Diez millones de años antes del conocido impacto del asteroide que marcó el final de la Era Mesozoica, los dinosaurios ya estaban en declive.
Es la conclusión de un equipo franco-anglo-canadiense dirigido por el investigador Fabien Condamine, de la Universidad de Montpellier, que estudió las tendencias evolutivas durante el Cretácico de seis grandes familias de dinosaurios, entre ellas las de los tiranosaurios, los triceratops y los hadrosaurios.
Utilizando un novedoso método de modelización estadística que limitaba el sesgo asociado a las lagunas en el registro fósil, demostraron que, en el caso de los dinosaurios de hace 76 millones de años, las extinciones superaron a las especificidades.
El impacto de un asteroide de 12 km de ancho hace 66 millones de años fue, por tanto, el golpe de gracia para un grupo de animales que ya tenía problemas. Estos resultados, publicados en la revista Nature Communications, demuestran que la desaparición de los dinosaurios estuvo probablemente ligada al enfriamiento global hacia el final del Cretácico, cuando la temperatura media mundial descendió 7 °C.
Según los investigadores, los herbívoros se vieron especialmente afectados por las primeras extinciones de este periodo, lo que podría haber alterado el equilibrio de los ecosistemas, desencadenando extinciones en cascada entre las demás familias de dinosaurios.
El autor principal, Fabien Condamine, investigador del CNRS del Instituto de Ciencias de la Evolución de Montpellier (Francia) explica que examinaron las seis familias de dinosaurios más abundantes a lo largo de todo el Cretácico, desde hace 150 hasta 66 millones de años, y descubrieron que todas evolucionaban y se expandían y tenían un claro éxito.
“Luego, hace 76 millones de años, muestran un repentino declive -destaca en un comunicado-. Sus tasas de extinción aumentaron y, en algunos casos, la tasa de origen de nuevas especies disminuyó”.
El equipo utilizó técnicas de modelización bayesiana para tener en cuenta varios tipos de incertidumbres, como los registros fósiles incompletos, las incertidumbres sobre la datación de los fósiles y las incertidumbres sobre los modelos evolutivos. Los modelos se ejecutaron millones de veces para tener en cuenta todas estas posibles fuentes de error y averiguar si los análisis convergían en un resultado acordado como el más probable.
Guillaume Guinot, también del Instituto de Ciencias de la Evolución de Montpellier, que ayudó a realizar los cálculos, añade que “en todos los casos se encontraron pruebas del declive antes del impacto del bólido”.
“También observamos cómo funcionaban estos ecosistemas de dinosaurios -añade-, y quedó claro que las especies que se alimentaban de plantas tendían a desaparecer primero, y esto hacía que los últimos ecosistemas de dinosaurios fueran inestables y estuvieran expuestos a colapsar si las condiciones ambientales se volvían perjudiciales”.
Por su parte, Phil Currie, coautor del estudio, de la Universidad de Edmonton (Canadá), explica que han utilizado más de 1.600 registros de dinosaurios cuidadosamente comprobados a lo largo del Cretácico. “Llevo tiempo recogiendo dinosaurios en América del Norte, Mongolia, China y otras zonas, y he observado enormes mejoras en nuestro conocimiento de las edades de las formaciones rocosas que albergan dinosaurios”, explica.
“Esto significa que los datos son cada vez mejores -resalta-. El declive de los dinosaurios en sus últimos diez millones de años tiene sentido, y de hecho esta es la parte mejor muestreada de su registro fósil, como muestra nuestro estudio”.
El profesor Mike Benton, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, otro de los coautores, añade que “en los análisis, se exploraron diferentes tipos de posibles causas del declive de los dinosaurios. Quedó claro que había dos factores principales: en primer lugar, que los climas generales se estaban enfriando, lo que dificultaba la vida de los dinosaurios, que probablemente dependían de las temperaturas cálidas”.
“Luego, la pérdida de herbívoros hizo que los ecosistemas fueran inestables y propensos a la extinción en cascada -continúa-. También descubrimos que las especies de dinosaurios más longevas eran más propensas a la extinción, lo que quizá refleje que no podían adaptarse a las nuevas condiciones de la Tierra”.
Fabien Condamine apostilla que “este fue un momento clave en la evolución de la vida. El mundo había estado dominado por los dinosaurios durante más de 160 millones de años, y a medida que éstos declinaban, otros grupos comenzaron su ascenso hacia el dominio, incluidos los mamíferos”.
“Los dinosaurios eran en su mayoría tan enormes que probablemente apenas sabían que los pequeños mamíferos peludos estaban allí en la maleza -apunta-. Pero los mamíferos empezaron a aumentar en número de especies antes de que los dinosaurios se fueran, y después del impacto tuvieron su oportunidad de construir nuevos tipos de ecosistemas que vemos hoy en día”.