¿Te imaginas estar en tu casa, y a la vez en el concierto de tu artista favorito, interactuando con miles de personas en simultáneo? ¿O ir a un festival de cine sentado desde tu habitación? Hablar con personas, comprar terrenos, ropa, asistir a eventos. Algo así como jugar Sims o Minecraft, pero donde el personaje o avatar lo controlas tú, literalmente.

El metaverso es “una red integrada de mundos virtuales 3D”. Se accede a estos mundos a través de un casco de realidad virtual: los usuarios navegan por el metaverso usando sus movimientos oculares, controladores de retroalimentación o comandos de voz. Los auriculares sumergen al usuario, estimulando lo que se conoce como presencia, que se crea generando la sensación física de estar realmente allí.

Algunos músicos y sellos discográficos se han aventurado a experimentar el metaverso y sus múltiples usos. En agosto de 2021 Ariana Grande realizó un concierto virtual dentro del videojuego Fortnite, donde asistieron alrededor de 78 millones de usuarios. Lo mismo hizo antes Travis Scott, en 2020, a través de la misma plataforma.

La industria del deporte también experimenta en el metaverso, con las principales franquicias como el Manchester City construyendo estadios virtuales para que los aficionados puedan ver los partidos y, presumiblemente, comprar productos virtuales.

En este contexto donde el metaverso y las realidades inmersivas están cada vez más cerca, se realizará el festival Mediamorfosis, que tendrá lugar este año en Chile. La 24ª versión se realizará entre el 5 y 10 de julio en el Parque Cultural de Valparaíso. Es un evento abierto y gratuito que tiene por fin pensar el rol de las tecnologías de Realidad Virtual (VR), Realidad Aumentada (AR) y Realidades Extendidas (XR), explorando sus posibilidades de expresión y los cambios que representan para la industria.

Mediamorfosis traerá a los principales referentes internacionales en el desarrollo de narrativas inmersivas y uso de realidad virtual, aumentada y mixta. Entre los exponentes estará Damián Turkieh, argentino, director audiovisual, sonidista y fundador de Realidad 360º Argentina, una productora líder en contenidos 360º, VR, AR y XR.

Damián Turkieh define metaverso como “universos virtuales que son espacios sociales en tres dimensiones, donde uno puede socializar con otras personas a través de un avatar. Uno entra ahí y se pueden compartir experiencias con otra persona. Podés charlar, podés comprar y vender, hacer experiencias creativas. En estos universos virtuales cada vez se están haciendo más cosas de las que uno hace en la vida real”.

Damián Turkieh.

El director de Realidad 360 Argentina ya ha participado anteriormente en el festival Mediamorfosis, sin embargo, ahora dice estar muy entusiasmado porque se siente más involucrado que antes. “Va a haber una sala de realidad virtual donde van a haber visores VR para ver diferentes experiencias. Vamos a dar un montón de conferencias y charlas muy interesantes, siempre en torno a todo lo que es cómo contar con estos nuevos medios tecnológicos, cómo usarlos en forma creativa para contar historias”, señala.

Contar historias con nuevas tecnologías es lo que le apasiona a Turkieh, el hecho de cómo hacer uso de estas para transmitir de mejor forma al usuario el mensaje o de otras maneras incluso. “Lo que pasa en las tecnologías inmersivas es que quien va a tener la experiencia no solo va a verla, sino que es parte de esta y puede intervenirla, hacer cosas y tomar decisiones que cambian el flujo de esa narrativa”, explica.

¿Cuál ha sido tu experiencia con el metaverso?

Cuando vino la pandemia, el Festival de Venecia se trasladó a la parte inmersiva, se hizo virtual en VR Chat, que es una plataforma de metaverso. Ahí accedimos a la sala era idéntica a la ciudad de Venecia, con sus canales y sus góndolas. Entonces vos entrabas, elegías un avatar y navegabas hasta lo que era la isla de realidad virtual.

Ahí se podían ver los contenidos del festival, socializar , estaban las conferencias, las salas con las premiaciones y todo en ese mundo virtual.

¿Cómo se pueden diferenciar la realidad virtual, aumentada y mixta?

En la realidad virtual uno deja de estar en la realidad, o la realidad real mejor dicho, y pasa a estar completamente inmerso en otra realidad. Eso se hace a través de un dispositivo que llamamos visor de realidad virtual.Lo que pasa con la realidad aumentada es completamente diferente, básicamente a través de un dispositivo electrónico aparece una capa de información más de la que ya vemos.

La realidad mixta, es una mezcla entre la realidad virtual y la aumentada. Normalmente se puede vivir esas experiencias con unos visores que son parecidos a los de realidad virtual, pero te dejan ver a través. Tú ves el entorno real y además se agrega una capa de información.

Bad Bunny y los videos 360°

Turkieh produjo el premiado film Four Feet High, ganador en SXSW y premiado en Venecia. Ha dirigido más de 50 experiencias de realidad virtual desde 2014 y es profesor e investigador en narrativas y tecnologías inmersivas.

Este año fue el realizador audiovisual de los videos 360° de Bad Bunny con su álbum Un Verano Sin Ti, que superó como debut el álbum de Taylor Swift, Folklore, tras acumular 41 millones de visitas en tan solo 11 horas y 37 minutos después de su publicación.

¿Cómo llegaste a trabajar con Bad Bunny?

Lo que pasó fue que Bad Bunny contrató a un director, que es Nigel Tierney, para hacer estos visualizer de todo el disco en 360. Y él dijo, bueno a quién voy a llamar que esté en esto de realidad virtual, y llama a la gente de 3D Art, que es la productora más grande acá de animación y que hacen animaciones en realidad virtual también. Pero ellos hacen más que nada animación, no son tanto del área de video 360. Entonces ellos son los que nos llaman a nosotros. Me contactaron y ahí tuvimos una reunión con lo que es el manager de Bad Bunny, con el director, el co-director y co-productor de 3D art y yo.

¿Cómo fue el detrás de escena de la grabación?

La propuesta inicial que nos llegó era que Bad Bunny quería grabar a él con sus amigos en una fiesta en una casa. Previmos todo el rodaje, me armé un equipo, armamos toda la preproducción y unos días antes nos dicen que al final no va a ser en una casa, va a ser en la playa. Bueno, cambia de fiesta en la casa a fiesta en la playa. Llegamos a Puerto Rico, probamos las cámaras y estuvo todo bien.

El día de la filmación estuvieron armando toda la escenografía, con una barra para tragos, unas carpas, unos juegos que habían puesto, todo como para 30 o 40 personas que estaban convocadas para ese día. Y llegó Bad Bunny y dijo ‘no, quiero que esto sea yo y dos amigos y nadie más’. Bueno, a desarmar el set, a desarmar todo y armar como si estuvieran solo tres personas ahí charlando y pasándola rico en la playa. Y todo eso fue así, decisión de último momento del artista.

¿Qué significó para ti trabajar con un artista de tal nivel?

Fue interesante la propuesta, por ahí si yo hubiera tenido la parte creativa y el poder de decisión, que es lo que normalmente hago en este tipo de experiencias, hubiese hecho algo donde pasen más cosas, aprovechar el 360 más, en el sentido de poner más elementos y más acciones alrededor de la cámara. Pero bueno, fue la decisión de él y lógicamente hay que respetarla, y tuvo sus frutos, porque fue un contenido que, lo que él quería era que vos tengás la sensación de estar en la playa, de mirar el mar. No quería que ellos fueran los protagonistas del video, sino que quería que la gente viera la playa de Puerto Rico y viera el mar de Puerto Rico. Esa era como su premisa y fue la premisa de todo el álbum, que se llama Un verano sin ti.

Que un artista de ese nivel, de primer nivel, porque es el artista latinoamericano número uno, busque talento acá en Argentina para hacer sus contenidos, la verdad es que me llenó de emoción, y obviamente que estaba súper encantado de hacer este trabajo y de ver qué se podía hacer con esto. Fue una experiencia hermosa la verdad, muy muy linda y trabajamos con un equipo muy bueno y multinacional.

De sonidista a exponente en realidades inmersivas

Turkieh no siempre se encaminó por el cine, pero sería una grabación de audio la que lo terminaría guiando. Se trataba de un audio binaural, que son grabaciones que simulan el tipo de escucha humano, es decir, tonos de frecuencia ligeramente diferentes entre el oído derecho y el izquierdo. “Sentís como que estás ahí, tiene una sensación de realidad muy, muy fuerte. Eso y mi pasión por la música fue lo que a mi me llevó a estudiar sonido”, dice.

Al terminar el colegio fue a la Universidad de Lanús, Argentina a estudiar sonido y grabación, ahí tuvo un ramo llamado Lenguaje Audiovisual, con un profesor de esos que “te abren la cabeza”. En ese semestre se le abrió un mundo de posibilidades, comenzó a hacer cortometrajes y a agarrarle interés al cine.

Al terminar la carrera, ingresó a Dirección de Cine en la Universidad del Cine. Ya egresado y trabajando, en 2013, aún con el interés intacto en los sonidos binaurales, Damián fabricó un sistema de grabación binaural con una cabeza de yeso a la que le puso un micrófono en cada oreja. “Siempre quise que tuviera ojos”, comenta, “escuchabas como que estabas ahí, pero le faltaba la parte visual”, agrega.

Realidad virtual. Crédito: Quásar

En un viaje a la Antártica para grabar una serie decidió comprar varias cámaras GoPro para simular el efecto de proyecciones 360. “Ahí hice mis primeras grabaciones de video 360° y empecé a decir: bueno, esto funciona, está bueno, se puede hacer algo, se pueden contar historias con este nuevo medio y es muy poderoso”, establece.

Unos meses después un amigo le prestó uno de los primeros visores de realidad virtual que existían para ver sus videos. “Fue como que me cambió la cabeza, porque ahí realmente sentí que estaba dentro de la película, que era parte. O sea, la gracia de la realidad virtual es que te da la sensación de estar ahí. Es tan poderosa que engaña al cerebro y te hace pensar que estás en otra realidad”, cuenta Turkieh mientras se le pone la piel de gallina.

¿Qué temas te gusta trabajar en realidades inmersivas?

Los proyectos artísticos y narrativos. Me gusta contar historias, mezclarlo con arte y tecnología. Y también me gusta lo que llamamos VR For Good, o sea, realidad virtual para el bien, que son las experiencias donde usamos la realidad virtual o, a veces también la aumentada, para generar cambios positivos en la sociedad. Porque todo lo que es, principalmente realidad virtual, al ser un medio en la que el usuario está inmerso en la experiencia, se siente como que es real y está dentro de ella. Es muy efectivo para sensibilizar y para que el usuario genere empatía con los personajes de la historia.

Es mucho más potente porque cuando ves una experiencia que está bien hecha en realidad virtual, salís siendo otro y salís siendo otro mucho más que cuando ves una muy buena película en el cine y decís ahora pienso distinto, con la realidad virtual pasa eso potenciado diez veces. Entonces poder generar transformaciones sociales a través de estos nuevos medios creo que es muy emocionante y es algo que es un placer poder estar haciendo.

¿Cómo te imaginas estas tecnologías en diez, 20 años más?

Todo apunta a que vamos a tener un chip metido en alguna parte del cuerpo, un lente de contacto, algo que nos va a agregar todas estas sensaciones, e informaciones. Lo digo así medio jodiendo, pero vamos viendo que estamos evolucionando hacia lo que son las realidades mixtas, donde estamos como un poquito en lo virtual mientras seguimos en lo real.

A nivel latinoamericano, en la parte humana creo que estamos muy bien posicionados y que tenemos todo para contar historias con estos nuevos medios. En la parte de acceso a la tecnología, estamos con menos privilegios, porque nos resulta todo, por lo general, bastante caro. Pero también hay un montón de formas de llegar, hay festivales, hay fondos, hay un montón de recursos que uno puede ir buscando, investigando y educándose. Mediamorfosis es una gran puerta de entrada a otros festivales en diferentes lugares del mundo, porque te abre puertas.

Cuando uno tiene una idea para hacer algo, hay que tratar de hacerlo como sea, salir a buscar los recursos que uno necesite. Y eso desde Latinoamérica lo podemos hacer, hay un montón de lugares del mundo que tienen los ojos puestos en nosotros, que les resultan interesantes nuestras historias y nuestra mirada. Entonces también creo que eso hay que aprovecharlo, porque tenemos muchas cosas para contar desde un punto de vista, que lógicamente es completamente diferente al resto, y por eso también resulta atractivo.

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