los instrumentos alquímicos, los tribikos y los kerotakis, los cuales tienen equivalentes en la química moderna. Además, si te gusta cocinar, también tienes que agradecer a Mary por “el baño maría”, que fue nombrado en su honor.

10. Alice Augusta Ball, química que curó la lepra

Pocos son los que reconocen el nombre de Alice Augusta Ball. Pero fue ella quien desarrolló un tratamiento médico para la enfermedad de Hansen (lepra) cuando tenía solo 23 años.

Esta estadounidense se destacó en ciencias y se graduó con las mejores notas del colegio en 1910. Obtuvo dos títulos en la Universidad de Washington, el primero en química farmacéutica y el segundo en farmacia.

Pocos son los que reconocen el nombre de Alice Augusta Ball. Pero fue ella quien desarrolló un tratamiento médico para la enfermedad de Hansen (lepra) cuando tenía solo 23 años.

Antes de mudarse a Hawái en 1915 para obtener una maestría, fue publicada en una revista de química de renombre para un artículo del que fue coautora con su asesor. En la Universidad de Hawaii, Ball estudió la composición química de Piper methysticum, para su tesis de maestría. Piper methysticum, o kava, es una planta que se promociona como tratamiento para la fiebre, problemas respiratorios y urogenitales y convulsiones.

Ball fue la primera afroamericana en obtener una maestría de la Universidad de Hawai y, más tarde, la primera profesora afroamericana de la universidad. Mientras trabajaba como académica en la institución realizó una investigación para aislar los componentes activos del aceite de chaulmoogra (ayudó a tratar a los pacientes que padecían la enfermedad de Hansen) en una composición inyectable.

En el año 2000, 84 años después de su muerte, el vicegobernador de Hawái anunció el 29 de febrero como el “Día de la bola de Alice” en reconocimiento a su trabajo. El mismo día, la Universidad de Hawái reconoció las contribuciones de Ball con una placa en el único árbol chaulmoogra de la universidad.