Misterioso agujero del tamaño de Suiza en la Antártica finalmente es resuelto tras 50 años sin explicación
Este gigantesco agujero fue descubierto en 1974 y hasta ahora no había una explicación exacta sobre su origen.
En medio del extenso y brillante paisaje blanquecino de la Antártida, la superficie del océano se congela en invierno y el hielo marino cubre aproximadamente un área del tamaño de toda América del Sur. Sin embargo, esta superficie no está exenta de aberturas y una en específico ha causado intriga desde su primera aparición.
Después de 50 años sin explicación, los investigadores finalmente descubrieron el inquietante misterio del agujero gigante en la Antártida, de 40.000 kilómetros cuadrados lo que equivale a casi tres veces la Región Metropolitana.
Misterioso agujero del tamaño de Suiza en la Antártica finalmente es resuelto tras 50 años sin explicación
En la basta Antártida, cada año se producen aberturas en el hielo marino en las zonas costeras, donde es mas probable que se produzca un deshielo. Esto ayuda a la fauna marina, como focas o ballenas, a recuperar el aliento.
Estas aberturas son conocidas como polinia, un término que se utiliza para designar a las zonas marítimas de los polos que no llegan a helarse a lo largo de todo el año. Suelen formarse simplemente porque el calor evita que se cree una capa de hielo, o bien porque el viento catabático o las corrientes oceánicas alejan el hielo de la costa adelgazando la capa de hielo y creando un agujero. Es un proceso natural al que los científicos están acostumbrados.
Sin embargo, un evento poco común surgió hace 50 años sobre el mar antártico de Weddell, una polinia llamada Maud Rise, que no aparece siempre, fue descubierta por primera vez en 1974 y volvió a aparecer en 2016 y 2017. Aunque las polinias son comunes, esta en particular ocurrió en una ubicación inusual y de un tamaño gigante.
Hasta hace poco no había explicación de cómo se originó Maud Rise, pero un estudio publicado en Science Advances reveló que la polinia era provocada por interacciones complejas entre el viento, las corrientes oceánicas y la geografía única del fondo del océano, transportando calor y sal hacia la superficie.
Durante 2016 y 2017, la gran corriente oceánica circular alrededor del mar de Weddell se hizo más fuerte y como consecuencia la capa profunda de agua tibia y salada se elevó, lo que facilitó que la sal y el calor se mezclaran verticalmente con el agua superficial.
Fabien Roquet, profesor de Oceanografía Física de la Universidad de Gotemburgo y coautor de la investigación, dijo en un comunicado: “Esta corriente ascendente ayuda a explicar cómo podría derretirse el hielo marino. Pero a medida que el hielo marino se derrite, el agua superficial se refresca, lo que a su vez debería detener la mezcla. Entonces, debe estar ocurriendo otro proceso para que la polinia persista. Debe haber un aporte adicional de sal de alguna parte”.
El equipo de investigadores de la Universidad de Southampton, la Universidad de Gotemburgo y la Universidad de California en San Diego descubrió a través de mapas de hielo marino captados remotamente, observaciones de flotadores autónomos y mamíferos marinos etiquetados, junto con un modelo computacional del estado del océano, que, a medida que la corriente del mar de Weddell fluía alrededor de Maud Rise, los remolinos turbulentos llevaban sal a la cima del monte marino.
Un proceso que se conoce como “transporte Ekman” ayudó a mover la sal hacia el flanco norte de Maud Rise, donde se formó por primera vez la polinia. La sal puede reducir significativamente el punto de congelación del agua, por lo que si el agua en la polinia es particularmente salina, eso podría explicar la persistencia del agujero.
“El transporte de Ekman era el ingrediente esencial que faltaba y era necesario para aumentar el equilibrio de sal y mantener la mezcla de sal y calor hacia el agua superficial”, dice el coautor, el profesor Alberto Naveira Garabato, también de la Universidad de Southampton.
La profesora Sarah Gille de la Universidad de California en San Diego, otra coautora de la investigación, dijo: “La huella de las polinias puede permanecer en el agua durante varios años después de su formación. Pueden cambiar la forma en que se mueve el agua y cómo las corrientes transportan el calor hacia el continente. Las densas aguas que se forman aquí pueden extenderse por todo el océano global”.
Esto puede tener implicancias en el cambio climático, ya que una vez que el hielo marino se derrite se genera un enorme contraste de temperatura entre el océano y la atmósfera. El agua más densa y fría se hunde en el fondo del océano, mientras que el agua más caliente sale a la superficie.
El profesor Gille añadió: “Por primera vez desde que comenzaron las observaciones en la década de 1970, hay una tendencia negativa en el hielo marino en el Océano Austral, que comenzó alrededor de 2016. Antes de eso, se había mantenido algo estable”.
Los climatólogos ya predicen que los vientos invernales antárticos se volverán más fuertes y más frecuentes , lo que podría provocar polinias enormes y más frecuentes en los próximos años.
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