La científica chilena Maisa Rojas, académica del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile y directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, fue parte del equipo de 230 investigadores e investigadoras que por tres años trabajaron en el actual reporte IPCC.
Resalta que una de las principales conclusiones es la reconfirmación de todo lo que previamente han señalado los anteriores reportes: el efecto de la influencia humana en los cambios climáticos.
“Lo más nítido acá es la influencia humana de todo lo que estamos observando”, señala Rojas. El actual reporte hace una atribución, es decir, señalar si lo que uno está observando, añade, tiene influencia humana. “Lo que dice por primera vez este informe, es que todo el calentamiento de los últimos años 170 es atribuible a acción humana, todo. Y no solamente eso, sino que como resultado de la acción humana estamos viendo cambios generalizados, rápidos y que se están intensificando, eventos extremos se puede atribuir a acción humana”, detalla.
Otro aspecto que el reporte subraya, y que se sabía indica Rojas, pero ahora se indica de manera mucho más clara es que muchos de los cambios son irreversibles a escala humana, “pero otros son irreversibles a escalas de siglos y milenios, aparece mucho más nítido en este informe”.
Con respecto a la hipersequía Rojas señala que el informe, que está orientado en su versión resumen para los tomadores de decisiones, hay una figura que muestra la situación de la sequía. “Se habla mucho de sequía, una sequía que en la zona centro sur de Chile en parte se puede atribuir al cambio climático y en parte también es producto de la variabilidad natural, que a veces aumenta y a veces enmascara la acción del cambio climático”, detalla.
En Chile, dice Rojas, han pasado muchas cosas desde que el país asumió la presidencia de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019, COP25: “La acción climática se ha intensificado. Hay una Ley de cambio climático en discusión en el Congreso, y sería urgente que esa ley salga, por un lado, deja por ley la obligación de carbono neutralidad que Chile aceptó en el Acuerdo de París, y, por otro lado, da metas de adaptación y resiliencia. Están pasando muchas cosas, pero la realidad nos está alcanzando los talones mucho más rápido que la de los tiempos políticos pueden reaccionar”.