Mide 2,3 metros y pesa 300 kg: la extraña especie que apareció en playa de Santo Domingo

El hecho causó total asombro. Un ejemplar de pez luna (Mola mola) varó en la playa Sur de Santo Domingo, en la provincia de San Antonio, siendo detectado por una familia del sector, para posteriormente informar al conservador del Museo de Ciencias Naturales de San Antonio, José Luis Brito.

El ejemplar aparentemente llegó a la orilla de la playa ya muerto, aunque en buen estado de conservación, por lo que es probable que tal como ha ocurrido en ocasiones anteriores con otras especies, haya sido víctima de un accidente con implementos relacionados a la pesca, como una malla.

Al ser analizado, el pez midió 2,30 metros de altura y 1,90 de longitud, estimándose su peso en unos 300 kilogramos. “Esta especie ha sido registrada en la costa chilena entre Arica y Valdivia e islas insulares. Los adultos llegan a medir tres metros de longitud y pueden pesar hasta tres toneladas”, señala Brito.

El pez luna es posible observarlo en algunas ocasiones nadando verticalmente en la superficie y con su aleta dorsal emergida, como la de un tiburón, o golpeando el agua de un lado a otro. Se alimentan de pequeños peces, medusas y crustáceos, los que tritura con su pequeña, pero poderosa boca.

Debido a su gran tamaño y su piel gruesa, una vez alcanzada su etapa adulta, logra espantar y disuadir a muchos depredadores, pero los más novatos son completamente vulnerables. Entre éstos destacan los tiburones, lobos marinos y atunes (rojo y dorado). “Es inofensivo para el ser humano, aunque hay varios investigadores que afirman que su carne puede resultar tóxica. Se sabe de personas que lo han consumido sin mayores problemas aparentemente”, explica Brito.

En la costa chilena existen dos especies de pez luna : Mola mola, como el encontrado recientemente, y Mola tecta (ex ramsayi).

Entre los humanos, su carne está considerada como una exquisitez en algunas partes del mundo, como Japón, Corea y Taiwán, pero la venta de su carne está prohibida en la Unión Europea. Comúnmente, estos peces quedan accidentalmente atrapados en redes de pesca, como parece haber ocurrido con el ejemplar encontrado en Chile, y también pueden dañarse o morir debido a encuentros con desechos flotantes, como bolsas de plástico y/o botellas, entre otros.

En San Antonio, se han obtenido algunos registros en el último tiempo, aunque muchas veces los pescadores al capturarlos, luego los devuelven vivos al mar. “Existen registros en los 90 y 2000 para la costa en la zona”, indica Brito, también naturalista, historiador y especialista en fauna silvestre.

Actualmente la especie no es abundante, indica la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Más precisamente, lo cataloga a nivel mundial en categoría de conservación “vulnerable”, y con sus poblaciones decreciendo constantemente.

Brito señala que es una especie rara, “y se sabe muy poco de ésta, lo que aún sucede. Muy poca gente lo conoce. No es una especie común, ni habitual”.

A nivel general, el pez luna es el pez óseo más pesado del mundo, con una media de 1000 kg. Es más habitual en aguas tropicales y templadas a lo largo de todo el planeta. Tiene el cuerpo aplastado lateralmente y cuando extiende sus aletas dorsales y ventrales, es tan largo como alto.

Con respecto a su ciclo vital, puede llegar a vivir hasta diez años en cautiverio; científicos e investigadores aún no logran determinar de manera definitiva su longevidad viviendo en su hábitat natural, así como tampoco su ritmo y proceso de crecimiento.

Pese a lo anteriormente descrito, existen algunos casos aislados que permiten hacerse un idea de aquello. Por ejemplo, un individuo joven en el Monterey Bay Aquarium (Monterrey, California), aumentó de peso de 26 a 399 kg y alcanzó una altura de casi 1.8 metros en 15 meses.

En relación a sus prácticas de apareamiento, tampoco existe mucha información, pero se estima que las hembras depositan sus huevos en el Atlántico norte y sur, así como también en el Pacífico norte y sur, además del océano Indico. La hembra libera los huevos en el agua y son fertilizados externamente por la esperma de los machos.

Las hembras pueden llegar a producir hasta 300 millones de huevos, más que cualquier otro vertebrado del que se tenga registro. Al nacer, los ejemplares tienen la apariencia de pequeños peces globo, aunque con grandes aletas pectorales, una aleta caudal y espinales corporales, los que posteriormente pierden.

Los huevos son minúsculos, contrarios al gran tamaño de la especie. Las larvas apenas llegan a 2.5 mm de longitud, lo que supone un aumento de 60 millones de veces en relación a su porte definitivo como adultos.