El primer semestre de este año comenzó con muy buenas noticias para la ciencia. El despacho en el Congreso Nacional de la Ley que creó el Ministerio de la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, aprobado en mayo pasado, concitó el apoyo unánime, sin distinciones, de todos los actores al interior de la Cámara y del Senado, lo cual demostró un transversal apoyo e interés de todo el espectro político. En esta línea, aún más notable es que a la iniciativa se le haya dado urgencia legislativa, tanto desde el gobierno de la Presidenta Bachelet como también desde el gobierno del Presidente Piñera. En clave de política pública, se abrió una ventana de oportunidad para concretar la ansiada infraestructura institucional para la ciencia de nuestro país.

La racha positiva se extendió hasta agosto con la publicación de la Ley 21.105 en el Diario Oficial, misma que sorteó con éxito las revisiones del Tribunal Constitucional y de la Contraloría General de la República. Sin mayor análisis y con muy buenas razones, es posible afirmar que el nacimiento de una nueva institucionalidad ha sido la mejor noticia para la ciencia desde la creación de Conicyt en 1967, un gran logro que ha sido aplaudido desde muchas otras latitudes por ir a la vanguardia en materia de modernización institucional.

Luego de varios meses de incertidumbres institucionales, que incluyeron la ausencia de ministro de ciencia, la vacancia del cargo de Presidente del Consejo de Conicyt desde octubre pasado y una baja de un 4,6% del presupuesto público para los temas de ciencia en 2019, el año 2018 finalmente cierra en el día de hoy, con el anuncio de la puesta en marcha del nuevo ministerio y el nombramiento del primer ministro de ciencia de nuestra historia, cargo que ha recaído en el biólogo y académico Andrés Couve de la Universidad de Chile. En principio se trata de una muy buena noticia, que nos permite pensar que, a partir del año que viene, contaremos con una autoridad política que comience a instalar a la ciencia en el centro del desarrollo de nuestro país.

No obstante, hay señales preocupantes. Llama poderosamente la atención que el Presidente de la República haya nombrado ministro y subsecretaria a dos de los principales opositores al proyecto de ley elaborado por el Gobierno pasado. Hagamos memoria, hasta hace pocos meses, Andrés Couve señalaba que el Gobierno de la Presidenta Bachelet quería sacar el ministerio por "beneficios políticos", hablaba de las "luces y sombras del proyecto" y aseguraba que "de promulgarse pondrá en jaque el rol del mundo científico en Chile".

La ciudadanía tiene el derecho a preguntarse ¿qué hizo cambiar tan diametralmente de opinión y en solo pocos meses al ministro Couve? No quisiera creer que tal contradicción corresponda a nombramientos simbólicos y a una mera implementación del nuevo ministerio con freno de mano. Espero consecuencia en virtud de las palabras y dichos del ministro en relación al proyecto, porque él deberá liderar un ministerio que vaya en beneficio de Chile y cada uno de los chilenos. Mientras el nuevo ministro no aclare lo anterior, ambos nombramientos resultan una señal preocupante.