Una de las alteraciones más recurrentes y de mayor prevalencia en el mundo, ocupando el segundo lugar de las patologías auditivas, es el trauma acústico, que se origina tras una gran exposición a ruidos de alta intensidad, lo que genera un daño en las células ciliadas del oído interno, y que se puede dar en distintos contextos: en la música, minería, trabajos en aserraderos, transportes y auriculares de celulares, entre otros.

Asimismo, existen dos tipo de alteraciones: aguda y crónica. La primera se manifiesta como un evento intenso y único al que se ve expuesto una persona, mientras que la segunda es debido a la constante y repetitiva exposición a ruidos de gran volumen, sin la debida precaución o protección.

Actualmente se considera peligroso para la salud una exposición sostenida desde los 80 decibeles, por un tiempo de 8 horas. Si aumentan los decibeles el riesgo es mayor.

Hoy en día la mayoría de las empresas cautelan y controlan esto, acorde a normas legales que se les exigen a los trabajadores, como el uso de protectores. No obstante, en otros ámbitos como la música la realidad es otra, pues no se toman las medidas preventivas para evitar riesgos y se abusa de escuchar o tocar un instrumento a alta intensidad. Por ejemplo, una guitarra eléctrica puede sonar sobre 120 decibeles, pero si su sonido es amplificado la sonoridad es mayor.

En una situación como esta, bastan aproximadamente 30 segundos para generar una lesión auditiva. De esta forma, mientras aumenta la exposición, mayor es la posibilidad de un gran daño.

En un evento único de exposición, como es el caso del Festival Lollapalooza que se efectuará este fin de semana, puede haber un daño pequeño, lo cual puede ser pasajero o dejar secuelas como el tinnitus o reclutamiento (molestias frente a ruidos fuertes).

Si el evento es repetitivo, se produce un daño crónico que puede aumentar en el tiempo y producir hipoacusia, afectar la comunicación y otras secuelas ya mencionadas.

Ahora bien, acorde al mundo actual, con una gran cantidad de conciertos masivos, el público debe tomar algunas precauciones:

-Usar tapones de silicona

-Tomar distancia razonable del escenario y parlantes

-Abrir la boca frente a un sonido repentinamente intenso, ya que el sonido circula por la cabeza

Iván Cáceres, fonoaudiólogo y académico U. Mayor