Los ensayos clínicos para la evolución del Covid-19 y la obligación de un pago ético a los voluntarios
Los posibles efectos secundarios crónicos que podría producir la enfermedad abrieron el debate sobre la necesidad de establecer una cantidad “sustancial” de dinero para prever cualquier imprevisto que se pueda desencadenar la inoculación de una sustancia desconocida por el cuerpo.
A finales de 2021, se planea comenzar en Reino Unido el primer Estudio de Desafío de Infección Humana (HICS, sus siglas en inglés), investigaciones valiosas para analizar el desarrollo de enfermedades, vacunas, anticiparse las posibles mutaciones y buscar nuevas soluciones para enfrentarlas.
Sin embargo, un estudio publicado en la revista científica American Journal of Bioethics ha analizado la obligación de una paga significativa a las personas que se ofrezcan voluntariamente para infectarse con Sars-CoV-2 para ayudar a la comunidad científica a comprender la evolución del virus y la respuesta inmune del organismo a través del tiempo.
El documento afirma que el uso de HICS para una enfermedad que puede ser fatal y que actualmente no tiene cura es éticamente controvertido. Parte de la discusión radica en que a los participantes se les debería pagar por todo lo que implica el proceso que puede extenderse más allá de la duración del ensayo y cómo esa posible retribución podría afectar su consentimiento, esto pensando en personas que están pasando por problemas económicos y aceptarían a priori participar en los estudios.
El equipo de investigación que llevó a cabo el informe, dentro de los que se encuentran expertos en bioética, economía, ciencia, medicina y derecho, creó un marco para que los científicos lo sigan con el fin de evaluar éticamente los pagos de las personas que participaban en HICS. También revisaron los desembolsos de estudios similares, pero encontraron que la información sobre este aspecto era de difícil acceso.
El marco metodológico desarrollado por los expertos se consideran distintos motivos por la entrega de dinero. La primera, bajo el ítem de “reembolso (por gastos del bolsillo de los participantes), “compensación (pago por tiempo invertido, carga, inconvenientes para aislarse, etc.) e “incentivo” (para ampliar el rango de individuos dispuestos a considerar su participación). Dentro de los parámetros considerados también se tomó en cuenta una compensación adecuada en caso de que se materialice algún daño, que iría desde lesiones hasta la muerte.
Al desarrollar los elementos a evaluar, el equipo prestó especial atención a la confianza pública, afirmando que “los pagos por investigación podrían afectar la confianza pública de varias maneras”.
“Las altas ofertas de pago a veces son recibidas con escrutinio y preocupación, pero puede ser éticamente apropiado ofrecer un pago sustancial por la participación en la investigación y tenemos que considerar que una paga baja también genera preocupaciones éticas importantes”, señalaron los investigadores.
El inmunólogo del Imperial College de Londres y defensor de los ensayos HICS, Peter Openshaw afirmó que estos tipos de estudio son vitales para identificar rápidamente la configuración de una nueva enfermedad y que es posible realizarlos de una forma ética y segura. “La infección deliberada de voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se toma a la ligera. Sin embargo, tales estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad”, sostuvo Openshaw.
Thomas Darton, doctor del Departamento de Infecciones, Inmunidad y Enfermedades Cardiovasculares de la Universidad de Sheffield y coautor del documento mencionó que la mejor forma de promover la confianza en los HICS es ayudar al público a comprender por qué estas remuneraciones por participación en investigaciones pueden ser científicamente importante y éticamente aceptables.
“Los HICS pueden proceder sólo cuando se cumplen las estrictas investigaciones y los estándares éticos. Si los riesgos asociados con estos estudios no son razonables en relación con sus posibles beneficios, el pago por la participación no puede ayudar a lograr la aceptabilidad ética. Pero si la investigación es ética por lo demás, no se vuelve inmoral simplemente porque se ofrece el pago”, señaló Darton.
Holly Fernández Lynch, abogada y experta en bioética agregó que no se debe permitir que el Estudio de Desafío de Infección Humana del SARS-CoV-2 proceda en un entorno donde no se hayan tomado las disposiciones adecuadas para compensar los daños relacionados con la investigación, así como otros esfuerzos para minimizar el riesgo y promover el valor social.
Los investigadores realizadores del estudio explicaron que la necesidad de analizar esta compleja situación radica en abrir un espacio para discutir la importancia de este tema y “garantizar el pago ético a los participantes en todas las investigaciones médicas”, y que, si bien existen desembolsos de dinero por la participación, el documento realizado permite determinar qué razones son éticamente apropiadas.
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