Causa impacto y dolor a miles de personas que cada año deciden poner fin a sus vidas, así también como a todos quienes no pudieron prevenir este tipo de acciones en sus cercanos. Para entender este contexto a nivel nacional, el Ministerio de Salud publicó el Informe de Mortalidad por Suicidio, el cual abarca las estadísticas sobre esta acción que han tomado casi 18 mil personas durante la última década en Chile.
Si bien, las cifras indican que la cantidad de suicidios consumados han ido a la baja durante los últimos años, aún preocupa la cantidad de estas acciones consumadas en jóvenes, así también como la alta tasa de muertes autoinducidas en adultos mayores. La pandemia, el confinamiento y el contexto actual agudizaron las afecciones de salud mental que podrían gatillar en una decisión tan drástica como el término autoinducido de la vida. ¿Cómo ha cambiado esta situación entre los chilenos y chilenas durante estos últimos años?
Para entender el suicidio desde una perspectiva clínica, éste puede ser provocado por múltiples factores, según afirman las fuentes especialistas consultadas. La Dra. en Psicología e investigadora del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (Gero), Daniela Thumala, explica que “es muy difícil establecer una causa específica, salvo en situaciones donde puede ser más evidente. En general es una acumulación de factores predisponentes, algunos que se adquieren durante la vida, tanto de índole social, clínico, psicológico, económico, entre otros; y otros factores precipitantes que terminan concretando el comportamiento suicida”.
Asimismo, la psicóloga de la Red UC Christus e investigadora en depresión y suicidio, Susana Morales, explica que estos factores tienen que ver con aquellos aspectos que alejan a la gente de sentirse pertenecientes o con proyectos, o que son queridos y escuchados por alguien. “Y en esa mirada se van presentando los factores de riesgo, al estar aislado o no poder acceder a los servicios de salud; de tipo familiar, donde no hay escucha, donde no hay contención emocional”, detalla. La especialista afirma también que la soledad, o la falta de recurrir a otras personas puede ser también un factor de riesgo. “Tienen relación con la regulación emocional, con la capacidad de tolerar el sufrimiento, las decisiones, las dificultades para sobrellevar la vida”, argumenta.
¿Cómo tratar a una persona que tenga intentos o pensamientos suicidas? De acuerdo a la Dra. Eugenia Escorza, psiquiatra y jefa del Área de Salud Mental de Clínica Dávila, primero hay que encontrar la patología. “El 90% de ellos tiene asociado un trastorno psiquiátrico. Entonces, lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico. Segundo, hay que hacer seguimiento a la persona, ya que estadísticamente ocurren 20 intentos de suicidio por cada acción consumada”, establece la profesional. Además, según explica la psiquiatra, el intento previo es uno de los factores principales a poner atención en personas que estén propensas a cometer suicidio.
De acuerdo al informe generado por el Minsal, en Chile el suicidio tuvo una tendencia global a la baja durante la última década. Al comparar el periodo del 2010-2014 con el 2015-2019, hubo una disminución del 7% en las tasas estandarizadas. Del informe se desprende, además, que la mortalidad por suicidio fue mayor en hombres que en mujeres, en una relación cercana 4 es a 1. Asimismo, a medida de que se avanza en el rango etario, esta proporción aumenta considerablemente. Según la presidenta de la Fundación Míranos, Ana Paula Vieira, dicha relación puede llegar hasta 10 a 1, en hombres mayores que cometen suicidio por cada mujer que también lo hace.
El promedio de edad de las personas que mueren por suicidio fue de 43 años en Chile; 44 años en el caso de los hombres y 40 años para las mujeres. Sin embargo, el grupo etario que presenta la mayor cantidad de defunciones (en números absolutos) fue el ubicado entre los 25 a 29 años, seguido por el grupo entre los 20 a 24 años. En contraste, el intervalo de edad que presentó las tasas más altas por 100.000 habitantes es el de 80 años o más, en gran medida por el aumento en la tasa de los hombres desde los 70 años.
Suicidio en adultos mayores
En el caso de las personas mayores, quienes tienen una tasa de suicidio más alta, hay ciertas particularidades. Según Daniela Thumala, en gran parte de los casos no hay tantas señales de aviso, o no son tan evidentes, o no son tan escuchadas, “porque cuando la gente dice ‘ya no quiero más’, ‘estoy sobrando’, no se le toma la correcta atención. Pueden haber algunos comentarios que tengan que ver con esto, y en general evitamos hablar de estos temas. Creemos que si establecemos el tema, vamos a darle la idea. Pero, por el contrario, al hablarlo se puede salir de ese tipo de pensamiento con mayor facilidad”.
Además, según la investigadora, en el caso de las personas mayores hay mucha decisión al momento de cometer este tipo de acciones. “La gente más joven tiene varios intentos, en comparación al suicidio consumado. En el caso de las personas mayores hay muy pocos intentos. Hay mucha letalidad en el intento de las personas mayores”, explica Thumala.
Por su parte, la presidenta de Fundación Míranos, Ana Paula Vieira, enfatiza que existen señales de alarma que son más directas entre las personas mayores. ”Por ejemplo, dicen que no tienen para qué vivir, o que son una sobrecarga para los demás. O también, manifiestan sentimientos de inutilidad y desesperanza. Hay señales también que son no verbales, como cuando la gente empieza a buscar métodos para hacerse daño, cuando empieza a llamar a personas para despedirse, regalar sus pertenencias, entre otras. Dentro de este contexto de los factores de riesgo, uno tiene que escuchar, validar, contener y buscar ayuda profesional cuando es necesario”, establece.
¿Qué factores pueden estar asociados a una conducta suicida en personas mayores? Según detalla la Dra. Thumala, esto podría potenciarse con una enfermedad progresiva y que no tenga mayor tratamiento; trastornos afectivos; historial de intentos previos; dificultades para desenvolverse por patologías severas. También hay factores sociales, como haber perdido muchas personas cercanas, sentirse maltratado, tener una carencia de red de apoyo. “Y en lo sicológico, la sensación de soledad también puede ser un factor que desgraciadamente se está instalando. Es la otra pandemia, además del Covid, está la pandemia de la soledad en personas mayores. A medida de que van pasando los años la sensación de soledad tiende a aumentar”, destaca la investigadora de Gero.
Pandemia y agudización de señales
El informe recién publicado por el Ministerio de Salud retrata lo ocurrido a nivel nacional hasta 2019. Posterior a eso, con un estallido social y una pandemia, la situación pudo haber cambiado drásticamente en la salud mental de las personas en Chile. Aun no existen cifras oficiales sobre la situación durante los últimos dos años, sin embargo, la experiencia clínica de las fuentes consultadas retrata que durante estos años de confinamiento ha ocurrido una disminución de suicidios en nuestro país.
“Lo que sí aumentó fueron los síntomas de ansiedad, angustia, pánico, sobre todo al principio de la pandemia”, enfatiza Ana Paula Vieira. En las personas mayores, sobre todo, la angustia también se agudizó porque durante los meses más difíciles del confinamiento, muchas personas no podían asistir a sus consultas sobre salud mental, y quienes realizaban actividades en clubes del adulto mayor no lo pudieron hacer, explica la presidenta de Fundación Míranos, que se dedica a promover la sensibilización hacía el tema del suicidio en la vejez.
Por su parte, la Dra. Escorza retrata que en 2019 llegó a la red hospitalaria mucha población joven con intentos o gestos suicida. “Después nos cambió el perfil, durante la pandemia llegaron muchos menos porque, en general, en el mundo bajaron las tasas de suicidio, no solo acá”. Ante esto, un estudio publicado en octubre de 2021, en la revista científica The Lancet, mostró un alza en el porcentaje de depresión y de trastorno ansiedad en el mundo. Sin embargo, eso no se ha reflejado en la tasa de suicidios, hasta ahora.
“Cuando las sociedades entran en crisis como una pandemia, por ejemplo, guerras o situaciones civiles mayores, el suicidio disminuye y pareciera ocurrir un fenómeno psicológico-sociológico, donde la atención se pone en esa crisis mayor, distinta, nueva para la sociedad, y se activan los motivos de supervivencia”, ejemplifica la psicóloga Susana Morales.
Cabe recordar que el Ministerio de Salud publicó a inicios de 2020 una Guía para la Prevención del Suicidio durante la pandemia. Asimismo, el Minsal tiene a disposición de la ciudadanía un número telefónico, en caso de tener consultas o inquietudes sobre acciones o intenciones suicidas, tanto propias como de un cercano o cercana. Si siente que necesita ayuda con respecto a este tema puede comunicarse con Salud Responde al 600-360-7777.