La discusión por los horarios de verano o de invierno, no es algo que ocurra solo en Chile. Lo que nació como una forma de reducir el gasto energético hace más de 40 años hoy, con nuevos estudios e información sobre la mesa, es objeto de debate.

En el resto del mundo y principalmente en Europa la situación ya está zanjada: Rusia decidió en 2014 quedarse solo con el horario de invierno, sin modificaciones, mientras que la Unión Europea acordó hace cinco meses que el último domingo del mes de marzo de 2021 será el último cambio de hora para sus socios que todavía permanezcan con el de verano, desde ese día, se acabó el cambio de hora.

¿Qué pasa en Chile? El próximo sábado 7 de septiembre tenemos un nuevo cambio de hora para adoptar el horario de verano y por lo tanto, cuando sean las 00 horas, los relojes deberán avanzar hasta la 01:00 am. Así, los chilenos podrán disfrutar de mayor luz día durante la tarde.

Sin embargo, los máximos especialista en reloj biológico y ritmo circadiano del mundo ya fijaron una posición respecto del cambio de hora: "El horario de verano se debe abolir" y en junio de este año presentaron un documento en la que entregan todos sus argumentos que explican esta decisiones y además, llaman a quienes tienen cargos políticos, a considerar datos científicos.

La Sociedad de Investigación sobre Ritmos Biológicos (SRBR, por sus siglas en inglés) es una agrupación científica que reúne a especialistas internacionales, clínicos, investigadores en modelos animal y humanos que promueven la investigación básica y aplicada en todos los aspectos de los ritmos biológicos y encargó un estudio de revisión a partir del cual recomiendan a los gobiernos elegir "el horario estándar permanente para la salud y la seguridad de sus ciudadanos" y "eliminar los cambios de horario de verano o eliminar el horario de verano permanente".

"La elección del horario de verano es política y, por lo tanto, se puede cambiar. Si queremos mejorar la salud humana, no debemos luchar contra nuestro reloj corporal y, por lo tanto, debemos abandonar el horario de verano y volver a la hora estándar (que es cuando la hora del reloj solar coincide más con la hora social) durante todo el año. Esta solución solucionaría los problemas agudos y crónicos del horario de verano", señala el artículo publicado dos meses atrás.

John Ewer, neurobiólogo del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV) de la Universidad de Valparaíso, explica que se deben eliminar los cambios de horario porque el cuerpo no se acostumbra a esta modificación. "No solo no tiene ventajas energéticas que fue la principal razón para adoptar el horario de verano, sino que es malo para la salud de las personas, genera muertes que son absolutamente evitables. Esa es la razón de peso para dejar de cambiar la hora y adoptar definitivamente el horario de invierno", dice.

Luz y salud

Según el documento de SRBR, el reloj del cuerpo debe estar sincronizado con la luz del sol porque biológicamente, los órganos y toda la fisiología humana se activan durante el día y descansan durante la noche.

El horario de verano crea algunos problemas que pueden ser a corto plazo (agudos) o a largo plazo (crónicos).

"Los primeros días después del cambio repentino al horario de verano en primavera causan efectos agudos que incluyen una menor duración del sueño, peor desempeño y peor salud; mayor riesgo de ataques cardíacos (en comparación con otras semanas) y más accidentes de tránsito", dice el documento.

Los efectos crónicos pueden durar durante los meses de horario de verano porque en muchas personas, los relojes sociales (hora fijada por ley) y los relojes corporales permanecen configurados en diferentes momentos. Esto se traduce en menos horas de sueño, disminución de la esperanza de vida, trastornos mentales, del sueño, cognitivos.

Lo lógico, dice Ewer es adoptar el huso horario que más se acerque al reloj biológico y no el que las personas adultas prefieran. Según esto, el horario de invierno es el que se debería adoptar.

"Es más complicado en la medida para quienes están más lejos de la Línea del Ecuador, hay diferencias grandes entre la hora que se levanta el sol en invierno y la hora en que se levanta en verano", reconoce el investigador.

En verano, amanecería más temprano y también se oscurecería antes. "Los adultos prefieren tener luz en la tarde y ellos son los que votan, los que responden las encuestas. Pero esta decisión, afecta a los niños y adolescentes que están dormidos las tres primeras horas de clases porque ellos, fisiológicamente, 'despiertan' un poco después que el sol", advierte Ewer.

El desfase que se produce con el horario de verano es pequeño, pero tiene un impacto que se va acumulando y que termina por enfermarnos.

Una hora menos de sueño

El cambio de hora del próximo sábado, en la práctica significará que durante varios meses, los chilenos dormiremos, en promedio, casi una hora menos.

Evelyn Benavides, neuróloga de Clínica Vespucio, especialista en trastornos de sueño, cree que "lo ideal sería mantener un horario fijo y, dadas las características geográficas de cada zona, iniciar las actividades 1 hora más temprano en la zona norte, donde sale el sol antes, y en la zona sur iniciar las actividades 1 hora más tarde".

"En el centro del país -4 GMT, dado que nuestra idiosincrasia privilegia las actividades diurnas de inicio entre 8 y 9 de la mañana. Si el sol sale a las 5:30 am (-5 GMT) perderíamos 1 hora de luz en la tarde, que no sería ocupada en las actividades de la mañana para la mayoría de la población. Lo ideal para la salud, en temas de horarios, es privilegiar la mayoría de las actividades dentro de las horas de mayor luz solar", indica la neuróloga.

El neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, Enzo Rivera, dice que los cambios de hora son negativos "y en el caso de los niños el sueño perdido afecta el rendimiento escolar". ¿La razón? "Es durante el sueño, y específicamente en las últimas horas de este, que se producen los mecanismos de consolidación de memoria y aprendizaje. Además, el cansancio y somnolencia tienen un impacto en la atención y concentración en clases".

Sobre los efectos neurológicos de una hora de sueño menos, Javiera Castro, doctorada en Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, indica que dormir una hora menos un día no tiene ningún efecto importante en términos neurológicos, pero sí resulta incómodo, "porque habrá un cambio en la cantidad de luz que hay a la hora que se levante, y cuerpo levantarse una hora antes es incómodo acostumbrarse a esa nueva dinámica, pero con el pasar de los días se irá acomodando, y como nos vamos acercando al verano, vamos a ir teniendo más luz día".

"En general, se puede manifestar efectos como cansancio y sueño principalmente. "Es un cambio un poco brusco porque el cuerpo tienen un ritmo acostumbrado con cierta luz, y que de un día para otro se cambie, hace que el cuerpo se active más tarde", insiste Castro.

Pedro Moya, neurólogo de Clínica Las Condes, explica que la mayoría de las personas, sobre todo las que viven en ciudades, ya tienen una desregularización del ciclo día-noche y actividad-descanso que se regular con la luz del sol, debido al estrés, el uso de luz artificial, trabajo extra, pantallas, ruidos, cambios de temperaturas entre otros factores.

"Dormir menos tiene efectos pero el organismo se alcanza a adaptar. Lo ideal es que una semana antes del cambio de hora, las personas logren dormirse unos 15 minutos antes de lo habitual" para que llegado el día del ajuste, éste no genere consecuencias.

Las personas que tienen más riesgos, en teoría, son los niños pequeños, los adultos mayores y las personas que sufren trastornos del sueño.