Marcos Kulka, gerente de Fundación Chile por licitación del ITL: “Si no se refuerza con industrias productivas claves, los recursos se pueden perder”

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Marcos Kulka, gerente general de Fundación Chile.

No cree que exista fraude en el proceso, pero insiste en que los dos años que demoró, terminó pasando la cuenta. Respecto del consorcio ganador dice que tienen brechas con la realidad.


La creación e instalación del llamado Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), supervisado por la Corporación de Fomento para la Producción (Corfo) y que forma parte del proyecto macro de energías limpias de alcanzar la carbono neutralidad para el año 2050, despertó una series de críticas de parte de quienes no fueron seleccionados.

Fueron tres grupos los que llegaron al final del concurso de adjudicación que duró dos años: el consorcio Associated Universities Inc (AUI) -los ganadores- conformado por nueve universidades de Estados Unidos, entre ellas Harvard, Massachusetts Institute of Technology (MIT), Columbia, Princeton, Cornell, Pensilvania, John Hopkins, Rochester y Yale. Además, cuatro universidades nacionales: del Desarrollo, San Sebastián, Autónoma de Chile y de Atacama.

En segundo lugar llegó el consocio de universidades chilenas, la Corporación Alta Ley, en el que participaban la Universidad de Chile, la Universidad Católica, Universidad de Concepción, Universidad Santa María, entre otras. El propio rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, dijo después que se conocieran los resultados a comienzos de enero: “Esto es algo que no podemos aceptar. Se está poniendo en riesgo el futuro de la ciencia en nuestro país. Esto no pasó por Contraloría, porque se dice que son fondos privados que se entregan por el royalty del litio”.

El senador Guido Girardi, presidente de las comisiones de Medio Ambiente y Desafíos del Futuro del Senado, acusó proceso absolutamente irregular. El Gobierno asignó USS 192 millones al proyecto, dando una puñalada a la capacidad de generar capacidades propias en Chile, dejando fuera a las universidades chilenas”; mientras que para la presidenta de la Academia Chilena de Ciencia, doctora Cecilia Hidalgo, “todo el proceso se llevó de manera oscura, poco transparente y muy distinto de todos los procesos a los que los científicos chilenos están acostumbrados”.

Fundación Chile, junto a sus socios Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT; Instituto Nacional Francés para la Transición Energética, CEA-Liten; Instituto de Energía de la Universidad Estatal de Colorado, CSU; y el Centro Aeroespacial Alemán, DLR, fueron los participantes que resultaron terceros en este proceso.

Esta institución también tiene algo que decir. No creen que haya habido fraude, pero sienten que el largo tiempo que duró la adjudicación, los cambios de autoridades en la Corfo en dos gobiernos diferentes pasó la cuenta.

Marcos Kulka, gerente general Fundación Chile, dice la opinión de esta institución “no va por en relación a un proceso oscuro ni fraudulento”

¿Qué opinión tiene acerca del proceso que se realizó para la elección de ITL?

Yo creo que fue un proceso demasiado largo, esto partió en 2018. A nosotros nos interesó participar debido a lo interesante que era esto estratégicamente para Chile, la singularidad del desierto, la energía solar, el litio para la minería, el hidrógeno verde... es ahí donde estaba nuestro foco. Esta visión estratégica donde Chile en distintas áreas puede convertirse en un polo de innovación y estar dentro de las potencias mundiales en algunas cosas donde tenemos escala y ventajas como son los recursos naturales.

Partimos identificando oportunidades, con todos los socios y lo que pasó es que entre medio pasaron dos gobiernos (la negociación con Soquimich y Corfo, donde se acordaron los contratos se hizo en el gobierno anterior. Partió con Eduardo Bitrán, que yo creo fue el de la visión de la oportunidad. Luego, Sebastián Sichel que creó está instancia de dos etapas. Más que fraudulento o turbio, lo que no creemos, fue esta extensión de proceso y cambios de visión en la forma de lo que se quiere.

Según Kulka, mantener el entusiasmo de las empresas en general y de todos los socios por periodos tan largos, en periodos de incertidumbre como el estallido social y la pandemia, con un proceso que se dividió en dos, no fue sencillo.

La propuesta de la Fundación Chile, dice el gerente genera, estaba muy centrada en tener socios que relevaran la demanda, que son los contratantes de la investigación. “Nuestra propuesta era bastante fuerte, del mundo de la minería, empresas de energía, pero además su participación es mucho más relevante en nuestra propuesta, más recursos pecuniarios de nuestra parte. Además, planteamos una base técnica muy potente con un centro de tecnología francés”.

Algo que los ganadores no tienen porque no tienen “mandantes”.

Recursos perdidos

“Para nosotros no existe la viabilidad de este instituto si no está conectado 100% con la demanda y si es la demanda la que finalmente va a poner una contribución importante en recursos. En nuestra propuesta, las empresas privadas ponían mucho más plata que los que ofertan la tecnología, porque si no te ves en un trampa en que los propios desarrolladores tecnológicos que son los que ponen los recursos dirigen la investigación de acuerdo a su propia sensación y no de acuerdo a la demanda”, reclama Kulka.

La visión de la Fundación Chile, dice el gerente general, es de innovación abierta, opcionalidad, “driver” desde la demanda y eso según él, trae a los mejores en desarrollo tecnológico. “Si en esta propuesta no se pone actores locales, las demandas no podrán ser satisfechas. Si no está conectada con la demanda, vamos a seguir haciendo investigación básicas sin estar conectados con el mercado”.

Desde el punto de vista personal del Kulka, él dice que en la evaluación habría privilegiado tener una relación muy fuerte con el sector privado y más sentido de realidad. “Le habría dado más puntuación a las cosas que son más difíciles de lograr, atraer al mundo privado que comprometa con recursos, pilotajes en sus propias plantas, con recursos humanos” para el desarrollo local.

Esta es es precisamente una brecha que tiene el consorcio ganador, dice Kulka. “Es importante complementar con lo que digo para no perder una disposición de casi 200 millones de dólares para transformar la singularidad del desierto de Chile en importación de hidrógeno verde, minería verde con trazabilidad, energías renovables, procesos de litio amigables con el medio ambiente, productos sofisticados para la electromovilidad”.

¿Si no se consideran los cambios o brechas, se podría perder buena parte de la inversión que hará el país en ITL

Es difícil porque no tengo una bola de cristal, lo pondría de otra forma. Si es que este instituto no se refuerza con mandantes, con las industrias productivas clave, si no se conecta con ellas, con actores locales que necesitará para llegar a las soluciones, va a fracasar y los más probable es que los recursos se puedan perder.

Algunos han dicho que es una falta de respeto a la ciencia chilena, ¿está de acuerdo con esa información?

Estamos en desacuerdo, esto no pude llevarse a la ideología de desarrollo 100% nacional versus internacional. Es evidente que el mundo es absolutamente globalizado, abierto, Chile está abierto el mundo por lo que no competimos solo con los actores locales sino globales y tenemos que estar conscientes y preparados para que esa competencia sea global, por lo tanto, inteligentemente tenemos que ver cómo combinamos los desarrollos de los institutos locales con los desarrolladores de estos institutos y centros de otros lado.

Evaluación

En la evaluación de la Corfo, se consideró criterios y subcriterios como diagnóstico, plan de desarrollo estratégico, infraestructura y equipamiento, plan de trabajo, presupuesto, participantes, gobernanza, sustentabilidad a largo plazo, y cofinanciamiento. Con notas que iban del 1 al 5 AUI obtuvo un 4,5; Alta Ley un 4,1 y Fundación Chile, un 3,3.

Entre los aspectos diferenciadores, según Corfo, destaca que AUI, a diferencia de Alta Ley, contempló la construcción de seis nuevos laboratorios e instalaciones multipropósito para desarrollar las áreas de especialización del instituto, mientras que Alta Ley no consideraba nueva capacidad. Estos laboratorios permitirán testear los avances que se vayan desarrollando en el ITL. En cambio, las universidades chilenas proponían utilizar su propia infraestructura. Según Corfo, esto va en contra del plan original, que es el de sumar nueva infraestructura y que esta se ubique en la Región de Antofagasta.

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