Si en 2019, en Chile se registraron 61.596 matrimonios, en 2020, por efecto de la pandemia, la cifra de desplomó a 37.647, año que entre otras restricciones, impidió las tradicionales fiestas de bodas, al restringir severamente los aforos. En 2021, la cifra mejoró en parte, consignándose 51.403 matrimonios, pero aún lejos de las cifras de años anteriores, en que promediaban 60 mil enlaces por año. Sin embargo, datos del Registro Civil muestran que en 2022, se registraron 69.069 matrimonios, la cifra más alta en más de una década.
Aunque el efecto postpandemia es innegable, de acuerdo a los especialistas, existen precedentes de aumento de matrimonios y disminución de divorcios después de catástrofes. Por ejemplo, en Estados Unidos se reportó un aumento en los matrimonios después del atentado del 11 de septiembre, y también luego del Huracán Katrina.
“Algo similar estaría ocurriendo en Chile después del momento más crítico de la pandemia, y se podría atribuir a esta necesidad de las personas de buscar afiliación ante eventos estresantes”, explica Belén Salinas, psicóloga y candidata a doctora en la Universidad de La Frontera (UFRO).
Eduardo Pino, académico del Departamento de Psicología de la Universidad de Magallanes (UMAG), dice que esto también puede explicar estadísticamente. Cuando una cifra baja todos los años, en un momento se estabiliza o incluso se puede revertir. Pese a eso, dice que aún es muy pronto para hablar de una estabilización del matrimonio o de proyectar una magnitud de cambio en las cifras en la baja de las separaciones especialmente.
¿Consecuencia de la pandemia?
Este cambio en las cifras de matrimonios y divorcios podría atribuirse a la llegada del coronavirus a Chile y sus repercusiones. Desde marzo de 2020 ocurrieron rápidamente sucesos como el confinamiento obligatorio, distanciamiento físico, uso de mascarilla, contagios, fallecimiento de seres queridos, entre otros.
“Todas estas situaciones reúnen las características de un estresor: son situaciones incontrolables, impredecibles, y representan una amenaza”, explica Salinas. Por lo que el aumento de matrimonios, sería una reacción natural de los seres humanos ante situaciones de estrés, sobre todo como fue la pandemia, donde las personas buscan vincularse con otras personas.
Existe bastante evidencia científica que da cuenta que las relaciones interpersonales, los vínculos cercanos que existen entre las personas, permiten no sólo afrontar de mejor forma el estrés, sino que se vinculan con mejor salud mental y física. “De esta forma nos sentimos protegidos, intentamos encontrar respuestas ante la incertidumbre, y satisfacemos necesidades básicas como la compañía y el amor”, añade la candidata doctorado.
Asimismo, debido a las cuarentenas y el distanciamiento físico disminuyó considerablemente el contacto social, por tanto, buscar activamente mantener los vínculos sociales ya existentes o generar nuevos vínculos con el “retorno a la normalidad” es una reacción esperable y normal, y que explicaría en parte el aumento de los matrimonios y disminución de los divorcios, dice Salinas.
Otro factor durante la pandemia, es que se realizó un alto en las rutinas de los individuos para que muchas personas realicen una introspección, “lo que implica una evaluación acerca de la satisfacción personal que inevitablemente está relacionada con la temática de estabilidad en la relación de pareja, al resultar una de las fuentes más relevantes de nutrición emocional”, explica Pino.
Verónica Gómez, doctora en Sociología e investigadora del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma, también concuerda que el levantamiento de las restricciones asociadas al confinamiento estén asociadas al aumento de casamientos, ya que “es muy probable que personas que hayan pospuesto sus planes matrimoniales por razones sanitarias o económicas los estén retomando”.
¿Aún se cree en el matrimonio?
Vincularnos con otros es inherente al ser humano, y la característica en común a la base de la búsqueda de cualquier vínculo afectivo es satisfacer necesidades básicas de protección, seguridad, compañía y amor, además de permitir enfrentar situaciones de estrés.
Uno de los vínculos más importantes en la adultez, sino el más importante, es el de pareja, y el matrimonio particularmente es uno de los vínculos que más se ha investigado.
En la medida en que otras formas de hacer pareja en el largo plazo (como la convivencia) van ganado legitimidad social y se abre un abanico mayor de opciones, “el matrimonio ya no representa el nivel de compromiso más alto con la relación que se puede demostrar”, explica Gómez.
Pero, “existe mucha evidencia que da cuenta que las personas que se sienten satisfechos en su matrimonio efectivamente logran afrontar de mejor forma el estrés y se sienten más felices en general”, explica Salinas.
“Lo contrario ocurre cuando se percibe que el matrimonio no es satisfactorio, por tanto, es importante que no sólo nos centremos en la cantidad de personas que se están casando, sino también en la calidad del matrimonio, y en cómo esto se vincula con el bienestar y la salud de las personas”, añade la psicóloga UFRO.
Por lo es importante mirar en retrospectiva las tasas de matrimonios y las distintas épocas en las que ocurrieron, ya que el contexto histórico, social y económico tiene un rol vital en la vida de las personas e influye en las decisiones, en las acciones y en las creencias que se comparten socialmente sobre un determinado tema, en este caso, el matrimonio.
Efectivamente el 2022 existió un aumento en los matrimonios, pero esto puede atribuirse a la búsqueda de afiliación natural que existe frente a situaciones de estrés, como la pandemia. “Hay que esperar para ver cómo continúan las tasas de matrimonio, la tendencia en otras partes del mundo después de eventos como estos es a una disminución, y puede que en Chile ocurra lo mismo”, señala Salinas.
Sin embargo, “nuestro país aún guarda un fondo conservador y más tradicional de lo que se quiere admitir”, enfatiza Pino. Por lo que llama la atención que muchas personas se preocupen más de lo social respecto al ritual de matrimonio que de lo realmente importante, “que es el afiatamiento de la pareja para dar ese paso”.
Muchas veces se hace por una ensoñación al idealizar la unión en un especie de “princesas Disney”, en otras por arribismo al aparentar una imagen de solvencia y status social ante los demás (por ejemplo matrimonios “Tomás Cox” que terminan separándose), explica el académico UMAG.
En tanto, la tasa de nupcialidad en Chile viene cayendo desde la década de 1980, y sólo por considerar el siglo XXI, pasó de 3,9 en 2002, 3,6 en 2014 (año en que hubo una cifra relativamente alta de matrimonios, 64.868) y 3,2 en 2019. Pero como tendencia, “veo difícil que se revierta, sobre todo considerando que las personas jóvenes consideran el matrimonio una institución respetable, pero un tanto conservadora en términos de género” comenta Gómez.
Divorcios en Chile
En cuanto a los divorcios registrados en el país, durante los últimos 12 años, se puede observar que las cifras desde 2018 se han mantenido estables entre los 41 mil y los 43 mil.
Durante los últimos 5 años, los divorcios se ha mantenido estable con cifras que se han mantenido dentro de los 40 mil casos, pero que a pesar de no tener una baja considerable, se reestablecieron los números de antes de la pandemia.
Los divorcios pueden obedecer a varias causas que habría que examinar, desde que las personas se están casando en una menor proporción hasta razones económicas, pues el divorcio es un proceso que puede resultar costoso y en un contexto de restricciones económicas, “podría no ser una prioridad” señala Gómez.
Las cifras se podrían atribuir al estrés que representó la pandemia, y a la búsqueda de afiliación adaptativa y esperable que ocurre frente a estas situaciones. Si se compara con el alza de los matrimonios y con tendencias previas a la pandemia, como lo sucedido post catástrofes en Estados Unidos, “es esperable que ocurra” explica Salinas.
También es importante entender que frente a una situación tan estresante como el Covid-19, “las personas no sólo podían tener la tendencia de refugiarse en sus seres queridos, sino que también reestablecer vínculos, y poner en perspectiva la importancia de los seres queridos, sobre todo si se considera que muchas personas fallecieron debido al Covid-19″ añade la especialista UFRO.
Los datos disponibles indican que, en términos de tasas, Chile ha tenido un comportamiento muy parecido al de otros países con niveles similares de desarrollo económico y social desde que se introdujo la Ley de Divorcio en 2004, y se ha mantenido estable.
Por lo que, las cifras no sólo muestran una posible revaloración de matrimonio, sino que en contextos de dificultades económicas, por ejemplo, es probable que la gente postergue el divorcio, aunque ya no haya vida de pareja. “Esto no solo por el costo de la gestión legal, sino porque en Chile separarse suelen significar empobrecerse, particularmente para las mujeres” añade Gómez.
¿Estoy listo para casarme?
El académico de la U. de Magallanes, explica que aunque la variedad de razones para casarse es amplia, los futuros contrayentes deben tener clara que la proyección del matrimonio es un trabajo constante, donde se deben elaborar aspectos internos de gran importancia tanto personales como de construcción de pareja, “lo que implica una necesaria postergación personas en algunos aspectos para conciliar un proyecto en común, elegido de manera libre y consensuada”.
En este aspecto, las proyecciones vocacionales de cada integrante de la pareja, deben estar claras por su compañero y/o compañera, para ver cómo se irán conciliando, la llegada o no de hijos, el manejo económico de los bienes en común, etc.
Si bien muchos de los problemas se van presentando a lo largo del camino, una pareja inteligente y analítica respecto a la realidad, debería proyectar aspectos básicos de su funcionamiento que deben ir enfrentando, para que cuando surjan dificultades, no se tengan necesariamente las soluciones a mano, si no la disposición y colaboración mutua para tratar de solucionarlos, explica Pino.
Esa comprensión y apoyo entre ambos llevará a que se afiancen cada vez más pues será interpretado como un crecimiento mutuo. Cuando sucede lo contrario, priman intereses individuales que llevan al egoísmo y la insatisfacción, dice Pino.