Dentro de la planta de distribución de L'Oréal Chile, ubicada en San Bernardo, nada es al azar. La iluminación natural reduce al mínimo el uso de ampolletas, todas las alfombras son recicladas, junto con el agua utilizada para sus procesos.
Hasta las máquinas expendedoras tienen un timer que hace que dejen de funcionar fuera de horarios de oficina. Estos son solo ejemplos pequeños de una transformación que desde el 2005 está viviendo la compañía de cosméticos en todo el mundo.
El mandato fue claro: L'Oréal debía seguir su crecimiento en el mercado, pero no a costa del medio ambiente. El objetivo fue reducir los insumos básicos, como el agua, la electricidad y la energía, reemplazando todo por procesos sustentables.
Una tarea que en Chile asumió Alexander Villarroel, Director de Operaciones de L'Oréal, quien desde hace 12 años ha asumido el desafío de cumplir las metas de productividad, pero con un foco sustentable. Un proceso que, si bien ha dado resultados, no ha sido sencillo.
"Se debe tener la voluntad de hacer la inversión, pero también cambiar la cultura dentro de la compañía", dice Villarroel, quien asegura que los cambios que, en un comienzo iban a favor de la compañía, terminaron cambiando los hábitos de sus trabajadores.
El año 2012, la central recibió el certificado LEED Silver, lo que acredita que se trata de un edificio con una construcción y concepción amigable con el medio ambiente. Esto incluye la utilización de aire acondicionado certificado, ventanas con filtro UV, iluminación con activación personalizada para cada trabajador, reciclaje de agua y plásticos, uso de paneles solares y más.
Todo este esfuerzo fue reforzado en París, durante la realización de la COP del 2015, donde L'Oréal reafirmó su compromiso, a nivel global, de convertirse en una empresa con cero huella de carbono. Un mandato que llegó a todas las filiales, incluyendo a Chile, aunque Villarroel ya se encontraba trabajando en ello.
Así es como desde el 2016, el Centro de Distribución de San Bernardo inició su camino hacia la neutralización del CO2. "Comenzamos a buscar fuentes de energía renovables y el 2017 ya teníamos nuestra central certificada como Carbono Neutral", explica el director de operaciones.
"Hoy estamos trabajando con una política de cero Landfill, es decir, que los desperdicios no se vayan a ningún vertedero", agrega Villarroel. "El 99% de nuestros desperdicios se termina reutilizando, ya sea para usar en otros canales de distribución o para reciclarse directamente". A esto se suman iniciativas como el Citizen Day, en donde la empresa se asegura de crear plazas para la comunidad que se mantengan en el tiempo.
Para el corto plazo, el desafío más complejo es el de lograr un transporte 100% eléctrico para sus productos algo que, a diferencia de lo hecho anteriormente, requiere también un mayor contacto con el entorno, ya que actualmente no existe una política definida sobre el transporte eléctrico.
Villarroel cuenta que desde hace unos meses trabajan con un proveedor que usa camionetas eléctricas y que para ello, instalaron un punto de carga en el estacionamiento de L'Oréal para que pueda cargar, sin costo, sus vehículos. Así es como los mismos usuarios también son parte importante de esta cadena de cambios sustentables, y para ello, la compañía ya prepara programas que buscan, por ejemplo, la reutilización de los empaques que se producen, o el correcto reciclaje de estos cuando son desechados. Una manera, dice Villarroel, de terminar de cerrar un círculo que debe incluir a todos en la búsqueda de un crecimiento amigable con el planeta.