El 72% de los chilenos considera que la marihuana tiene un valor medicinal y de ellos, el 76% cree que debiera ser legal para ese uso. Incluso, un 39% cree que además, se debiera legalizar su uso recreativo en el país.
Esas son las principales conclusiones de una encuesta realizada por Ipsos en 29 países a 18 mil personas. De todos los países participantes, Chile es el que tiene el mayor porcentaje de personas que cree que debe legalizarse desde el punto de vista médico y el tercero que cree que debiera ser legal para uso recreativo. Como era de esperar, los menores de 35 años son los que más de acuerdo están con estas afirmaciones.
Es más, los más jóvenes también creen que es menos adictiva que los más adultos: entre los 50 y 64 años, el 69% de los chilenos cree que es adictiva, mientras que en los menores de 35 la cifra baja a 52%. Cuando se pregunta si probaría marihuana en caso que esta fuera legalizada para uso recreativo, el 40% dijo que sí, pero entre los que tienen más de 50 años, la afirmación alcanzó el 28%.
Los especialistas están preocupados por estas cifras que evidencian el bajo nivel de percepción de riesgo que, en general, tienen los chilenos.
A juicio del psiquiatra y ex director del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), Mariano Montenegro, creer que la marihuana es medicinal es gracias a la estructura de propaganda y publicidad engañosa que la industria de la marihuana y algunas fundaciones e interesados en este negocio han realizado con una "enorme irresponsabilidad".
"Lo que hay detrás de esta percepción es un negocio. Lo que dice la evidencia científica es que los eventuales efectos beneficiosos que pudiera tener alguna sustancia de esta plata, son mínimos y muy modestos, prácticamente no hay efectos médicos", señala.
Carlos Ibáñez, jefe de la Unidad de Adicciones de la Clínica Psiquiátrica de la U. de Chile, también cree que detrás de esta situación está la industria de la marihuana, que busca vender y para eso, realiza campañas de publicidad que terminan por bajar la percepción de riesgo, sobre todo en los más jóvenes.
"Si alguno de los componentes de la marihuana puede tener un uso medicinal o no, es una pregunta que se debe responder desde la ciencia y debe haber una respuesta desde el punto de vista de su efectividad y seguridad, con estudios clínicos bien hechos. Una política pública sanitaria, no puede desconocer la evidencia científica ni basarse en opiniones". Según Ibáñez, en Chile se ha hecho una publicidad engañosa muy complicada: "la planta como tal no tiene estudios científicos que digan que tiene efectos médicos; algunos cannabinoides tiene cierta evidencia positiva en casos de epilepsia, espasticidad de la esclerosis múltiple, dolor, pero eso no significa que haya que plantar marihuana en las casas", reitera Ibáñez.
Es esta propaganda y esta idea de que la marihuana es buena la que ha hecho, según Ibáñez, aumentar el consumo entre los jóvenes y adolescentes, y explica también la proliferación de los Growshop. Esa es a su juicio, una de las consecuencias negativas de la campaña que han hecho aquellos que están detrás de la industria de la marihuana. "Al igual que la industria del tabaco, la de la marihuana quiere vender su producto, no les importan los efectos secundarios ni que los que consuman sean niños y adolescentes", dice Ibáñez.
"Es necesario orientar bien a la población. No hay evidencia científica que muestre efectos médicos de la marihuana. Hay muchas creencias que tienen las personas que no son ciertas. Algunas creen que el veneno de alacrán sirve para el cáncer… el hacer creer que la marihuana se debe instalar en el mercado como un producto médico hace que baje la percepción de riesgo hasta el punto de creer que es bueno aprobar su uso para hacerla recreacional, pero hay que ser responsables e informa y aprobar en base a evidencias científicas, no creencias", señala Montenegro.
El jefe de psiquiatría y miembro de la Unidad de Adicciones de Clínica Las Condes, Daniel Seijas, también cree que la baja percepción es culpa del lobby que ha hecho la industria detrás de la marihuana. "La marihuana no es un medicamento. Considerando que Chile tiene altos consumo de alcohol y de drogas, es irresponsable decir que tiene beneficios médicos. Alguno de sus componentes podría tener efectos, pero se debe estudiar más porque no están probados… como los opiáceos, algunos de sus componentes pueden ser de utilidad en medicina como la morfina pero nadie puede decir que se consuma porque es medicinal", declara Seijas.
Este especialista señala que el consumo de marihuana en los jóvenes tiene grave efectos secundarios: daño cognitivo, crisis de pánico, esquizofrenia, ansiedad, depresión, problemas de conducta y más riesgo de abandonar los estudios.