La vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Sebastián Elcano comenzó el 20 de septiembre de 1519, cuando tras superar algunas dificultades, la expedición de cinco barcos parte de Sanlúcar de Barrameda con 239 tripulantes y un objetivo claro: llegar a las islas de las Especias (hoy Indonesia) muy codiciadas por sus valiosas plantas aromáticas.
El archipiélago es un punto estratégico para Portugal y España, las grandes potencias navales del momento.
Los expedicionarios buscarán un estrecho para cruzar del mar del norte al mar del sur, bautizado posteriormente como Pacífico.
Magallanes, hábil marino, militar y explorador, con amplios conocimientos de cosmografía, está convencido de la existencia de ese paso. Su apuesta cuenta con el apoyo de Carlos I, rey de España, quien financia el proyecto luego de que el monarca de Portugal, Manuel I, lo rechazara con desprecio y humillación.
"Esta historia tiene mucho de orgullo personal y amor propio, porque Magallanes quiere demostrar que Manuel I está equivocado. Ese despecho, además de la ambición comercial, quizás haya sido una de las motivaciones más fuertes para emprender el viaje y también explica los conflictos a bordo entre portugueses y españoles", dice Dusan Martinovic, historiador y encargado del área educativa del Museo Regional de Magallanes.
Tres años después de comenzado el viaje, un solo barco regresó con 18 hombres esqueléticos y agotados. Magallanes ha muerto y Sebastián Elcano concluye la circunnavegación del globo, un largo periplo en el que pasa de todo: luchas sangrientas entre tripulantes, traiciones, ejecuciones, hambre, sed, frío, enfermedades, canibalismo, enfrentamientos con pueblos indígenas, el cruce de un estrecho indomable, el fallecimiento del capitán en las islas Filipinas y cuatro barcos que quedan en el camino.
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Representación artística del siglo XIX de la muerte de Magallanes a manos de guerreros Mactan.[/caption]
El 6 de septiembre de 1522, la nave sobreviviente, Victoria (ver infografía), desembarca en Cádiz al mando de Elcano. "El velamen estaba hecho jirones, los aparejos podridos, el sol había descolorido la pintura y los costados del casco estaban desconchados", cuenta el autor Laurence Bergreen en su libro Hasta los confines de la Tierra.
Contra todos los pronósticos, Elcano y Magallanes dejan sus nombres escritos en las páginas grandes de la historia, en una hazaña sin precedentes que jamás será olvidada.