"Mi metabolismo es muy lento, por eso subo de peso". ¿Cuántas veces ha escuchado esta frase como excusa entre quiénes suben de peso o aquellos que están en plan de reducción de kilos y nos les resulta.
Lamentablemente para ellos, un nuevo estudio realizado por académicos de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica (PUC) junto a investigadores de otras instituciones de Estados Unidos, Reino Unido y China, echa por tierra esta explicación tan popular y muestra que el gasto de energía del cuerpo corresponde a la suma de la actividad metabólica de tejidos y órganos.
De esta forma, animales (y humanos) con diferente tamaño de órganos y tejidos difieren en su gasto de energía, pero eso no significa que quienes tienen mayor masa, tengan un gasto menor.
Los obesos no tienen un metabolismo lento como se cree. Esta idea equivocada surgió a partir de estudios realizados hace 40 años, en la década de los 80, cuando se mostró que los obesos tenían una mayor tasa metabólica (cantidad de calorías mínimas para realizar las funciones orgánicas al día) que las personas delgadas.
Sin embargo, el error estuvo en el planteamiento matemático, porque hoy se sabe que obesos y delgados tienen un metabolismo similar y que en realidad, la obesidad surge porque la ingesta de calorías es mayor que el gasto.
¿Qué es el metabolismo basal? José Galgani, académico de la PUC explica que el también denominado "gasto energético basal", es la energía necesaria para realizar los procesos vitales propios de un ser vivo (respiración, funcionamiento del corazón, mantención de la temperatura corporal, entre otros).
Este gasto basal, representa alrededor del 60% del gasto energético diario de una persona, el otro 40% está determinado por la actividad física.
"El metabolismo basal (o gasto energético basal) está determinado mayoritariamente por tres factores: la cantidad de masa o peso corporal (a mayor masa, mayor es el metabolismo basal), la edad (a mayor edad, menor metabolismo basal) y el sexo (mujeres tienen menor metabolismo basal que los hombres", dice el doctor en nutrición.
Respecto de la masa corporal, Galgani señala que la masa magra (músculos, hígado, corazón, pulmones, riñones, etc.) es el principal factor que determina el metabolismo basal de la persona, por lo que personas con mayor musculatura, tienen mayor metabolismo basal.
Son estos tres factores los que pueden hacer diferencia ente una persona con un metabolismo un poco más lento o rápido, pero en ningún caso explica la obesidad y el sobrepeso. "La evidencia respecto a la influencia de las diferencias en metabolismo basal entre las personas y su riesgo de ganar peso es inconsistente. Lo que sí es consistente, es que el exceso de peso puede ser mayoritariamente o incluso totalmente explicado por el exceso de ingesta energética", indica.
Tampoco es cierto que el té verde, el café y otros productos tengan la cualidad de "acelerar el metabolismo". Según Galgani, el efecto de estas sustancias es menor y transitorio. "Los estudios que han utilizado estas sustancias, no muestran una reducción de la masa corporal o grasa corporal. Esto sugiere que el mayor gasto energético termina siendo compensado por mayor ingesta energética".
Si una persona quiere gastar más calorías, la única solución es aumentar la actividad física. "A mayor duración e intensidad de la actividad, mayor es el impacto en el gasto energético. Otro estímulo que acelera el metabolismo es la exposición al frío, más aún si alcanza a generar escalofríos. Ambas acciones han sido implementadas para elevar el gasto de energía y lo logran, pero ninguna de estas acciones muestra ser suficiente para alterar el balance de energía, es decir, la relación entre la cantidad de energía que come un individuo y lo que gasta", señala el investigador.
Ninguna de estas dos acciones por sí solas, reducen el peso corporal. "Esto nos ha llevado a transitar desde un énfasis a la ingesta energética más que en el gasto de energía como manera efectiva de modificar el balance de energía, y finalmente el peso corporal", insiste.
Origen del mito
Que las personas obesas gasten más calorías es esperable porque tienen un mayor peso y para que el organismo funcione con mayor masa, necesita más energía que una persona de menor peso. Por eso, cuando en los 80, se comparó el metabolismo, sin considerar el peso (se dividió la tasa metabólica por el peso corporal) los obesos mostraban un metabolismo más lento.
Ese fue precisamente el error: comparar el metabolismo de dos individuos de distinto peso. Es como si dos personas ahorraran 10 pesos todos los meses en una cuenta, pero una de ellos partió con 100 pesos en la cuenta y otra con 0. Después de un año de ahorro, las dos habrán ahorrado 120 pesos, pero la primera tendrá un total de 220 pesos y la segunda, solo 120. Si se divide cada uno de esos saldo cada ciertos meses y por esa cantidad de meses (a los 3, a los 6, y a los 12 meses, por ejemplo), el resultado siempre será menor, porque el cálculo está mal planteado y a mayor tiempo, será menor el ahorro.
Volviendo al peso, a mayor cantidad de kilos, menor será el gasto energético.