La rosácea puede presentarse en cualquier persona, pero es más probable que ocurra entre la gente de piel blanca, a medida que avanza en edad. Las mujeres son más proclives que los hombres a sufrir rosácea, especialmente durante la menopausia, aunque la afección tiende a ser más severa en los hombres.
Los signos y los síntomas de la rosácea suelen salir a la luz de vez en cuando y duran semanas o meses para luego disminuir por un período. No obstante, con el tiempo, los síntomas pueden continuar indefinidamente. Existen diferentes tipos de rosácea y el más común de ellos es el que produce el enrojecimiento facial. El enrojecimiento generalmente empieza en la mitad de la cara y se disemina hacia las orejas, el cuello, el cuero cabelludo y el pecho. Algunos vasos sanguíneos de la nariz y las mejillas también suelen hincharse y hacerse visibles.
Además, pueden presentarse otros signos y síntomas. Muchas personas con rosácea tienen en la cara bultos similares a espinillas que parecen acné (pústulas). Las personas que padecen esta enfermedad también pueden tener sequedad e irritación en los ojos, junto con hinchazón y enrojecimiento de los párpados. Eso se conoce como rosácea ocular. Con el tiempo, la rosácea puede inflamar la piel de la nariz y la frente, razón por la que estas zonas se ven agrandadas o engrosadas. Esto ocurre con más frecuencia en los hombres que en las mujeres.
En muchas personas, tomar buenas medidas de autocuidado y evitar los desencadenantes es suficiente para controlar estos signos y síntomas. Cuidar bien de la piel puede reducir o prevenir los brotes. Se sabe que la exposición a la luz ultravioleta empeora la rosácea, así que aplíquese a diario un protector solar de amplio espectro que bloquee tanto los rayos ultravioleta A como los ultravioleta B y que tenga un factor de protección solar (FPS) de 30 o más y aumente a un FPS de 50 cuando salga al exterior. Use sombrero para evitar exponerse al sol del mediodía. En el clima frío o ventoso, use una bufanda o una máscara para esquiar, porque las temperaturas extremas y el viento irritan la rosácea.
Si bien es importante limpiar la piel regularmente, evite los productos que contengan alcohol u otros irritantes. Toque y limpie la tez con suavidad, sin frotarla ni exfoliarla. Además, un buen humectante puede aliviar la sequedad y ayudar a disminuir la sensibilidad de la piel.
Muchas personas con rosácea logran descubrir ciertos factores comunes que parecen desencadenar el rubor en ellas. Por lo tanto, valdría la pena que lleve un diario de los brotes de la rosácea, donde incluya su alimentación, el ambiente y las emociones, para que sepa qué debe evitar. Entre los desencadenantes comunes están las temperaturas extremas, la exposición al sol, el viento, las bebidas calientes, la comida picante, la comida con glutamato monosódico (GMS), el alcohol, el ejercicio, el estrés (incluida la privación de sueño), la ira o la vergüenza y los medicamentos que dilatan los vasos sanguíneos, como algunos fármacos para la presión arterial. Puede resultar difícil evitar muchos de estos desencadenantes, pero estar consciente de que provocan los síntomas puede ayudarle a sentirse más en control.
Tratamiento
Poco se podía hacer antes para tratar el enrojecimiento y las pústulas de la rosácea, pero ha habido muchos avances en los últimos años. Para la rosácea leve a moderada, lo que generalmente se recomienda es un tratamiento tópico. Los nuevos medicamentos funcionan porque constriñen los vasos sanguíneos o disminuyen la inflamación, pero debido a que su efecto es temporal, hay que aplicarlos con regularidad para conservar la mejoría y eso puede resultar costoso.
Los productos para uso tópico tratan las espinillas de la rosácea leve a moderada; no obstante, con estos fármacos, puede llevar varias semanas hasta que la mejoría sea notoria.
En algunos casos de rosácea, otras alternativas serían justificables. Por ejemplo, cuando la rosácea es entre moderada y severa, se puede usar un antibiótico oral para combatir la inflamación. Si usted padece rosácea severa que no responde a otras terapias, el médico tal vez le sugiera un fármaco oral contra el acné. Las terapias con láser y otras luces también pueden reducir el enrojecimiento o la dilatación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, eso no suele curar la afección y podría ser necesario repetir los tratamientos.
Dado que no existe cura para la rosácea, es preciso administrar el tratamiento de forma continua.
* Dermatologa de Clínica Mayo (Rochester, Minnesota).