El proceso de independencia de Chile a partir de 1810 no sólo tuvo una gran importancia política y social. También impulsó la llegada de científicos como Claudio Gay en 1828 e Ignacio Domeyko en 1838, que gracias a sus investigaciones dejaron un legado que permanece hasta hoy.
Pero en 1851, alguien más dejaba su país para radicarse en Chile. Se trata del naturalista alemán Rodulfo Amando Philippi Krumwiede, doctor en medicina y cirugía, quien al llegar logró destacarse como académico y científico tanto en la Universidad de Chile como en el Museo Nacional de Historia Natural, siendo director entre 1853 y 1897.
Además de sus labores docentes, Philippi también realizó varias expediciones importantes en territorio chileno, recopilando información detallada del patrimonio natural. De esta forma, publicó la obra “Los fósiles terciarios y cuartarios de Chile” (1887), describiendo tres especies cenozoicas del género Mitra (Mitridae): Mitra martini, Mitra chiloensis y Mitra distorta.
A 133 años de este trabajo, un científico alemán también radicado en Chile repite la historia, actualizando el trabajo realizado por su compatriota con dos moluscos extintos que alguna vez habitaron las costas chilenas, hace aproximadamente 20 millones de años.
Los moluscos y el clima tropical
“Lo que logramos fue, principalmente, redescribir dos especies que Philippi ya describió”, cuenta Sven Nielsen, geólogo, doctor en ciencias naturales e investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral.
“Como era la moda en ese tiempo, las descripciones de Philippi son sumamente breves, de tres líneas y si uno lo lee, aunque están en latín, básicamente incluye lo que hoy consideramos una familia (unidad de clasificación de animales que abarca géneros y especies). Entonces es difícil entender la diferencia de ésta con otros animales”, agrega.
En su investigación, publicada en la revista científica Ameghiniana, Nielsen y Francisca A. Ampuero (UdeC) revisaron las descripciones de dos especies de moluscos del Mioceno, época que se extiende desde hace 25 millones de años hasta 5 millones de años. En su estudio, encontraron dos caracoles descritos por el naturalista alemán en 1887: Mitra Martini, renombrada y reclasificada como Profundimitra lacuiensis, y Mitra chiloensis, asignada al género Austromitra.
“Tuvimos que cambiar el nombre porque el que tenía ya existía de antes para otra especie, y eso, por norma, no se puede mantener. (…) Esta otra especie fue nombrada básicamente en una nota del pie en un trabajo sobre fósiles de Sumatra. No es un error, es simplemente que Philippi no sabía de esto y por casualidad o desafortunadamente, usó el mismo nombre. Entonces había que arreglarlo para cumplir las reglas que existen dentro de la nomenclatura de animales”, señala.
“Lo que destaca de estos dos moluscos es que pertenecen a un grupo, la familia Mitridae, que solamente se encuentra en aguas cálidas”, añade Nielsen. “Uno, Austrimbricaria, pertenece a un grupo que tiene solamente registro en Argentina, también en el Mioceno temprano. Por el momento se considera un grupo extinto, pero discutimos su posible relación con un grupo actual que no se pudo resolver solamente con los fósiles chilenos”, dice el científico.
“El otro, Profundimitra, pertenece a un grupo de aguas profundas que actualmente solo vive en la región indo-pacífica. Como especies claramente se diferencian por detalles en su forma y ornamentación, detalles que se usan para evaluar si se trata de especies distintas y a qué grupo pertenecen. Pero diría que sus característica más interesante es ecológica, justamente que se trata de un grupo tropical a subtropical”, explica.
Además, el trabajo realizado por Sven Nielsen comprende una revisión completa de los moluscos marinos (gastrópodos, bivalvos, etc) del Mioceno Inferior, a lo largo de las zonas donde afloran rocas con este tipo de fauna fósil. Esto revela una serie de cambios ambientales experimentados por el territorio chileno en los últimos millones de años, y que dan cuenta, a partir de la presencia de estos organismos, de un clima tropical derivado del ecosistema de la corriente de Humboldt, muy distinto a lo que hoy conocemos.
“Estas especies tienen cerca de 20 millones de años de antigüedad y está bien establecido desde hace más de un siglo que aquí hubo un clima tropical a subtropical. El clima global era bastante cálido”, asegura Nielsen.
“Para el Mioceno temprano -tiempo de los gastrópodos en cuestión- habíamos estimado una temperatura del agua al menos 5°C mayor a la temperatura actual”, agrega el paleontólogo. “En el mar vivían principalmente los mismos grupos de animales actuales (moluscos, peces, cangrejos, etc)”, cuenta.
“No hay mucho en cuanto a animales exóticos, aunque sí vemos muchos que hoy tienen una distribución limitada a ambientes más tropicales como Australia, Ecuador o incluso Isla de Pascua. Estos animales de aguas cálidas no son solamente moluscos, sino también ciertos tiburones y microorganismos y los dos gastrópodos ahora publicados son dos más que confirman esta interpretación. Lo más exótico tal vez sería la presencia de Aturia, pariente del Nautilus, presente desde el litoral central hasta la Península Taitao”, puntualiza Nielsen.
Nielsen aclara que la mayoría de los moluscos que vemos en el Mioceno temprano ya no viven en Chile, pero sí tienen parientes vivos en zonas más cálidas. “También hay grupos que aparentemente no se pudieron adaptar al cambio climático y se extinguieron. Algunos pocos grupos actuales también tienen sus registros más antiguos en el Mioceno, como por ejemplo el loco que tiene su pariente fósil más antiguo en el Mioceno, aunque un poco más tarde”, afirma.
En cuanto a los factores que pudieron cambiar el ecosistema en la zona a lo que conocemos hoy, el científico asevera que “la corriente de Humboldt es una rama que sale desde la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), cuando ésta choca con Sudamérica a la latitud de Chiloé y va desviada hacia el norte, mientras otra rama sale hacia el sur y se junta de vuelta con la CCA pasando por el Pasaje Drake”.
“Sabemos que el Pasaje Drake no se abrió tanto antes del Mioceno temprano, pero no sabemos precisamente cuándo ni qué tan profundo estaba este pasaje en el Mioceno. Puede ser que Patagonia y la Península Antártica estaban todavía muy cerca y no se generaba una CCA tan fuerte como la conocemos hoy. Entonces la corriente Humboldt también sería mucho más débil. Por otro lado estaba abierto el paso marino por Panamá y quizás llevaba aguas cálidas hacia el sur”, sostiene.