Para gran parte del país el confinamiento es una realidad y se repite el escenario vivido durante 2020. Frente a eso, no solo las personas están viendo limitadas sus vidas, también las mascotas.

Pero diferencia del año anterior, esta vez se restringieron los paseos y solo se puede hacer uso de la franja horaria deportiva, conocida como “Elige Vivir Sano”, para que los animales puedan salir a pasear, es decir, entre las 6:00 y las 9:00 horas.

Perros acostumbrados a dar largos paseos y más de una vez al día, ahora no pueden hacerlo. Problemas gástricos y pérdida del apetito, pueden ser indicios de que recienten ese cambio. Otras manifestaciones son problemas de comportamiento que incluyen ladridos excesivos, eliminación inapropiada, destructividad, agresión y temor a los extraños o a otros perros.

Constanza Reinoso cuenta que con su perra no tiene ahora otra opción que dar paseos más cortos, “y con los permisos cuando puedo hago el paseo de siempre que dura como 45 minutos”.

Pero no solo salen menos, también sienten que algo es diferente en su entorno. La mera presencia ininterrumpida de toda la familia 24 horas al día, 7 días a la semana, ya es suficiente para hacerles ver que algo no anda como siempre.

Constanza nota que su perra está más contenta de que ella esté todos los días en casa, “se da cuenta que el estar conmigo todo el día pura felicidad, tenemos toda una rutina, pero ahora está muy acostumbrada a salir día por medio y antes de la pandemia siento que me aguantaba más a que pasaran, no sé tres días sin salir”. Pero si no puede cumplir con esa rutina, dice que se pone más gruñona, “la noto al tiro, voy a botar la basura e intenta salir conmigo a la fuerza, está como más enojada, y ella es como muy feliz entonces es muy notorio el cambio”.

“En general, la gran dificultad para las mascotas, en especial para los perros, tiene que ver con los cambios de rutina, por lo que este nuevo cambio siempre puede generar un poco de estrés”, explica Pablo Gómez, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad San Sebastián y especialista en comportamiento animal.

Un perro sano, especialmente en las razas grandes, requiere una carrera o una caminata larga al menos dos veces al día. Sin eso y con períodos prolongados de confinamiento también hacen que muchos perros se irriten.

Considerando que las medidas actuales son estrictas, dice Gómez, no se puede hacer mucho para aumentar la frecuencia de paseos. “Seguramente la mascota va a exigir el paseo de las tardes y no se le va a poder entregar. Sin embargo, teniendo en cuenta que estamos en pandemia, todos estamos haciendo sacrificios y a nuestras mascotas también les toca hacer un esfuerzo. Cambiar el horario de paseo no significará un trauma para ellos”, afirma.

La gran dificultad para las mascotas, en especial para los perros, tiene que ver con los cambios de rutina, por lo que este nuevo cambio siempre puede generar un poco de estrés. Fotos referencial USS.

Mascotas con fatiga pandémica

Ante esos cambios los animales pueden estár más ansiosos de lo normal. Pero además, los perros son animales muy receptivos y pueden reflejar fácilmente el estrés de sus familias humanas, el que es probable haya aumentado bastante en estas condiciones.

Estudios muestran que de la misma forma que la ansiedad puede de alguna manera contagiarse entre los humanos, tambien puede transmitirse a los perros. Un estudio de 2019 publicado en Nature reveló por primera sobre esa sincronización interespecífica en los niveles de estrés a largo y corto plazo entre perros y sus dueños. Los científicos descubrieron que los niveles más altos de cortisol en los propietarios coincidían con los niveles elevados en los compañeros caninos.

Las mascotas domésticas no son ajenas a las ansiedades de sus dueños. ¿Cómo se manifiesta esa ansiedad? Una investigación publicada en 2020 sobre ansiedad en 13.700 perros mascotas en Finlandia, constató que la sensibilidad al ruido es el rasgo más común relacionado con la ansiedad en perros con una prevalencia del 32%. El miedo fue el segundo rasgo más común (29%). El comportamiento relacionado con la separación y la agresión fueron rasgos más infrecuentes con prevalencias del 5% y 14%, respectivamente.

Los perros machos, señala el estudio, eran más a menudo agresivos e hiperactivos, pero las hembras tenían más miedo de forma más frecuente. El comportamiento relacionado con la separación fue ligeramente más común en los perros machos. En tanto, la prevalencia de la sensibilidad al ruido aumentó con la edad, especialmente el miedo a los truenos o ruidos como fuegos artificiales. De manera similar, el miedo a las superficies y las alturas aumentó con la edad, mientras que la hiperactividad, impulsividad y la persecución de la cola disminuyeron.

La recomendación del académico de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad San Sebastián y especialista en comportamiento animal, es intentar que los días tengan eventos novedosos para las mascotas para generer rutinas entretenidas.

“Debe haber rutinas de alimentación a un horario marcado, un horario para jugar, otro para entrenar, otro para salir, etc. Que vayan pasando cosas para entregarle dinamismo a sus días”, dice Gómez, sobre medidas que ayudan a que la jornada se vaya acortando. Así, agrega, “evitamos que -por aburrimiento o por necesidad- generen conductas que no nos gusten por intentar suplir las necesidades que no pueden obtener, como los paseos por las tardes”.

Respecto a la efectividad de solo un paseo diario en la mañana Gómez aconseja que cumpla con todas las necesidades que requieren. Por ejemplo, satisfacer la necesidad de ejercicio; socializar con otros individuos usando su olfato, orejas y cola; y potenciar sus habilidades de exploración en nuevos espacios, olores, texturas y ruidos.

Sin embargo, añade, “si es para hacer sus necesidades biológicas, como hacer pipí o caca, entonces un solo paseo no será suficiente y se deberá buscar otra alternativa que esté dentro de lo permitido en tiempos de pandemia”. Muchos perros han aprendido a defecar y orinar durante el paseo, especialmente los que viven en departamentos pequeños y ese aprendizaje se desarrolla muy tempranamente, no es algo que se pueda modificar de un día para otro.