Más de tres años y más de mil kilómetros de costa: estudio simuló el impacto que tendría la pérdida de especies claves para el ecosistema marino en Chile
La investigación, realizada durante tres años entre las regiones de Coquimbo y Los Ríos, determinó los parámetros utilizando tres especies como referencia: algas rojas, chorito maico y picorocos.
Una reciente investigación, responsabilidad del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) y de la Universidad Austral de Chile (UACh), realizada por más de tres años entre las regiones de Coquimbo y Los Ríos, abarcando un total de mil kilómetros, simuló la pérdida de especies formadoras de hábitat en la zona centro-sur del país, para calcular el impacto que esto tendría en las comunidades marinas y cómo podrían mejorar las políticas de conservación.
El trabajo científico, liderado por el Doctor Nelson Valdivia, investigador del Centro IDEAL y director del Programa de Doctorado en Biología Marina de la UACh, analizó y determinó los parámetros para verificar la recuperación y estabilidad de los ecosistemas marinos de las costas chilenas a través de determinadas especies.
Las especies seleccionadas para este proceso fueron la alga roja Mazzaella laminarioides (conocida como luga cuchara), el chorito maico (Perumytilus purpuratus) y los picorocos, como Jehlius cirratus y Notochthamalus scabrosus, organismos que abundan en las costas del océano Pacífico.
El estudio determinó que, mientras más grande es el área de recuperación, la comunidad afectada alcanzaba mejores niveles de estabilidad, aunque en un tiempo más prolongado. Mientras, los territorios más pequeños cambiaban en composición de especies más rápido después del impacto, pero no necesariamente volvían a su estado no perturbado u original.
En la actualidad, existe consenso en la comunidad científica internacional acerca de la pérdida de biodiversidad existente en los océanos, por lo que muchas investigaciones analizan no solo los factores que generan esta disminución en los ecosistemas marinos, sino los parámetros, por lo que deben establecerse zonas de protección para aquellas áreas.
El experimento se realizó en dos grandes zonas intermareales marinas, distribuidas en las mencionadas regiones a lo largo de Chile. Para analizar la estabilidad de estos ecosistemas marinos, los investigadores realizaron una simulación de perturbación, consistente en la extinción de la especie dominante en aquellas zonas.
Además, realizaron mediciones periódicas cada tres meses, en donde analizaron diferentes factores relacionados con la estabilidad de estas zonas tras la pérdida de sus especies claves, tales como resistencia, resiliencia, recuperación y variación temporal. “Con esta investigación queríamos averiguar si estos aspectos se relacionaban entre ellos, ya que eso permitiría, en materia de conservación, medir de mejor forma cómo se recupera la comunidad marina”, señala Valdivia.
El análisis establece que es necesario medir varios parámetros de la estabilidad cuando se analiza la recuperación de un ecosistema. Valdivia explica que “debemos tener una idea de qué tan rápido se va a recuperar una comunidad perturbada, qué nivel de recuperación tendrá y qué tan variable va a ser este avance. Hay que medir estos factores por separado, y no solo uno o dos como normalmente se hace”.
Para preservar mejor estos ecosistemas, “lo ideal sería establecer zonas de protección que abarquen mayores áreas, en vez de tener muchos territorios dispersos de esta índole. Esto permitiría una mayor variación espacial en la composición de especies (conocida como diversidad beta), y aseguraría una mayor estabilidad”, concluye el investigador.
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