Los misterios sobre el origen del coronavirus que la ciencia aún no logra dilucidar
Determinar su origen es la pista crucial que permitirá contar con más herramientas para detener su expansión y prevenir nuevos brotes. Sin embargo, aún no hay claridad. Estudios indican a los murciélagos y a los pangolines como sospechosos. Pero ante la incertidumbre, hasta se ha apuntado a que sería producto de la bioingeniería.
Determinar el origen del coronavirus, es la pista que permitirá además contar con más herramientas para detener su expansión y para poder prevenir nuevos brotes. Sin embargo, aún no existe claridad de dónde se inició.
Las primeras informaciones de China, país en que se registraron los primeros casos, hablaron de que Covid-19 procedía de un mercado de la ciudad china de Wuhan. Ese lugar, es donde se comercializan animales exóticos y en especial una especie: los murciélagos. Desde ese momento, se señaló a los murciélagos como los principales los sospechosos de portar y transmitir el virus a humanos.
Esas sospechas además, no eran casualidad. Algunos de los peores brotes de enfermedades virales en los últimos años, como el SARS, MERS, Ébola, Marburg, se originaron en murciélagos. Estudios muestran que eso se debe a que en ellos se dan fuertes respuestas inmunes a los virus, que luego hacen que adquieran una mayor virulencia, que lleva a los mismos a una reproducción más rápida. “La infección viral en estos murciélagos conduce a una respuesta rápida que elimina el virus de las células. Si bien esto puede proteger a los murciélagos de infectarse con altas cargas virales, alienta a estos virus a reproducirse más rápidamente dentro de un huésped antes de que se pueda montar una defensa”, señala el trabajo realizado por expertos de la Universidad de California, en Berkeley (EE.UU.).
Esos dos elementos descritos, el aumento de la virulencia y la infectividad, causan estragos, dice el estudio, en especial cuando esos virus infectan a los animales con sistemas inmunes más domésticos, como los humanos.
Pangolín
Sin embargo, pese a las sospechas, las pruebas de muestras de coronavirus encontradas en el mercado aún no han identificado una fuente.
Junto con el murciélago, hace tres semanas, científicos en China, señalaron que según análisis genéticos, el pangolín escamoso que come hormigas era el principal sospechoso.
Para rastrear el origen de la enfermedad, en el estudio se analizaron datos genómicos de 93 muestras del coronavirus proporcionadas por 12 países. Esos datos indican, que si bien el virus se propagó dentro del mercado, éste no se habría originado ahí. Ese elemento, dicen, explicaría la rápida propagación que se dio entre humanos.
En el estudio, de la Universidad Agrícola del Sur de China en Guangzhou, los investigadores dieron a conocer que habían encontrado un coronavirus en pangolines de contrabando que tenía un 99% de compatibilidad genética con el virus que circulaba en las personas.
Los pangolines en China son buscados por su carne y escamas, elementos que son usados en la medicina tradicional de ese país. Y pese a que su venta está prohibida, son introducidos por contrabando desde otros países del sudeste asiático y africano.
Sin embargo, esos resultados fueron refutados por otros ciéntificos. Entre ellos, Linfa Wang, virólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Singapur de Duke, parte del equipo que descubrió el origen del virus del SARS. Las criticas para indicar al pangolín como principal fuente, destaca Wang, son que incluso una similitud del 99% entre los dos virus no es necesariamente suficiente para vincularlos.
Hasta el momento la coincidencia más cercana al coronavirus humano es la determinada en un murciélago en la provincia china de Yunnan. Es lo que determinó un estudio publicado el 3 de febrero, que descubrió que el coronavirus del murciélago compartía el 96% de su material genético con el virus que causa Covid-19. Los murciélagos, dice el trabajo, podrían haber transmitido el virus a los humanos, pero existen diferencias claves entre el sitio específico conocido como dominio de unión al receptor (RBD), en los dos virus.
Lo anterior indicaría que este coronavirus de murciélago específico no infectó directamente a las personas, pero podría haberse transmitido a las personas a través de un huésped intermedio, dicen los investigadores.
Virus “creado”
Otra teoría, sin embargo, no establece a un animal como punto de partida del brote, sino que el virus habría sido creado. Se señala al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan, un laboratorio de investigación donde se trabaja con microrganismos extremadamente peligrosos, como el lugar de origen. Esto ante la dificultad de encontrar un origen específico.
Las especulaciones señalan que el virus sería producto de la bioingeniería desarrollada en ese laboratorio y que un trabajador de ese lugar fue infectado mientras manejaba un murciélago, y que luego habría transmitido la enfermedad a otros fuera del laboratorio. Los investigadores del instituto han insistido en que no existe tal vínculo entre el brote y su laboratorio.
Ante ese rumor, un grupo de 27 científicos de salud pública de fuera de China rechazó esa idea, planteada en artículo científico que sugiere al laboratorio de Wuhan, como el primer eslabón en la historia de Covid19. “El intercambio rápido, abierto y transparente de datos sobre este brote ahora está siendo amenazado por rumores y desinformación sobre sus orígenes”, señalaron los científicos de nueve países, en una declaración publicada en la prestigiosa revista científica The Lancet, el pasado 19 de febrero.
“Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías de conspiración que sugieren que COVID-19 no tiene un origen natural”, dice la declaración de The Lancet. Los autores, entre los que se encuentran científicos que que han estudiado el SARS-CoV-2, destacaron que “concluyen abrumadoramente que este coronavirus se originó en la vida silvestre”, del mismo modo que muchos otros virus que han surgido recientemente en humanos. “Las teorías de conspiración no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global en la lucha contra este virus”, dice el comunicado.
El ecólogo de enfermedades Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, uno de los científicos firmantes de la declaración, además ha colaborado con investigadores del instituto Wuhan, y destacó que en medio de la era de la desinformación de las redes sociales, estos rumores y teorías de conspiración tienen consecuencias reales, incluidas las amenazas de violencia que se han producido a sus colegas en China. “Tenemos la opción de levantarnos y apoyar a colegas que son atacados y amenazados diariamente por teóricos de la conspiración o simplemente hacer la vista gorda. Estoy realmente orgulloso de que personas de nueve países puedan defenderse rápidamente y mostrar solidaridad con las personas que, después de todo, están lidiando con condiciones terribles en un brote ”, destacó.
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