El potencial de la ciencia y la tecnología hoy es innegable. Hablar de Inteligencia Artificial (IA) y sus aplicaciones cotidianas, también. Pero en el siglo pasado, más precisamente en los años 40, parecía una idea extravagante. Sin embargo, un bioquímico de formación, que posteriormente sería un prolífico escritor y divulgador científico, ya hablaba de robótica como la disciplina de estudio de los robot.

Ese hombre era Isaac Asimov, escritor estadounidense de origen ruso. Nacido el 2 de enero de 1920, hoy se celebran los 100 años de aquella fecha. Nació en Petrovich, Rusia, y sus padres judíos rusos emigraron a Estados Unidos cuando tenía tres años.

Un autor que inspiró no sólo a la robótica, de alguna manera también a la IA, y a muchas y muchos científicos e ingenieros. Tal fue su fama, que en 1981 se nombró a un asteroide, el (5020) con el nombre de Asimov.

Graduado de bioquímico en la Universidad de Columbia (EE.UU.) en 1939, su obra más famosa es la Saga de la Fundación, también conocida como Trilogía o Ciclo de Trántor. Pero también escribió libros sobre temáticas de misterio y fantasía, junto con un gran cantidad de textos de no ficción y ciencia.

Asimov entregaba en sus trabajos una atrayente visión sobre el tiempo y el espacio, con una concepción de las máquinas como buenas y la idea de que el progreso era inevitable. Destacó en lo que se conoce como "ciencia ficción dura", es decir, libros de ciencia ficción con una fuerte conexión con fundamentos científicos y técnicos.

Su visión de lo que sería el futuro de la humanidad gracias al desarrollo de la tecnología, se graficó, por ejemplo, en la Feria Mundial de 1964. En esa oportunidad el escritor de ciencia ficción realizó un ensayo en el periódico New York Times con sus predicciones para el 2014. "¿Cómo será la vida en, digamos, 2014 d.C a 50 años de ahora? ¿Cómo será la Feria Mundial del 2014? No lo sé, pero puedo suponerlo", reflexionaba.

En ese artículo Asimov planteaba visionariamente que en la Feria de Nueva York del 2014, se mostrarían distintos dispositivos que, definía, "continuarán ayudando a la humanidad de trabajos tediosos".

Las cocinas, agregaba, en 2014 "tendrán dispositivos que preparan 'comidas automáticas', calentando agua y convirtiéndolo a café, tostando el pan y cocinando huevos a la copa, fritos o revueltos, asando el tocino y así. Los desayunos se pedirán la noche anterior para que estén listos a una hora específica la mañana siguiente. Almuerzos y cenas completas serán semipreparados, y se almacenarán en el freezer hasta que estén listas para ser procesadas. Sospecho eso si, que incluso en el 2014 será recomendado tener una pequeña esquina en la cocina en donde las comidas también puedan ser preparadas a mano, especialmente si visitas van para comer".

En los años setenta su prestigio como divulgador científico hizo que lo consultaran como asesor de la serie de televisión Star Trek. Y en 1980, le pidieron su opinión sobre el escudo antimisiles que planeaba construir en EE.UU. el gobierno de Ronald Reagan.

Inspiración

Para Carolina Gainza, académica de la Escuela de Literatura Creativa y directora del Laboratorio de Investigación en Cultura Digital de la U. Diego Portales, Asimov ha sido un autor importante, no sólo por la calidad de su literatura, sino también por la influencia que ha tenido en su trabajo como investigadora. "La literatura no es sólo un reflejo del mundo, sino que también nos permite pensar sus posibilidades más allá de lo existente o establecido", indica.

Asimov dejó en sus trabajo el legado de la aventura en la tecnología y la ciencia. Con un sentido técnico y científico, su escritura transmitía que para la humanidad no hay nada que no se pueda entender y desarrollar.

Fue así como inspiró a muchos a emprender carreras como científicos. Lecturas de adolescencia que fueron muy trascendentes, comenta James Jenkins, astrónomo del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile e investigador del CATA. "Es uno de los grandes escritores de la era moderna en ciencia ficción, y como él fue un académico en bioquímica, entregaba muchos datos de ciencia dura. Mucha gente conoce de su trabajo y las llamadas 'Tres leyes de la Robótica' porque su libro Yo, Robot llegó a Hollywood", indica.

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Isaac Asimov, retrato de 1965, foto que también aparece en la portada de la primera edición de

Doubleday de Nine Tomorrows

. Foto: United States Library of Congress.[/caption]

En el libro, publicado en 1950, se relata sobre la evolución desde los primeros autómatas, robots que ayudan en tareas doméstica con escaso poder de tomar decisiones por si mismos, hasta aquellas maquinas pensantes y dominadoras.

Inspirada en ese texto, en el año 2004 se realizó la película protagonizada por el actor Will Smith, en la que se mencionan también las Tres leyes de la Robótica: la primera, un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daños. La segunda, un robot debe obedecer las órdenes que le dan los seres humanos, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley. Y la tercera, un robot debe proteger su propia existencia siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.

Tal como la Dra. Susan Calvin, personaje de ficción de varios relatos de Asimov, que trata de desentrañar la psicología de los robots, Gainza considera que en la sociedad contemporánea, en la cual nuestra vida está rodeada de tecnologías que apenas logramos comprender, se vuelve fundamental pensar la relación entre humanos e inteligencias no humanas. "Los conflictos que surgen en estas interacciones, las afectividades que se generan y también las particularidades de estas inteligencias que muchas veces sobrepasan lo humanamente posible. Sus tres leyes de la robótica bien pueden ser una guía ética para el desarrollo de la inteligencia artificial contemporánea. Es en esas reflexiones en las cuales Asimov constituye para mi un autor de cabecera", sostiene.

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Uno de los robots de la película "Yo, Robot"[/caption]

Asimov entendía ya hace décadas de la necesidad de la comprensión popular de la ciencia. Escribió para el público en general sobre temas desde la naturaleza del carbono hasta el código genético, sobre astronomía hasta matemáticas, de historia griega, romana y bíblica, entre otros.

"Los impactos de sus libros para la ciencia ficción y la ciencia dura, son impresionantes. Sus libros ayudan a abrir la mentalidad para visionar e imaginar otros universos, a pensar cómo podemos vivir con robots. Escribió mucho científicamente también. Él probablemente el no entendió el impacto que tendría en la gente", destaca Jenkins.

El astrónomo reconoce que le gustaría leer más sobre Asimov y tener el tiempo ello, "porque sus libros son excelentes, y si alguien quiere partir, incluso los niños lo pueden leer, muchos de sus cuentos son para niños, se pueden comenzar con cuentos breves y se puede conocer su pensamiento y estar en su universo".

Murió en Nueva York a los 72 años, el 6 de abril de 1992. Dejó más de 320 libros, decenas de cuentos y artículos de no ficción publicados en revistas. Sobre su producción literaria se habla de que sería el equivalente a más de 20 millones de palabras.