Hoy 4 de febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones celebran el Día Mundial contra el Cáncer. En Chile se trata de la segunda causa de muerte de la población y la primera fuente de carga de enfermedad.

Estimaciones incluso alertan que para el próximo año sería la primera causa de muerte. Si en 2007 se registraron en Chile 31.825 casos nuevos de cáncer. Una década después, en el 2018, hubo una incidencia de 53.365 casos, con 27.483 casos en hombres y 25.882 en mujeres, según establecen las últimas cifras de Globocan, base de datos que estima incidencia, mortalidad y prevalencia del cáncer en el mundo para 185 países, un proyecto de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS.

Una enfermedad que además eleva su incidencia al aumentar la edad. Lo que sumado al acelerado proceso de envejecimiento que vive Chile, muestra un panorama que no es muy alentador: según los últimos datos de Globocan, en los mayores de 75 años el riesgo de morir de cáncer es de 28,3%. Si se observa por género, ese riesgo es mayor en los hombres (36,2%), que en las mujeres (23,2%).

Oncogeriatría

Enfermedades como el cáncer se vinculan con el envejecimiento. Como todo lo que ocurre en esa etapa se considera normal, pero no existe conciencia de que puede prevenirse, advierte Gerardo Fasce, geriatra de Clínica Las Condes. "No hay conciencia mayor como para que las personas empiecen a ejecutar o a eventualmente hacer modificaciones de los hábitos para prevenirla", sostiene.

Por ejemplo, indica Fasce, en el caso del tabaquismo, que en general las personas inician desde muy jóvenes, no se reflexiona sobre qué va a ocurrir cuando tengan 70 años u 80 años, "y todos los cáncer relacionados se ven aumentados, desde la boca, la vejiga, pasando por el pulmón, en la medida que más exposición al tabaco se tiene".

Datos del Ministerio de Salud de su informe del Plan Nacional de Cáncer y el Plan de Acción 2018-2028, muestran que cerca un 40% de los cánceres se relacionan con estilos de vida no saludables y factores de riesgo modificables, como, obesidad, consumo de alcohol, exposición a sustancias tóxicas y agentes infecciosos, y el consumo y exposición al humo de tabaco.

Además, al menos el 40% de los nuevos casos de cáncer en el mundo, se diagnostican en personas mayores de 65 años. Producto del envejecimiento poblacional, se espera que ese porcentaje aumente.

En el caso de Chile, es una relación evidente con una población que extiende su vida cada vez más. Datos del Instituto Nacional de Estadísticas, muestran que si en 1992 la esperanza de vida observada para los hombres era de 71,12 años y para las mujeres 77,21 años, 10 años después eso aumento a 73,90 años y 80,01, respectivamente. Y según estimaciones y proyecciones de la población 1992-2050 desarrolladas por el INE.

"El aumento de la expectativa de vida va de la mano con el aumento de las enfermedades oncológicas y como país debemos estar preparados para hacer un diagnóstico precoz mediante programas de tamízaje y para dar un tratamiento adecuado al paciente, evitando el sobre o el sub tratamiento", aclara Verónica Rojas, geriatra, miembro de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, que se ha dedicado a la investigación y manejo interdisciplinario del adulto mayor con cáncer.

En los adultos mayores, agrega Fasce, al asumir el cáncer como algo propio de la vejez, muchas veces se dejan de hacer estudios por la edad de los pacientes. Es así como, por ejemplo, dice, "en el GES la recomendación para mamografía es que se suspende después de los 70 años,  porque se asume que en esa población no se justifica como una medida de salud publica, pero el problema es que la expectativa de vida aumenta y es después de esa edad donde se ven más casos".

El escenario entonces del cáncer en adultos mayores, "deja de ser  satisfactorio", indica Rojas. Ello, explica, porque la cobertura de oncólogos y servicios de oncología capaces de dar respuesta a las necesidades de esta población oncogeriátrica, es insuficiente. "El número de médicos oncólogos en el país está por debajo de las recomendadas por estándares internacionales. Y además estos oncólogos no han tenido formación en oncogeriatria, por lo que no siempre cuentan con las herramientas necesarias para tomar decisiones terapéuticas en el complejo escenario del adulto mayor, muchas veces frágil, con múltiples comorbilidades y síndromes geriátricos".

Alianza virtuosa

Se estima que los factores dietarios son responsables de alrededor del 30% de los cánceres en los países industrializados (2º causa prevenible después del tabaco) y de 20% en los países en desarrollo. Por ello, se habla del valor de la dieta para prevenir esta enfermedad y evitar, por ejemplo, un mayor número de casos a mayor edad.

Rodrigo Troncoso, químico farmacéutico, colaborador del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS), y académico del INTA, señala que se trata de una situación preocupante tomando en cuenta los datos datos a conocer por la última Encuesta Nacional de Salud (ENS), que reveló que el 74% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, lo que se suma a que apenas un 15% de la población consume al menos cinco porciones de frutas y verduras al día.

En este contexto, muchas políticas públicas se han enfocado, por ejemplo, en disminuir el consumo de tabaco, pero estos esfuerzos deben seguir replicándose. "Es muy importante que la población también tenga conciencia sobre la importancia de mantener una vida físicamente activa, junto con un peso y una alimentación saludable, que no es sino aquella capaz de proporcionarnos la energía y los nutrientes que cada persona necesita para crecer, desarrollarse y mantenerse sano", indica Troncoso.

Luis Villanueva, oncólogo y presidente de la Sociedad Chilena de Oncología Médica, agrega que los desafíos para enfrentar la patología están en todos los ámbitos. En la prevención, indica, con campañas eficaces antitabaco, vacunación contra virus papiloma humano en niñas escolares y detección de sujetos portadores de VIH. Tambien, "en el diagnóstico de la enfermedad, con equipos que permitan realizar estudios de imágenes avanzadas (PET-CT), más colonoscopia y endoscopias, mayor numero médicos patólogos que analicen biopsias y en tratamiento, disponer de equipos de radioterapia, acceso a medicamentos oncológicos básicos y algunos de más reciente generación".

Es importante además, dice Villanueva, disminuir las brechas que el cáncer presenta actualmente vinculadas con la cobertura de los pacientes para el diagnóstico y tratamiento de la patología producto de los déficit que el sistema de salud presenta a nivel de infraestructura, medicamentos y recursos humanos. El Plan Nacional del Cáncer y el proyecto Ley Nacional del Cáncer constituyen grandes herramientas para disminuir estas desigualdades, sostiene, "pero éstas deben ser planeadas y llevadas a cabo de una manera que se garantice una alta calidad de atención profesional y mejor acceso a terapias efectivas para la mayoría de los tumores".