Mers y Sars, las pandemias que alertaron lo que venía

Murcielago

Antes de la llegada del Covid-19, otros dos tipos de coronavirus enfermaron a miles de personas y causaron la muerte de cientos. Los síntomas son los mismos, problemas para respirar, fiebre y tos seca. ¿La diferencia? El contagio entre personas era más limitado, pero el índice de mortalidad más alto.


Durante el año 2002 se informó por primera vez sobre un grupo de personas que presentaban una “neumonía atípica” en la provincia de Guangdong, al sur de China. "Con el pasar de los días, más personas comenzaron a enfermarse, y debido a los viajes internacionales el virus se propagó a Hong Kong y al resto del mundo”, explica a Qué Pasa el virólogo Alexander Lai, académico de la U. Estatal de Kentucky, en Estados Unidos, y quien fue enviado a lidiar con este virus al Centro de Protección de la Salud (CHP) de China.

Los científicos en ese entonces lograron identificar que se trataba de un virus del tipo corona (Sars-CoV), que provocaba la enfermedad que pasó a llamarse Síndrome Respiratorio Agudo Severo (Sars).

Al igual que el Sars-CoV-2 -virus que produce el Covid-19- el Sars tiene origen en animales, específicamente en murciélagos del género Rhinolophus (ver infografía). Los estudios indican que el virus se propagó desde estos mamíferos a gatos de civeta, y luego a los seres humanos. Los síntomas eran los habituales de un resfrío, como tos, fiebre, falta de aliento, y problemas gastrointestinales como diarrea.

Hasta agosto de 2003, según indican reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 8.422 personas fueron contagiadas con el virus y 916 murieron a causa de este. Siendo la población mayor de 60 años la más vulnerable a contraer la enfermedad.

Lai explica cómo pudieron contener el virus: “Se supo que los individuos infectados con el Sars-CoV podían contagiar solo después de la aparición de ciertos síntomas, como la fiebre, por lo que se pudo identificar a los propagadores”.

SHOPPERS WEAR PROTECTIVE MASKS TO WARD OFF SARS IN SHANGHAI.
Dos mujeres cubren su boca en Shanghai, China, durante la pandemia de Sars de 2002. FOTO: Reuters

Los coronavirus son una familia de virus que pueden provocar infecciones en los seres humanos, desde un resfriado común, hasta enfermedades más graves. La evidencia científica ha demostrado que el origen de estos virus es zoonótico, es decir, que es contagiado desde los animales a las personas.

Esto es algo que tienen en común las tres enfermedades que han sido provocadas por un virus corona en el siglo XXI: el Sars, Mers y Covid-19. Sin embargo, su estructura genética es distinta, a pesar de provocar síntomas similares.

“Todos estos virus son del tipo corona, pero con algunas diferencias genéticas que los hacen distintos. Todos provienen de un ancestro que es un coronavirus que está en los murciélagos y que ha logrado saltar y adaptarse en los humanos. Hemos ido interactuando cada vez más con otras especies de animales, lo que ha aumentado la probabilidad de que un virus animal pueda pasar a los humanos y generar una nueva infección”, explica el jefe de Infectología de Clínica Dávila, Roberto Olivares.

El Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (Mers) se identificó en 2012 en Arabia Saudita, enfermedad provocada por el virus Mers-CoV. Al igual que el Sars, tiene un origen zoonótico y se transmite desde los dromedarios (camellos) a las personas por contacto directo o indirecto. Se cree que el virus se transmitió en primera instancia desde murciélagos a los dromedarios.

Mers
Imagen microscópica del coronavirus Mers.

Los síntomas que produce el MersCoV son la fiebre, tos y/o dificultad para respirar. Pudiendo producir neumonía y problemas gastrointestinales en los pacientes, siendo aquellos que tienen entre 50 y 59 años los de más riesgo.

La OMS indica que desde 2012 hasta enero de 2020, se han confirmado por laboratorio 2.519 casos en 27 países, siendo Arabia Saudita el que presenta más contagiados, con un saldo de 2.121. A pesar de la menor cantidad de infectados, el índice de letalidad de este virus es de un 34,3%, superando al Sars y Covid-19.

“En el caso del Mers, la transmisión humana parece ser limitada”, señala Lai. Afirma que este virus es el del tipo corona con menor probabilidad de contagio entre personas, seguido por el Sars-CoV y el Sars-CoV-2.

El legado de Sars y Mers

Si en menos de dos décadas el planeta ha sido testigo de tres virus provenientes de animales, que han provocado miles de contagios y muertes, ¿por qué se siguen esparciendo tan fácilmente? ¿Qué enseñanzas dejó el Sars y Mers? ¿Se pudo prevenir esta pandemia?

El infectólogo de la Clínica Alemana, Jaime Rodríguez, dice que los infectólogos siempre están esperando una nueva pandemia. "Las enfermedades infecciosas se van reproduciendo por ciclos bastante largos, de 20, 30 o 100 años. En relación a las actitudes que tiene el ser humano con la naturaleza y los animales, especialmente en estos mercados donde se venden, comen, y se comercializan distintos animales, es fácil encontrarse con un virus”.

Lai dice que no se podría haber previsto qué tipo de coronavirus podría afectar al ser humano. “En términos de ‘señales’, o sea si podemos identificar qué nuevo coronavirus puede tener la capacidad de propagarse en la población humana, entonces no lo podríamos haber sabido. Pero ese es el foco de la investigación”.

Agrega que sí es probable que hayan más virus tipo corona esperando mutar, ya que vienen de un reservorio zoonótico o animal. “Pero la ocurrencia es extremadamente rara, ya que el virus debe atravesar muchas barreras para llegar al humano”.

Pero esto no quiere decir que los gobiernos y entidades no gubernamentales se hayan quedado de brazos cruzados luego de enfrentar estas epidemias. Así lo indica el doctor en Salud Pública de la U. de Pittsburgh y académico de la U. de Santiago (Usach), Christian García.

“El Sars generó polémica a nivel mundial y dejó en evidencia que no estábamos preparados para enfrentar enfermedades con potencial pandémico. Por esta razón, la OMS publicó el Reglamento Sanitario Internacional, donde aparecen reglas para los países que firmaron el acuerdo, como mantener vigilancia sanitaria o reportar casos de enfermedades con potencial pandémico. Dentro de todo, hemos aprendido de estas pandemias”, dice García.

Preparación para pandemias

García señala que no solo la OMS tomó acciones para preparar al mundo de una nueva pandemia. En Chile, el Ministerio de Salud también hizo su parte, pero enfocándose en la influenza a través del Plan Nacional de Preparación para una Pandemia de Influenza.

“Este documento es fruto de un largo y responsable trabajo que tuvo sus inicios en 2002 bajo el alero de la Comisión Nacional de Respuesta a Brotes y Emergencias Sanitarias, cuyo objetivo es “reducir el impacto de una pandemia en términos de mortalidad, desorden social e impacto económico””, se lee en el documento.

“El reglamento de la OMS se cumple, pero este plan de pandemias, no”, dice García. “A pesar de existir un documento, una preparación, y un grupo de profesionales que sabe de esto, me parece que no hay un claro seguimiento. Se han notado dubitativos en la toma de decisiones, siendo que el Ministerio tiene un grupo de respuesta rápida, entrenan a las Seremis (Secretaría Regional Ministerial) de Salud, los someten a cursos y simulaciones”. Y eso García lo sabe de primera fuente, ya que mientras trabajaba en el Ministerio de Salud, tuvo la oportunidad de ir a un curso de preparación de pandemias en Singapur para aprender cómo ese país lidió con el SARS.

Otras posibles pandemias

Todos los expertos entrevistados para este artículo han admitido que es probable que el mundo vuelva a enfrentar a algún virus que sea capaz de provocar una pandemia.

“Hay muchos factores a considerar, como el aumento de la población humana, con más huéspedes susceptibles; la producción a escala industrial de alimentos para animales, por ejemplo que produjo la gripe Aviar; la globalización, que permite que cualquier virus aparezca en algún lugar en 24 o 48 horas; y el cambio climático, que ha permitido que enfermedades infecciosas sean transmitidas por mosquitos, como el zika”, dice Lai.

“Debemos ser más cuidadosos con cómo tratamos y cómo intervenimos en la naturaleza. Esto probablemente va a ser más frecuente. Por lo tanto, debemos estar preparados para enfrentar futuras pandemias”, señala el jefe de Infectología de Clínica Dávila.

Rodríguez indica que "mientras el ser humano no cambie esa actitud y su relación con los animales, que es bastante cultural y difícil de cambiar, seremos candidatos a tener nuevas pandemias por nuevos virus, ya sea de tipo corona o influenza”.

García afirma que hay que comenzar a aplicar el concepto de UNA salud (ONE Health). “Esto quiere decir que tenemos que ver la salud de una materia integral, desde la veterinaria, a las industrias, de cómo procesamos los alimentos de manera segura y responsable. También deberíamos incorporar el cuidado del medio ambiente, el cual va cambiando la dinámica de las enfermedades y animales, lo que podría llevar a la propagación de nuevas enfermedades”.

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